El Ángel de la Guarda

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ALICE

¡Pero qué hermoso!...

Después de nuestro glorioso espectáculo, el señor Clifford y yo nos fuimos al restaurante más cercano a matar el hambre. Ya estaba a punto de desfallecer cuando la comida que habíamos pedido llegó a nuestra mesa.

 Ya estaba a punto de desfallecer cuando la comida que habíamos pedido llegó a nuestra mesa

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Elevé una pequeña oración y nos zampamos todo de un solo mordisco. Exploré con mi mirada el restaurante, poseía unos rasgos bastante americanos. O eso recordaba yo pues la primera vez que vine a la tierra fue a un pequeño pueblo en los EEUU.

-Hay bastante gente....

-Eso es porque el restaurante es muy bueno-respondió el señor Clifford-hay mucha gente a la que le gusta su comida.

-¡Entonces eso significa que necesitan ayuda!-dije animada.

-¿Ayuda?-preguntó el señor Clifford confundido.

-¡Pues para servir toda la comida!. Voy a ir a ver si puedo ayudar en algo, ¡no tardo!

Me levanté de mi silla y me puse a buscar a algún encargado que me dijera qué hacer. Por una gran ventanilla visualicé a un hombre con un sombrero blanco con forma de champiñón en el pelo.

¡Ese tiene que ser el chef!...

Tuve que saltar con todas mis fuerzas para llegar al mostrador y conseguí colgarme de este. La cara de sorpresa del chef se dirigió a mi al ver que alguien quería hablar con él.

NARRADORA

-Buenos días pequeña, ¿en qué puedo ayudarte?-preguntó aquel hombre de ojos marrones a la pequeña intrusa.

-¡Buenos días!¡Quería ver si...

-¡Ya está todo listo sr. Pierre! Las provisiones ya están guardadas en el almacén.

Alice volvió a ver con suma curiosidad a la persona que hablaba a espaldas suyas, volteó y observó a un joven sonriente con un mandil y un lito algo desgastados y llenos de aceite. No parecía ser mayor que su supervisor, aunque sí poseían la misma altura y contextura. A diferencia de él, el joven poseía un pelo ondulado castaño que casi cubría unos hermosos ojos miel que la miraban atentamente. Su piel era oscura y daba la sensación de ser una buena persona.

Alice intentó soltarse de la barandilla para verlo detenidamente. Sin embargo, tropezó y habría caído al suelo de no ser por unos brazos que la sostuvieron y la bajaron con suavidad.

-¡Ten cuidado pequeña! Aún eres muy joven para tener un destino trágico.-dijo aquel joven bajándose a su estatura.

-Dijiste sr. Pierre...¡entonces este restaurante es francés!-afirmó Alice sorprendida volviendo a a ver al chef.

-¡Bien sûr que oui, petite Alice!-sonrió alegre el chef.-¡este es el restaurante más envidiado de todo Londres, no solo por su comida, sino que también por su espléndida belleza y música!.

Ángel Guardián [CRISTIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora