37- Yeray y celos incontrolables

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Después de aquel Sábado intenso, el Lunes parecía ser un prometedor día de clases. Más allá del problema entre Lu y Valerio, y el hecho de que Guzmán no debía de darse por enterado, no había mucho más drama en Las Ensinas.

A pesar de ser en comienzo de semana, Carla despertó a Samuel en la madrugada por unas sorpresivas ansias de intimidad matutina, algo que los mantuvo ocupados una buena parte de la mañana y por lo que llegaron tarde a clases... pero con el mejor humor posible.

Ambos se habían perdido varios días de clases con todo lo del viaje a Texas y más con el improvisto de Marina. Pero no se habían atrasado casi nada, ya que eran buenos compañeros de estudio, a pesar de obvias distracciones que les impedían concentrarse.

Valerio había faltado al colegio ese Lunes, y Lu se propuso pasar los recreos y el almuerzo con Cayetana. Pero aún así estaba preocupada por el efecto de la carta en el chico.

- Debo ir a economía ahora, ¿te veo en el almuerzo?- preguntó Samuel tomando de la barbilla a Carla.

- Claro.- le susurró peinándolo con los dedos y sonriéndole con cariño.- Yo iré a química.

Así cada uno se despidió y caminó hacia lados opuestos del pasillo. Tomaron sus respectivas clases, las cuales se les hicieron interminables, y se dispusieron a encontrarse en la cafetería.

Pero, de camino a la misma, alguien detuvo a Carla.

- ¡Carla!- un joven de piel oscura se acercó adelantando el paso rápido hacia ella.-... eh, ¿estás bien?

- ¿Cómo?- preguntó confundida.

- Digo... que nunca fuiste de faltar tantos días a clase... y que estoy aquí si necesitas algo...- se encogió de hombros mientras Carla hacía gestos de estar incómoda.

- A ver, te quedas mirándome en los pasillos, sabes que nos de faltar mucho a clase, te sabes mi nombre... joder, para llevar sólo dos minutos de existencia me estás empezando a dar un poquito de miedo.

Y allí el moreno le explicó a Carla que ella le había defendido una vez hace como tres años en las redes sociales.

Al parecer, y de lo que ella no se acordaba, era que Yeray solía tener sobrepeso y era acosado por ello.

Carla se conmovió al escuchar sobre aquel lado suyo. Defensora de inocentes. Porque hasta entonces, se veía como una cómplice de culpables.

- Apostaste todo al negro y ganaste...- comentó Yeray altaneramente, algo que provocó una reacción de gracia en Carla.- ¿Qué te iba a decir...? Ya es hora de que te cobres tu premio, ¿no?

- Ya, a ver, no estoy muy para premios pero, oye, encantada de volver a conocerte, Yeray.- y justo cuando estaba por voltearse para marcharse, éste la tomó del brazo delicadamente para evitar que se fuera.

Pero, para desgracia de él, Samuel vió la escena desde del fondo del pasillo y frenó en seco. Guzmán y Ander, que le acompañaban, enfocaron su mirada hacia donde él estaba mirando fijo y entendieron.

- No hagas nada estúpido, Samu.- le pidió el rubio reclinándose sobre una de las columnas.

- Cuando toquen a tu chica me dices si no haces algo estúpido.- apuntó antes de caminar a paso firme al lado de su novia. Y Guzmán comprendió aquel comentario, porque si se tratara de Nadia, probablemente reaccionaría igual.

- Hola.- saludó Samuel al llegar a su lado antes de depositarle un beso en los labios para nada sutil a Carla.

- Hola...- respondió intentando recuperar la respiración después de aquello.- Él... es Yeray. Un compañero que teníamos hace como tres cursos. Yeray, este es...

- Samuel, novio de Carla.- se adelantó tendiendo la mano para que el moreno se la estrechara, lo que hizo, pero lo lamentó en cuanto Samuel apretó con bastante fuerza.

Carla se dió cuenta de ésto y se cubrió la cara sutilmente como se estuviera tapando el rostro del sol.

Yeray, se había olvidado de la existencia de Samuel. No por ser novio de Carla, pero más por su shockeante cambio físico. Más alto, robusto, musculoso e imponente.

En otro momento, se habría animado a hacerle frente, pero dadas las circunstancias, prefería no hacerlo.

- ¿De hace tres cursos?- preguntó Samuel con voz dura mientras afirmaba a Carla de la cintura.- Que raro. Nadie te ha mencionado.

- Si, si... de hecho eso le explicaba a Carla. Desde que perdí todo ese peso, ya nadie me reconoce.- suspiró sonriendo nerviosamente.- Pero de alguna manera, le he hecho recordar.

- Claro que si. Mi reina tiene una memoria increíble. Recuerda hasta lo inútil.- apuntó con una sonrisa sarcástica y haciendo énfasis en la última palabra.

Carla abrió los ojos grandes comprendiendo por el lado por el cual Samuel estaba llevando la conversación.

- No sabía que estaban juntos.- el moreno cambió de tema rápidamente.

- Pues ya ves que si.- comentó él abrazando a Carla más fuerte.- Es fácil de comprender cómo terminé siendo de ella, pero lo difícil el comprender porqué la vida me permite que sea mía.- dijo apretando los dientes al final.

- Como sea, nos tenemos que ir a almorzar ahora, ¿a qué si, amor?- acotó Carla intentando evitar más incomodidad.

- Claro que si, mi chica tiene que alimentarse.- apuntó él dándole la espalda a Yeray y dirigiéndose con Carla hacia la cafetería.

Eligieron una mesa que estaba próxima a una ventana, y se sentaron con sus respectivas bandejas.

- ¿Me explicas qué fue eso?- preguntó ella cruzándose de brazos al verlo comiendo tan plácidamente como si nada hubiera pasado.

- ¿Qué cosa?- se encogió de hombros fingiendo inocencia.

- Por favor, Samuel.- apuntó Carla.- Era obvio que estabas marcando tu territorio... Sería lo mismo que orinaras a todo mi alrededor.

- No sé de qué hablas...

- ¿A no? Porque yo nunca he escuchado tantos pronombres posesivos en mi una misma oración en mi vida.- acotó intentando que él confesara.

- Bueno, ya.- se rindió.- Pero no le dije que no sea cierto, ni nada malo...

- Amor... prácticamente le dijiste que era un inútil.- bromeó Carla riendo al recordar la situación.

- ¡Ya ves! Nada que no sea cierto.- repitió sonriéndole inocentemente.

- Ay, Samuel.- suspiró ella riendo.- ¿Qué voy a hacer contigo?

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RECICLANDO UNA ESCENA DE ÉLITE QUE NOS DEJÓ MUY POCO SATISFECHOS

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora