SAMUEL POV:
No se me hizo difícil imaginar que Carla estaría despierta solo cinco minutos luego de devorar su comida en el coche. A pesar de haber dormido las doce horas del vuelo, mi novia tiene muy poca predisposición de mantenerse consciente cuando no le apetece.
Gracias a Dios, nuestra casa estaba a tan solo cuarenta minutos del aeropuerto. Nuestra casa. Suena tan irreal. Definitivamente no es donde me veía en un plan a largo plazo mientras jugábamos a los amantes prohibidos en la secundaria.
A veces me pregunto si nos movemos muy rápido. Si quizá ella solo aceptó mudarnos juntos por cuidar de mis sentimientos. Después de todo, no es muy normal ver a una pareja de 19 y 18 años mudarse de buenas a primeras en cuanto terminan sus estudios de bachillerato. Mucho menos a un pasante de derecho de diecinueve años, que alguna vez fue sospechoso de homicidio, mudándose con su novia de dieciocho años, quien de hecho fue acusada de encubrir dicho homicidio.
Pero todas aquellas dudas se diciparon casi instantáneamente cuando Carla ahogó un suspiro de emoción en cuanto entró a la casa. Desearía poder tener algún tipo de cámara especial que sea parte de mi retina para poder capturar aquella sonrisa y saltitos energéticos que llevaban aquella casa de pura alegría.
Nemo, nuestro fiel pero para nada educado compañero, entró corriendo a una velocidad sorprendente. Olfateó cada rincón y, de nos ser porque vió la puerta del jardín trasero ser abierta por mi, también hubiera orinado en cada rincón.
- Dime que tengo el poder absoluto en la decoración.- me suplica con una sonrisa que solo puedo identificar como maquiavélica, y es que ya sabe que le dire que sí a todo lo que pida. Por lo menos todo lo que no comprometa su bienestar.
- Te ha gustado entonces.- no es una pregunta. Sé todo lo que ella deseaba de derecha a izquierda. Paredes y pisos blancos, ventanales gigantes para que la luz del sol pueda remplazar la eléctrica, una isla de madera de roble con granito blanco en la cocina...
Y sé que cualquier otro se sentiría fastidiado de tener que considerar tanto detalle banal, pero si soy honesto, todo valió la pena para verla en felicidad plena comprobando que cada recoveco de nuestra casa son a acorde a sus deseos.
- Tenemos nuestras maletas, pero el camión de la mudanza no llegará hasta mañana a primera hora.- su sonrisa se torna en una mueca pensativa.- ¿Dónde dormiremos?
- Podríamos ir a un hotel a pasar la noche. Aunque no le veo mucho sentido a las diez de la noche...- mientras tomo una pausa para considerar esto, no se me escapa la decepción en sus ojos al tener que abandonar nuestra casa apenas llegamos.- O podemos tender unas mantas en el suelo y dormir frente a la chimenea.
Una estrella fugaz o incluso una aureora boreal serían humilladas por el esplendor y brillo de sus verdes ojos en cuanto termino de hablar.
- Podemos ordenar comida y ver una película.- en voz alta comienza a completar el plan para nuestra noche y yo solo asiento. ¿Qué más puedo hacer? Ya me tiene amarrado a su dedo meñique.- ¿Dónde está el IPad? No tenemos televisión aún.
El IPad. No mío. Ya no más. Al parecer todo lo que alguna vez me perteneció es enteramente de ella ahora. Y no me quejo para nada. Creo que no hay mejor sentimiento que escucharla hablar de nuestra casa, nuestro perro... nuestra vida.
Guzmán tenía razón. Me estoy volviendo idióticamente cursi por esta chica.
- En la maleta gris.- señalo mientras le hago señas a Nemo para que vuelva adentro.
La noche fue más tranquila que lo que esperaba. Luego de pedir comida china, Carla no duró ni diez minutos viendo la película que ella misma había elegido, que me parece una puñalada en la espalda, porque dejarme ver por mi cuenta "Diario de una Pasión" fue tortuoso.
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Mío o de nadie
FanfictionDespués de que el su plan terminara en fracaso (terminada la segunda temporada), Samuel termina por convencer a Carla de que le de una oportunidad para demostrarle que nada fue un juego para él. Con mutuo esfuerzo para vivir una relación sin mentira...