Mío o de nadie

27- Celos y almuerzo

A pesar de que el regreso de Marina había causado muchos estragos en Las Encinas y sus alumnos, comenzó ser aceptada nuevamente por sus compañeros. No la veían como una traidora, si no como una niña que fue lo suficientemente valiente como para dejar todo lo que conocía y adentrarse a lo desconocido para cuidar el nombre de su familia...

Por supuesto que no era lo opinión de el grupo que sufrió las consecuencias de aquel acto "valeroso".

- Iremos juntos a clases de gimnasia, ¿verdad?- preguntó Cayetana acercándose a Nadia, Samuel y Carla, que se encontraban saliendo de clase de calculo avanzado.- Si llego por mi cuenta, me tirará la bronca de la última clase.

- Claro.- le respondió cariñosamente Carla. Aunque Caye no lo supiera, eran algo similar a cuñadas, y no quería empezar con el pie equivocado.

- De todas maneras, deberías de dejar de corregirla cuando habla.- le sugirió Nadia.

- Es para que no pase vergüenza en un futuro.- se defendió Cayetana, a lo que Samuel sonrió divertido.

- De hecho,- comenzó Carla mirándolo inocentemente.- Samuel y yo tenemos que hacer algo. Pero les alcanzaremos luego.

- Si...- logró decir él un poco confundido. No sabía qué estaba planeando Carla, pero le seguiría la corriente.

En cuanto Nadia y Cayetana desaparecieron por el pasillo, Carla tomó a Samuel del brazo y lo arrastró por todo el colegio hasta llegar a una habitación de química que estaba cerrada para los alumnos, ya que la estaban terminando de remodelar.

Lo sentó de golpe en una silla que allí había de paró seriamente frente a él.

- Bájate el pantalón.- le ordenó.

Samuel, sin siquiera darse el tiempo de procesar cualquier tipo de información de lo que estaba ocurriendo, se bajó el pantalón desesperado y expectante ante el próximo movimiento de Carla.

- Ella, se colocó sobre él a horcajadas y, sin permitirle entrar en ella, se movía sobre el miembro erecto de él haciendo que perdiera todo rastro de cordura.

- Llegaremos tarde.- comentó como si nada. Se levantó, de subió la ropa interior y se apoyó casual sobre el marco de la puerta esperándolo.

- Tienes que estar de coña.- se frustró él, que estaba por explorar en cualquier momento.

- ¿Por qué?- fingió un gesto inocente con la cabeza.

Samuel empujó con fuerza su intimidad para que entrara dentro del pantalón y sus bóxers, pero era una misión casi imposible.

Eventualmente, lo logró, con mucho dolor.

- Me las vas a pagar.- le advirtió a Carla que estaba sonriente viendo toda la escena desde la puerta.

- Lo sé.- se encogió de hombros.

- Vale...- la miró amenazantemente siguiéndole el juego de seducción.-...pero cuando no puedas caminar, no te quejes.

Al llegar al sector de entrenamiento, ambos se estaban matando con la mirada. Carla sabía que él estaba adolorido por lo de más temprano, y le daba cierta gracia.

- Has llegado tarde.- lo sorprendió Marina tocándole el hombro. Estaba claramente nerviosa.- Ya han armado las parejas...