70- Madrid, no llores por mi

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- Me llamarás en cuanto lleguen.- ordenó Pilar, pero su voz temblorosa dificultó que se oyera autoridad en la oración.- Sabes que no me gusta no estar en contacto cuando estamos tan lejos.

- Vale.- repartió Samuel por lo que parecía ser la décima vez en un minuto.

La despedida en el aeropuerto se hacía cada vez más larga, y cada vez más lágrimas lograban escapar de los ojos de varios.

Afortunadamente, Lu, Guzmán, Nadia y el resto del grupo de recién egresados viajarían un par de semanas después a comenzar sus clases en Virginia, New York e incluso Delaware. Pero tenían la ventaja de que podían acentarse en sus dormitorios en cualquier momento luego del comienzo de ciclo escolar. Por más poco útil que sea, sus compañeros eligieron tomar ese camino. A diferencia de Carla y Samuel, que debían llegar antes a recibir su casa cerca del campus.

Cerca de la puerta de pre-boarding, luego de haber despachado sus maletas, la pareja se despedía de sus seres queridos de poca gana. Hacia un largo rato que la despedida se alargaba con consejos para tener un buen viaje.

- Papá...- volvió a quejarse Carla al recibir una nueva recomendación de Teo, que necesitaba saber que su hija podía viajar sola a otro continente.- Te avisaré apenas lleguemos, no te preocupes.

- Quiero que me llames, ¿queda claro? Cualquiera podría tomar tu móvil y enviarme un mensaje.

- Vale, vale.- el cansancio de a Carla se transformó en ternura al percibir la preocupación genuina de su padre.

Volteando a tomar su bolso que estaba en brazos de su madre, la vió limpiarse rápidamente unas lágrimas escurridizas que delataron sus verdaderos sentimientos respecto al hecho que su hija esté dejando el nido.

- Nos veremos seguido.- prometió su hija, que no quería apuntar acerca de la emotividad de su madre. Sabía bien que era más orgullosa que ella que su padre.

- Lo sé.- cubrir una voz quebrantada era uno de los muchos talentos de Beatriz, pero no le sirvió de nada en aquel momento.

Sin pensarlo doz veces por temor a arrepentirse, Carla se lanzó a sus brazos y la abrazó como nunca lo había hecho de pequeña. Fue recíproco poco después de superar la sorpresa del momento, y así permanecieron unos minutos.

Aprovechando el emocional momento de madre e hija que atraía la atención de la familia de Samuel, Teo se acercó a él con una expresión seria que le helaría la sangre a quien se cruzara con su mirada.

- Has demostrado ser un buen muchacho. Pero  siempre estarás en la cuerda floja cuando se trata de mi hija.- advirtió severo.- Espero que no me decepciones.

- Con su hija no me permito marco de error alguno. Puede tener mi palabra en eso.- la sinceridad de las palabras de Samuel parecieron apaciguar a Teo, que le sonrió levemente y le estrechó la mano.- De todos modos, gracias por confiar en mi respecto a ella. No se arrepentirá.

Una delicada mano reposó sobre su hombro y unos labios rosaron tiernamente su mejilla, avisándole que ya era hora de partir.

Aquellos ojos verdes que adoraba, y al mismo tiempo lo aterraban de tanto control que tenían sobre él, le hicieron una pregunta sin hablar: ¿estás listo?

Samuel solo asintió y besó su frente. Se acercaron a los familiares de ambos y se despidieron lo más brevemente posible, tratando de evitar que todo se volviera más emotivo de lo necesario.

Llevaron a Nemo en su canal a despachar, que estaba dormido gracias a una pastilla que les reseteó el veterinario, y Carla se encargó de intimidar muy elegantemente a los encargados de equipaje para que trataran a su cachorro con lujo de delicadeza.

Una vez listos para el despegue, cada uno en su asiento, se tomaron de las manos y se fueron un pequeño apretón.

- ¿Crees que estarán bien?- Carla no podía dejar de pensar que quizá estaban causando un daño irreparable a sus relaciones familiares y con sus amigos.

- No los estamos abandonando, Carla. Solo estamos siguiendo con nuestras vidas.- le indicó con dulzura.- Les dolerá, pero no se desausearán. Se tienen los unos a los otros.

Sin responder nada en específico, Carla solo reposó su cabeza en su hombro y sucumbió al sueño.

_._._

A pesar de un poco de turbulencias, el viaje hasta Vermont fue bastante placentero para ambos.

Primera clase era algo nuevo para Samuel, que poco viajaba, y cuando lo hacía era en clase económica. Pero Carla insistía que era mucho mejor viajar con comodidad, mucho más cuando se trataba de un vuelo de más de doce horas.

- Necesito comer algo que no sea comida empaquetada.- se quejó ella apenas estaban buscando sus maletas y el canil con Nemo dentro.

- ¿Quieres parar en algún restaurant?- contestó arrastrando todo el equipaje sobre el carrito del aeropuerto que les facilitaba la movilidad, mientras Carla caminaba muy resuelta a su lado hacia la salida de la puerta de desembarque.

- No... solo quiero llegar, ducharme y dormir.- la respuesta contradictoria provocó una risa frustrada en Samuel, que negó con la cabeza divertido.- Quizá podríamos comer algo en el coche de camino.

- Lo que tú digas.- suprimiendo un bostezo, observó a Carla agregar al carrito su bolso de mano fuxia que solo contenía su móvil, cargador y sus auriculares.- ¡Por favor, señorita Rosón, agregue más cosas!- exclamó Samuel.- Su novio está encantado de pasear todo su equipaje y su perro por el aeropuerto mientras usted se recupera del agotador viaje de doce horas.

- Te recuerdo que soy una marquesa.- le comentó altaneramente a modo de juego.- Lo que quiere decir que debes tratarme como de la realeza.

- Te recuerdo que aún no eres marquesa. A no ser que tengas planeado un asesinato planeado para tu madre.- le devolvió dándole un ligero empujón con su hombro.- Lo que quiere decir que aún eres la marquesita. Así que no estoy enteramente a tu servicio... sino al de tu madre.

- No sé porqué eso suena tan asqueroso.- bromeó ella.

- Dicen que si quieres saber cómo tu novia se verá en sus años dorados debes conocer a tu suegra. ¡Y vaya que te verás guapísima!

- ¡Véte a la mierda!- contestó la rubia provocando una carcajada por parte de su novio, que liberó uno de sus brazos para abrazarla de costado por la cadera.

Después de risas y una corta conversación sobre qué podrían comer camino a su destino, el coche que los debía buscar llegó justo a tiempo.

- Ya me decidí.- anunció Carla al subir junto a Samuel.

- ¿Qué será?- preguntó él volteándose con una sonrisa en los labios.

- Macarrones.

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ATENCIÓN LECTORES:
A partir del próximo capítulo habrán algunos cambios:
1- La historia NO será contada desde el narrador en tercera persona (o narrador omnisciente). Sino que será contado directamente por Samuel y Carla.
2- Los capítulos no continuarán después del número 70, sino que se contará a partir de 1, ya que está será una segunda parte de la historia.

¿QUÉ ESPERAN QUE OCURRA EN ESTA SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA?

ESPERO LEER SUS COMENTARIOS.

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