12- De vuelta en casa

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CARLA POV

Nos miramos esperando que alguien comience, pero ninguno parece ceder.

- Cuando tú quieras.- sonríe altaneramente, dejándome saber que no piensa entrometerse en mi parte.

- Al menos guíame.- me exaspero y levanto las manos en el aire.

- ¿Guiarte?

- No sé... es que no tengo idea de donde empezar.- confieso corriéndome el cabello hacia detrás de las orejas con ambas manos.

- Vale.- su voz se vuelve más aterciopelada y suave.- ¿Por qué no empezamos desde el principio?

Asiento con la cabeza. No tengo idea qué he hecho para merecerlo. Apuesta de más por mi.

- Yo...- mi mirada empieza a pasear por todos mis alrededores. Mis manos no se están quietas y mi respiración se agita.

Él sabe.

Mis ataques de ansiedad siempre han sido detonados por situaciones que no sé controlar o en las que me encuentro ignorante de cómo actuar. Y él siempre ha sabido calmarme.

Samuel toma mis manos con más fuerza e intenta ayudarme a respirar.

Él siempre sabe.

- Vale, empecemos con algo muy simple.- me dice buscando mis ojos con los suyos.- ¿Por qué te marchaste aquella noche del restaurante?

Okay, eso es algo simple.

- Te oí hablando con Lu en el baño.

Ahora es su turno de tensarse. Sus ojos esquivan los míos, pero se recupera rápido y vuelve a mirarme.

- Y creíste que...

- Y creí que me estabas siendo infiel.- confieso avergonzada.

A pesar de que él ya sabía mi respuesta, su rostro se encoge en decepción.

SAMUEL

- Después de todo...- niego con la cabeza.- Carla, tú lo eres todo para mi. No eres un momento en el tiempo o un amor circunstancial. Tú eres el punto final.

- Lo siento.- sus ojos verdes me inundan el alma.- La desconfianza me nubló el juicio, y estuvo mal el haber asumido algo tan estúpido sin antes hablar contigo. De verdad lo siento, pero...- cuando comienza a tartamudear y a hablar sin freno, levanto una mano para detenerla.

- Ya pasó. Me ha dolido que me creas capaz de algo tan bajo, pero entiendo cómo se debe haber visto aquella conversación.- le sonrío mientras acaricio sus nudillos.- No dió lugar a mucha imaginación, ¿a que no?

Y el sonido de su risa, por más pequeña que sea, es el único que quiero oír por el resto de mi vida.

- Aún así... lo siento.

- Ya.- respiro hondo antes de adentrarme en la pregunta que más deseo no preguntar.- Entonces, ¿qué pasó luego?

Sus hombros se echan para atrás y su mirada se ensombrece.

- Busqué un taxi...- comienza con lentitud evitando mis ojos a toda costa.-... y llamé a Yeray.

Prefiero volver a tener la charla con mi mamá antes de esta conversación.

- ¿Con qué propósito?- debo de ser muy masoquista para seguir buscando respuestas a preguntas que me hacen helar la sangre.

- Quería desquitarme contigo.- suspira, un poco más relajada.- No en ese sentido.- me asegura.- O quizá sí... no lo sé. Solo sé que quería que te doliera tanto como me dolió a mi.

- Bien... y luego, ¿qué ocurrió?

CARLA POV

En cuanto marqué a Yeray me dí cuanta de que no quería hacerlo.

Pero mi ego, orgullo y dignidad, todos dañados, me pedían a gritos que hiciera algo.

Cuando llegué a casa, el coche de él ya estaba allí.

Ya me había arrepentido en cuanto lo había llamado. No quería hacer esto.

- Pasa.- le indiqué al pasar por su lado dirigiéndome a la puerta sin detenerme.

Nemo y Ozzy me recibieron con su característica alegre hiperactividad, pero pasé de ellos y me dirigí a la cocina, escuchando los pasos de Yeray tras de mi.

Me serví una copa completa del vino de mi bodega familiar y le ofrecí una a él, que aceptó con una sonrisa.

- ¿Me dirás el porqué de la urgencia de verme?- bromeó meciendo la copa en su mano.- No es que me moleste, solo me da curiosidad.

- No te creas de gran importancia. Solo necesito una distracción...- me terminé de beber mi copa de un sorbo brusco.- Una que ayude a enviar un mensaje.

A pesar del  significado de mis palabras, Yeray no pareció ofenderse en lo más mínimo, sino que sonrió ampliamente de una manera que me revolvió el estomago. No de buena manera; no de la manera en que Samuel lo hace.

- Estoy a tu servicio entonces.- se acomodó la horrenda gorra que siempre lleva dada vuelta.- Problemas con Samuel, supongo.

- No supongas.- siseé por lo reciente que era todo.

- Vale... dime entonces la clase de distracción que estabas buscando.- bajó de su asiento moviéndose hacia mí. Estaba acorralada. Ya era demasiado tarde para dar un paso hacia atrás.

Samuel me había roto, de la peor manera. Yo debía herirlo igual... aunque hacerlo me rompiera el doble.

No.

Ya no era esa Carla. No importa quién se lo merezca, ni cuánto. Había cambiado.

- Creo que el alcohol tomó la decisión de llamarte hoy.- mi intento de sonar indiferente sonó más como una suplica para que se marchase que cualquier otra cosa.- Ha sido un día largo. Lamento haberte hecho venir por nada.

Su cercanía era cada vez mas asfixiante con cada paso que daba hacia mí. Necesitaba que se fuera.

- Bueno, podrías hacer que el viaje valga la pena.- de tan cerca que estaba podía oler el vino de su aliento.

- No lo creo, no ahora, Yeray.- parecía que mis palabras eran huecas para él, porque seguía avanzando.

En mi ansiedad de encontrar una excusa, mis ojos se fijan en Nemo. El pelo de su lomo estaba erizado y su mirada era la de un cazador, no la de mi bolita de pelos. La desconfianza de sus ojos se clavaron en la espalda de Yeray pero logré recobrar mi compostura a tiempo.

- Samuel debe de estar por llegar, de hecho. Si fuera tú, me marcho antes de que te encuentre aquí.- mi voz perdía fuerza y credibilidad a medida que sus pasos achicaban la distancia entre nosotros.

- Carla... - su risa disgustó a cada átomo de mi cuerpo cuando me arrinconó y me susurró al oído.- Si eso fuera cierto, no me habrías llamado en primer lugar.

SAMUEL

La manera tan abrupta en que frena su relato me toma por sorpresa. No levanta la mirada, no se mueve. Y algo me hace intuir que no me gusta la segunda parte de esto.

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora