57- Ari

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La fiesta de los Nunier se acercaba eminentemente, y Carla recurriría a todos sus recursos para mantener a la hija mayor de los hermanos Blanco lejos de su Samuel. Sí. Con el pronombre posesivo y todo.

La heredera de los marquesados de Caleruega, estaba decidida a asistir deslumbrante a la fiesta. Porque, como ella había previsto, se montó una gran bienvenida para la familia arribante. Lu, que sentía una gran rivalidad hacia Ari a pesar de solo conocerla por medio de las redes, llevó a Carla con ella a comprar los atuendos que usarían en la fiesta del Sábado.

El Viernes previo fue muy apacible para Samuel y Carla. Ella se despertó temprano, desperezándose un poco, intentando adecuar sus recién abiertos ojos a la luz que la ventana dejaba entrar en la habitación.

Rodeándola, como de costumbre, estaba el brazo desnudo de Samuel abrazándola con fuerza, aún al estar dormido.

Ella sonrió y volteó para poder verlo de frente, ya que él comenzaba a despertarse.

- Buenos días...- le susurró ella mientras la apretaba más hacia su cuerpo.

- Podría acostumbrarme a esto.

- Bueno, cuando nos vayamos a la universidad, será rutina.- apuntó ella intentando quitarle peso al asunto, pero en realidad, la ansiedad porque ese futuro tan perfecto llegara, la comía por dentro.

- Hablando de futuro... tenemos que comenzar a investigar acerca de casas o apartamentos.- Samuel le acariciaba la pierna que ella tenía cruzada sobre la cadera de él.- A no ser que planees vivir bajo un puente.- la molestó.

- Hanover suele ser muy accesible.- Carla se acomodó mientras jugueteaba con la mano de Samuel, que estaba entrelazada con la suya.- Eso he leído.

- No iremos por lo accesible, Carla.- él habló con seriedad, pero también con dulzura en la voz.- Tenemos la posibilidad de poder permitirnos ciertos lujos. ¿Por qué no hacerlo?

- Tienes razón... De tomas maneras, pensaba que lo más complicado será ponernos de acuerdo en la decoración y ubicación de los muebles. Digo, tú eres más de lo...- Samuel la interrumpió abriendo bien los ojos.

- Estás a cargo de todo.- aseguró.- No quiero pelear por cosas como esas. Además, tú eres la experta.

- Ten cuidado con lo que dices. Te puede salir muy caro.- Carla se apoyó sobre su brazo sonriéndole con picardía.

- ¿Más caro que un psiquiatra después de pasar horas contigo discutiéndote que el celeste y el turquesa son el mismo color? No lo creo.- rió Samuel, recordando aquella vez que jugaron a la "batalla de los sexos", un juego de mesa que Valerio les había regalado, en el cual intentaban superar a su sexo opuesto en todas las categorías posibles para demostrar quien era superior... Pero cuando llegó el momento de diferenciar tonos de colores similares, la verdadera batalla comenzó, ya que Carla, muy frustrada, intentaba hacerle entrar a razón mostrándole dos tarjetas que apenas se diferenciaban un par de tonos y le pedía que identificara cuál era turquesa y cuál era celeste.

"¡Te has vuelto daltónico!" se exasperaba Carla anotándose un punto para ella y avanzando su peón.

- Si... no hay manera que podamos decidir juntos de qué color pintaremos las paredes.- Carla se contagió de la risa de su novio.

- Vale. Pero ponerme manos a la obra con el tema de "investigación inmobiliaria" requiere que decidamos si queremos buscar una casa o un departamento.

- Seria lindo tener un jardín... y no tener que tomar un elevador todo el tiempo.- pensó ella en voz alta.

- Una casa será.- besó su cabeza antes de levantarse y dirigirse al baño para ducharse antes de ponerse el uniforme.

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora