60- El qué hacer

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- Si ya presentaron el caso, se volverá mediático en poco tiempo.- comentó Samuel paseándose de un lado a otro en el despacho de Teo.

El padre de Carla le soltó la bomba a Samuel apenas arribó a la mansión. Christian y su familia, con ayuda de un prestigioso abogado que pudieron costear gracias a la ayuda financiera que Teo les brindó tiempo atrás, ya habían presentado el caso.

Tanto Beatriz como su hija, no se daban por enteradas del conflicto. No por ser sosas o lentas, sino porque suegro y yerno habían pactado dejar a las damas fuera del problema y resolverlo ellos mismos.

- No sucederá.- aseguró Teo observando el resto de Jack Daniel's que se encontraba en su vaso de vidrio.- No llegará a eso.

- Si es que encontramos una solución antes.- apuntó Samuel quedándose estático en su lugar.

El padre de Carla lo observó detenidamente intentando adivinar qué ocurría en su mente.

- ¿En qué has pensado, chaval?- preguntó con curiosidad, ya que el rostro de Samuel recuperó un poco del color perdido al entrar a su despacho.

Después de mirarse por un segundo que pareció eterno, Samuel suspiró con pesar y dió un paso en la dirección de su suegro.

- Teo, sabes que amo a tu hija con todo de mi, ¿verdad?- preguntó seriamente mirándolo a los ojos.

Por supuesto que lo sabía. Teo podría ser un poco frío y distante con la vida en sí, pero no era tonto. Le costó aceptar que aquel muchacho pudiera amar a su hija tanto como él, y ahora estaba agradecido con la vida de que ella lo tuviera a su lado.

- Lo sé.- respondió con una media sonrisa.- Lo que no sé es a qué viene la repentina pregunta.

- Entonces sabrás que no hay ningún mundo en el que yo pueda vivir sabiendo que Carla no se encuentra a salvo.- apuntó.

- Samuel, ¿qué es lo que pretendes decirme?- la incertidumbre no era algo con lo que Teo se llevara bien.

- Mientras menos sepan, mejor es para ambos.- aseguró Samuel con una determinación que sorprendió a su suegro, y para ser honestos, a él mismo.- Solo prométeme que le harás saber cuánto la amo.

El limbo de pensamientos que invadían a Teo era inexplicable. No tenía idea a dónde se dirigía aquella conversación.

- Ella lo sabe.- fue lo único coherente que pudo decir.

- Necesitará que se lo reafirmen.- comentó Samuel dirigiéndose a la salida del despacho, pero la voz de Teo lo paró en seco.

- ¿Entonces no me dirás qué es lo que planeas hacer?

- Lo que te prometí que haría la primera vez que nos conocimos. Cuidarla.- volteó y luego desapareció detrás de la puerta.

_._

Carla estaba relajada en el sofá del apartamento mientras Nemo masticaba un hueso de plásticos que le habían comprado con Samuel la semana anterior.

No sabía porqué Samuel tardaba tanto, y se temía que algo le hubiese pasado. La charla con su padre de la que aún sospechaba era una espina en su duda.

Volteó con emoción al sentir las llaves del apartamento moverse en la cerradura.

- Hola.- la saludó él, también acariciando a Nemo, que se desesperaba por atención de su recién llegado dueño.

Carla no respondió verbalmente, solo se arrojó a sus brazos y se perdió en entre los brazos de su novio, que la abrazaba con un dolor inexplicable en su corazón.

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora