14- Brindo por eso

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Carla

Volvimos a nuestra rutina. Gracias al cielo.

Esta última semana hemos estado en constante conexión el uno con el otro... en todos los sentidos posibles de esa oración.

Samuel no pregunta nada. Ni revolotea cerca del tema. Y yo agradezco que me esté dando tiempo para procesar las cosas a mi manera.

- ¿Qué tal... una partida de ajedrez?- pregunto, estirada con mi espalda en su pecho, descansando en una de las reposeras del jardín.

Riendo por lo bajo, chasquea la lengua.

- ¿Otra vez? No te ofendas, amor, pero ya se está haciendo aburrido esto decir 'Jaque Mate' cada vez que jugamos.- intento, y fallo, golpearlo con mi codo en su estómago, pero solo ríe y me abraza más fuerte.- Podemos jugar a 'la degustación de vinos', tu sí que me ganas en esa.

Esta vez me volteo y lo aplasto con el almohadón que estaba usando para mis piernas.

- ¡Ya!- mi seudo-enojo no dura mucho cuando sus manos se va a mis costados y comienzan a hacerme cosquillas en un intento de escabullirse de mi embestida.

En menos de un segundo me tiene riéndome a carcajadas en el césped.

Es imposible estar molesta con quien te hace sentir viva.

- ¿Qué?- digo cuando Samuel se detiene y se me queda mirando, intento que mi voz sea dura, pero mi respiración aún está volviendo a la normalidad y mi sonrisa me delata.

Pero no contesta. Solo frota su nariz con la mía, y cuando retrocede un poco es para besar mi frente.

- Nada, es solo que...- su mirada se pierde en mis ojos, buscando respuestas a preguntas que nadie más que nosotros conocemos.- No puedo esperar a tener una vida contigo.

Y así, cualquier comentario sarcástico, cualquier respuesta ingeniosa que haya tenido pensada para molestarlo, desaparece.

- Menuda tonta yo, pensando que ya teníamos una.- bromeo, porque no se me da bien lo sentimental, y no estoy segura de qué decir. Pero al mismo tiempo, es cierto. Si lo que tenemos ahora no es una vida compartida, entonces ¿qué es?

- Lo es, pero...- sonríe sin que su sonrisa alcance la credibilidad necesaria, pero antes de compartirme lo que sea que esta pasando tras esos transparentes ojos que me despiertan cada mañana, mi móvil suena. Mierda.

Ambos nos sobresaltamos, pero rápidamente Samuel besa mi mejilla y me alcanza mi móvil, que está en una mesa pequeña que usamos para tomar té cuando el tiempo es bueno.

Veo el identificador de llamadas y suspiro.

- Papá.

- Cariño, ¿cómo estás?

- Aquí con Samuel. Estábamos disfrutando del sol.- contesto, intentando no distraerme por dicha persona, que no deja de besar mi cuello, hombro...

- Salúdale de mi parte.- Últimamente, mi padre está dando a entender que Samuel es una especie de excepción a la regla de "nadie es lo suficientemente bueno para mi hija".- Quería preguntaros si es que no tienen planes para el fin de semana.

Le paso el recado a Samuel, quien niega con la cabeza.

- No, no aún. ¿Por qué?

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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