Samuel siguió depositando besos por todo el cuello de Carla hasta llegar a su pecho y continuó por su abdomen. Sintió las jaladas de cabello y sonrió orgulloso ante aquel placer que generaba.
Carla aún dudaba que hacer eso sobre la cama de su amiga (y cuñada valga dato) fuera lo más sensato, pero cuando Samuel tomó sus rodillas y las colocó sobre sus hombros perdió el privilegio de pensar y razonar.
El deseo nublaba a Samuel cuando entró en ella de forma lenta pero fuerte, y consiguió que con solo dos embestidas, encontraran un ritmo que favoreciera a ambos.
-.-
- ¿Crees que podamos hacer esto cuando lleguemos a Dartmouth?- de repente preguntó ella recostada sobre su pecho. Los brazos de Samuel rodeándola protectivamente mientras sentía el latido de su corazón alinearse con el de él, así de especial era lo que tenían.
Después de que Samuel pudiera deshacerse de toda la ropa que cubría a su bella y deslumbrante novia, dió rienda suelta a todo lo que venía conteniendo desde hace unos días. Exhaustos y tratando de recuperar el aliento, se acurrucaron juntos hasta que Carla rompió el silencio.
- Creo que podemos hacerlo en cualquier lado.- bromeó él sin entender el sentido de la pregunta.
- No me refiero a eso...- rió ella apenas.- Digo, una vez que la vida de universitarios nos absorba y estemos tratando de acostumbrarnos a un nuevo estilo de vida, ¿crees que podamos estar así?... ¿siendo sólo Samuel y Carla?
La mueca que él hizo no la dejó para nada tranquila.
- También estoy asustado.- le susurró lo suficientemente alto para pudiera escucharlo.
- ¿Y si no funciona?- inquirió dejando de lado su coraza que la protegía de las decepciones de la vida.
- La única manera en la que podría dejar de funcionar, es si dejamos de intentar. Yo no planeo en hacerlo.
- Pues yo tampoco.- contestó sintiéndose un poco atacada por el comentario.
- ¿Entonces por qué te preocupa?
Dejó salir un largo suspiro y levantó la vista para encontrar sus ojos.
- No creo poder estar a la altura de una vida adulta.- confesó con lágrimas asomándose por sus rubias pestañas.- He vivido toda mi vida con amas de llave, servicio de limpieza, cocineros... ¿cómo podría cuidar de nuestra relación si no puedo cuidar ni de mi misma?
- Carla, ¿de dónde viene todo esto?- él comenzó a exasperarse.
- ¡Solo piénsalo! ¿Quién ha sido el que buscó la casa donde viviremos?- replicó, y Samuel desvió la mirada al conocer la respuesta.- ¿Quién se aseguró que contara con servicios de gas, agua y luz?¿O que el barrio sea seguro?
¿O quién está abriendo nuestras cuentas en el exterior?- Amor...
- O mejor aún, dime ¿quién es el que lava nuestra ropa y cocina cada almuerzo y cada cena?- a este punto, Carla ya estaba casi gritando y las lágrimas recorrían todo su rostro.
- Si lo piensas, soy como tu ama de llaves.- bromeó y le dirigió una sonrisa tratando de alivianar la situación.
No tardó en percatarse de que fue una pésima idea, ya que Carla lo miró furiosa enderezándose para largarse de la cama.
- ¡Oye, oye! Vale, lo siento, no quise ser insensible.- se disculpó apresurado mientras la capturaba de la cintura y la atraía hacia él nuevamente.
- ¿Siquiera te importa lo que siento?- masculló entre dientes tratando de sonar molesta, pero lo único que pudo dejar ver, fue su dolor.
- No preguntes algo tan insensato. Claro que me importa... pero no lo has pensado del otro lado.- apuntó negando con la cabeza.
- ¿Qué otro lado?
- ¿Quién prepara el café todas las mañanas; alimenta y pasea a Nemo, además de llevarlo al veterinario; planea citas sorpresa; prepara itenerarios escolares para ambos; tiene girls-night con mi madre y hermana...?- el llanto se había acallado en una risa y ella lo miraba con sus grandes ojos verdes tratando de descubrir el punto de mencionar todo aquello.
- No se compara.
- Claro que no, porque no debes compararlo. Carla, lo que tú haces, yo no puedo hacerlo. Y lo que yo hago quizás es algo complicado para ti. ¿Pero no lo ves? Nos complementamos. Gracias a ti me ahorro horas de estar sentado en una tienda de zapatos sosteniendo bolsos, y gracias a mi, no debes preocuparte por lavar la ropa, sino en usarla.- bromeó y ella rió genuinamente, dándole a entender que el palito había terminado.- No le quites peso a lo que haces por nuestra relación. Es importante, créeme que lo es, por lo menos para mi.
- Vale.
- Todo irá bien, ya verás que sí.- le aseguró dándole pequeños y rápidos besos en su cabeza.
- Desearía poder creerte.
Creer... que estupidez. Cuan fácil es creerse la mentira pero no la verdad. 'Supongo que así funciona el mundo' pensó Samuel.
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Mío o de nadie
FanfictionDespués de que el su plan terminara en fracaso (terminada la segunda temporada), Samuel termina por convencer a Carla de que le de una oportunidad para demostrarle que nada fue un juego para él. Con mutuo esfuerzo para vivir una relación sin mentira...