- Llevaré la mejor reserva de la bodega, ¿crees que sea suficiente?- preguntó Carla ansiosa.
- Linda, él quiere conocerte a ti, no a tu negocio familiar.- la tranquilizó Samuel, que se encontraba hojeando un libro en el sofá.
- No quita el que pueda dar una buena primera impresión.- apuntó ella caminando de un lado para el otro en la sala.
- Carla, mi padre ya te adora. Le he hablado mucho de ti, no te preocupes.- intentaba convencerla levantando la vista del libro.
- Por supuesto que a ti te ha dicho que le agrado, Samuel. Eres su hijo. Algo muy distinto es que lo sienta en verdad.- apuntó severa.- Así que daré lo mejor de mi.
Se encontraban a Jueves, dos días antes de la visita a la quinta que tenía tan preocupada Carla.
- ¿Crees que deba vestirme formal?.- preguntaba sin quedarse quieta en un sitio.- Aunque considerando que es una quinta, algo más informal sería mejor, ¿no?
- Te verás radiante aunque uses una bolsa de consorcio como vestido, Carla...- le aseguró él.
Ella se detuvo y lo miró seriamente. Estaba recargándose su sobre una piernas, dejando la otra flexionada. Su largo cabello rubio estaba un poco despeinado, pero de una manera extrañamente adorable.
Llevaba puesta una camiseta suelta de baseball que le pertenecía a Samuel, pero que ahora ella utilizaba como pijama y ropa de estar. Nunca utilizaba nada más que su ropa interior en la parte de abajo y le encantaba andar descalza por el suelo, que al ser de madera, era muy cálido.
Samuel la observaba desde el sofá anonadado por su belleza. El sol que entraba por el ventanal gigante que tenía en la sala, iluminaba el cabello de Carla haciendo que se viera increíblemente dorado, casi blanco.
- Tengo miedo.- confesó después de mirarlo por unos segundos.
- Créeme que lo sé, preciosa.- se le acercó dejando el libro en la mesa ratona.- Pero no hay ninguna razón posible para que no le agrades. Eres la palabra 'perfección' hecha carne.
- Solo dices eso porque me quieres.- lo codeó mientras que se sonrojaba.
- Corrección. Te amo.- la corrigió tomándola entre sus brazos.- Y cualquiera que te conozca coincidirá conmigo. No te preocupes. Ya verás que te adorará.
- Vale...- se encogió de hombros.
Él se acercó a ella, y aferrándola de la cintura, la besó intensamente. Carla amaba aquellos besos improvistos. Le devolvió el beso aún más efusivamente entre sonidos de placer que salían de su boca.
Samuel comenzó a meter ambas manos por debajo de la camiseta, que al ser suelta, le daba fácil acceso a su torso. Las manos varoniles de él comenzaron a tocar todo el cuerpo de Carla, provocando que ésta se perdiera en las sensaciones que le estaba proporcionando.
- Podría tener cada parte de ti presionada contra mí, y aún así desearte más cerca.- suspiró el entre besos.
- Pones cursis a mis demonios.- rió ella tirando su cuello para atrás, dándole un mejor acceso.
Al estar tan pegada al cuerpo de Samuel, la entrepierna de Carla notó con facilidad cuando su momento romántico pasó a mayores.
El móvil de él se encontraba en el bolsillo trasero de su jeans cuando comenzó a vibrar, notificando un mensaje. Samuel estaba tan absorto en el cuerpo de Carla, que no se percató cuando ella lo tomó para silenciarlo, y susurró 'joder' con un tono indignado.
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Mío o de nadie
FanfictionDespués de que el su plan terminara en fracaso (terminada la segunda temporada), Samuel termina por convencer a Carla de que le de una oportunidad para demostrarle que nada fue un juego para él. Con mutuo esfuerzo para vivir una relación sin mentira...