12- El regreso de M

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Después de unas semanas del incidente del almuerzo, Samuel, Valerio, Carla y Lu decidieron salir a cenar en parejas. La rubia le hizo prometer a Samuel que mantendría la relación de su amiga y el chileno en secreto, algo que el juró. No se permitiría volver a perder la confianza de Carla. Y así se formó un bello y fuerte vínculo de amistad entre los cuatro jóvenes.

- Y a los catorce Guzmán me advirtió de que me podría dar diabetes porque me encontró en el baño del colegio "aspirando azúcar por la nariz"- rió Valerio contagiando a los otros tres que casi no podían respirar de las seguidas carcajadas que les provocaba su amigo de cabello rizado.

- Ay, Valerio...- suspiró Lu mientras que sonreía y se acariciaba el puente de su nariz con su dedo pulgar e índice.

- Ya, hablando en serio...- agregó Valerio con mirada y sonrisa sincera.- Gracias por esto, chicos. Sabemos que no es lo convencional, pero significa mucho para mí- para nosotros el que estén aquí tratándonos como sus iguales, y no como algún show de circo.

Lu lo miró incomoda. Una cosa era salir a cenar como parejas, otra muy distinta era discutir el tema en la mesa.

- Querer a Lu como la quiero, es difícil de creer para las personas. Pero uno no elige de quien se enamora.- agregó.

- Sé de lo que hablas.- aseguró Samuel.- Carla me ha puesto el mundo de cabeza. Ella es el pedacito de cielo que siento con los pies en la tierra.

- Aw...- magulló Carla enternecida antes de depositarle un beso en la mejilla.

Después de unas largas confesiones de amor, los cuatro se fueron por su parte. Samuel y Carla al departamento, Lu y Valerio a su casa.

Después de enterarse de que el padre de Samuel era un abogado americano de renombre internacional, Teo dejó de oponerse a aquella relación. Por lo menos tenía la certeza de que a su hija no le faltaría nada. Así que las noches que pasaba fuera de casa, no recibía aquellas eternas reprimendas y sermones.

- ¿Qué te parece...- comenzó a decirle Carla con voz profunda y seductora mientras que lo empujaba a la cama.- si me ayudas a sacarme el vestido?

- Ya sabes la respuesta.- se abalanzó sobre ella desgarrando el vestido azul que llevaba puesto.

- La idea era que le bajes el cierre, no que lo destruyas.- le dijo Carla entre besos y risas.

- La necesidad de ti me gana.- apuntó él sonriéndole.

Se besaron, se amaron. No existía nada más en el mundo. Estaban ellos en su cielo que por instantes parecía un infierno de tanto que ardía. Aún así, no dejaron de recorrer cada centímetro cuadrado del cuerpo del otro. Eran toques llenos le deseo y palabras no dichas, que ellos entendían.

Después de disfrutar de otra noche entre sábanas mojadas, Carla se encontraba recostada en el pecho de él dibujando círculos en su abdomen.

Sonó el teléfono de Samuel, que se encontraba en la mesa de noche del lado derecho.

- Te llama Valerio.- se lo alcanzó ella aprovechando para estirarse un poco.

- Val, ¿está todo bien?- respondió Samuel preocupado, era muy de madrugada y no era propio de Valerio llamar a esas horas.

Carla solo observaba las expresiones del rostro de Samuel buscando por pistas de qué podría tratarse todo aquello.

- No, no estoy sentado.- respondió ante una aparentemente pregunta del chileno.- Estoy recostado con Carla.

Ella se enderezó mientras que se ponía la camisa de él para no tener frío, pero no le quitaba la mirada de encima.

- Val, vé al punto. ¿Qué está pasando?¿Por qué estás tan preocupado?- indagó Samuel mientras que acariciaba el cabello de la rubia con su mano libre.

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora