16- Carla y Rebeka

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- Si tomaremos cartas en el asunto, hay que apresurarnos.- sentenció Carla apoyándose con elegancia en un mueble marrón y negro de la habitación de Rebeka.

- Si, lo se. Encontré algunos detalles que contradicen bastante la historia que le contaron a Guzmán.- contestó buscando entre sus cajones las pruebas de aquello.

- ¿Como qué?- le preguntó la rubia curiosa pero manteniendo su postura fría y distante.

- Como que...- comenzó mientras que le tendía unos reportes médicos.- ... poco después de que la pija ésta "muriera", Samu recibió un tratamiento médico porque creía estar alucinándola. Al principio me pareció de lo más normal considerando que el chaval la había visto desangrándose y muriéndose... pero luego, Nadia e incluso Ander, que no tenía ni tres pelos que ver con esto, también la vieron. Y, por pura coincidencia, todo esto ocurrió en las mismas semanas en que la familia de Guzmán viajó al pueblo natal de sus abuelos.

- No te sigo...- confesó Carla en un suspiro estresado.

- Marina va contando el cuento de que sus padres la enviaron fuera del país sin que ella supiera y que no se enteró después de meses donde se encontraba. Todo para que le reduzcan la pena social y que su hermano no la odie, pero ella estaba aquí las primeras semanas de las vacaciones de verano. Puede que aprovecharla la ausencia de sus padres y hermano para quedarse en su casa hasta que tuviera todo lo necesario para pirarse.

- Y mientras tanto, ¿por qué torturar a Samuel y a los demás?- indagó Carla tratando de buscarle sentido a todo aquello.

- Porque se sentía culpable, si es que es capaz de sentir algo.- explicó.- No sólo que se lió con el hermano de su novio, también se embarazó de él y planeó fugarse. Todos dicen que era una reina del drama, no sería raro que encontrara cierto placer en ver a Samuel llorando por su ausencia.

- ¿Y cómo piensas probarle todo eso a Guzmán y los demás?- cuestionó la rubia teniendo todo más en claro.

- Tranquila, princesa. Que tengo mis talentos.- le respondió.

- Tenemos otros problemas también.- le comentó Carla recordando lo que le dijo Nadia.

Rebeka la miró con curiosidad y le indicó con la mano que siguiera.

- Nadia me ha contado un par de cosas. Pero el resumen del libro es que quiere convencer a Samuel de que solo estoy jugando con él...- suspiró muy seria.

- Pues eso es más un favor que un problema.- repuso Rebeka cruzándose de brazos.- No le vendría mal al Samu abrir los ojos un poquitín.

- Ya.- intentó ignorar aquello lo más serena que pudo.- El tema es que si lo termina por convencer de que termine conmigo, es para quedárselo ella, no para que te lo quedes tú.- añadió haciendo énfasis en la última palabra.

El rostro de Rebeka se oscureció de repente. No venía trabajando en su amistad con Samuel por más de dos años para que ahora llegue Marina a arruinar todo.

- Samu no es tan idiota para caer así por ella.- Rebeka intentó convencerse a su misma.

- Tú no los conociste juntos.- le respondió Carla un poco más pensativa.- Eran "Samuel y Marina". El duo inseparable, incluso antes de comenzar a salir.

- He oído algo...- suspiró Rebeka mirando al suelo.

- Si él vuelve con ella, no solo pierdo yo, y por algún extraño motivo, tú, pero él también.- aclaró Carla.- Ella sí que jugaba con Samuel.

Y así, sin palabras, ambas estrecharon manos en un pacto secreto de desenmascarar a la pelirroja.

- Aún así, no veo el gran propósito de exponer lo que hizo.- confesó Carla con seriedad.

- ¿Que no te has dado cuenta, tía?- exclamó Rebeka sorprendida.- Esa pija los podrá haber herido, pero están comenzando a ceder. En el momento en que cedan, volverá a caer en su telaraña de mierdas... entre ellos Samuel.

Carla asintió pensativa.

- Estamos haciendo esto para proteger a Samuel.- le sonrió Carla de forma sarcástica.- Lo que no significa de ninguna manera de que tengas algún tipo de oportunidad con él. ¿Vale?

- Ya lo veremos, rubia.- contestó Rebeka, que no se dejaría amedrentar por las palabras de ella.

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- ¡Hey!- exclamó Samuel emocionado al ver a Carla aparecer por la puerta del departamento.

Se levantó del sofá, donde se encontraba leyendo un libro, y corrió hacia ella para levantarla entre sus brazos y girar sobre su propio eje.

- Hey...- masculló Carla riendo por la bienvenida.

- Te extrañé, preciosa.- le susurró al ido mientras que la abrazaba.

- Y yo a ti.- agregó ella apretándolo contra su pecho con mucha más intensidad.

De repente, Samuel sintió la necesidad de comenzar a besar su cuello, lo que provocó un estremecimiento de placer por parte de Carla.

Sin decir una palabra, ella dió un pequeño salto elegante impulsado por sus manos en los hombros de Samuel para enredar sus piernas en el abdomen de él, quien anticipó aquel movimiento como si estuviera ensayado, y la atrapó en el aire.

Terminaron el baño de abajo con Carla enfrentando el gran espejo del lavabo, y Samuel detrás de ella disfrutando de ver todos los gestos que ella hacía gracias a través del espejo.

Gracias a la, exageradamente, magnífica acuática del baño, Samuel estaba deleitado escuchando cada ruido que salía del cuerpo de ella magnificado.

- Te amo.- suspiró Carla después de la emoción del momento, abrazada a su torso y acariciando sus músculos, mientras que estaban en el sofá.

- Te amo.- le respondí él mirándola a los ojos.

Carla le sonrió ampliamente y se quedó mirándolo un rato.

- Cuando sonríes, no se quien es más feliz, tú o yo.- le susurró besándole la punta de la nariz.

- Prométeme que me amaras así por siempre.- le pidió ella de repente con un todo preocupado. Saber que había otras dos mujeres en el mundo tratando de alejarlo de ella, y que probablemente, harían hasta lo imposible.

- Solo contigo me atrevo a hablar de eternidad.- le aseguró mirándola a los ojos.- Te prometo que fuiste, eres y serás la única mujer a la que amaré.

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