¿Amigo o enemigo?

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CLAUDIA

Me desperté cuando el reloj apuntaba las 7.00 am. Apenas podía moverme de un reciente cansancio. Sentí que los sueños que había tenido no habían sido buenos, pero lamentablemente siempre los olvido al despertar, la verdad es que lo prefiero así. ¿Para qué recordar algo que solo te causará dolor y sufrimiento?

Normalmente me levantaba a las 9.00 am, pero debido a que era lunes, mi deber o mejor dicho obligación era de ir al instituto a estudiar para ser alguien en la vida según mi madre. Por la mañana, cuando el sol empezaba a salir, mi madre me despertó a las malas debido a que tenía una reunión de su trabajo en media hora.

— ¡Apúrate, Claudia, despiértate ya mocosa! — gritó eufórica entrando a mi habitación.

No me gustaba oírla de esa manera, así que decidí levantarme para empezar mi jornada, pero tan pronto abrí mis ojos, vi una silueta familiar frente a mí que me miraba con mucha curiosidad y alegría:

— Hola Claudia, ¿cómo estás?

— ¡¡¿EL ÁNGEL?!!— grité asustaba. No era mi imaginación, él seguía ahí .

El susto fue tan grande que me había olvidado de mi madre. Esta al oírme gritar vino a mi habitación lo más rápido que pudo.

— ¿! ¡¿Pero qué te pasa niña?!— gritó desesperada.

— ¡Es él está aquí en mi habitación!¡ saca a este chico de aquí! — rogué asustada.

Pero al decirlo mi madre solo hizo una mueca de confusión, no sabía el por qué, el hecho estaba claro, había un chico en mi habitación.

— Pero que dices Claudina aquí no hay nadie.

Me quedé petrificada, no solo porque mi madre haya pronunciado mal mi nombre sino porque, por más que lo intentara ella no veía al ángel pero yo sí. Tal vez seguía soñando.

— No me hagas perder el tiempo, ¿¡No sabes que tengo una reunión dentro de poco!? Así que no molestes, inútil.

Mi madre se fue de mi habitación enfadada y dio un portazo. Ahora me había quedado sola en mi habitación, excepto por algo, o por alguien.

— Lo siento, no sabía que tu madre tuviera tan mal genio.— añadió el joven sentándose al borde de mi cama.

— ¿Y tú? Qué sigues haciendo aquí, ¿no te pedí ayer que te vayas?

— Pues sí, lo recuerdo perfectamente.

— ¡¿Entonces?!

— No puedo. Esta es mi misión y no puedo abandonarla. — contestó seriamente.

— ¿Misión? ¿Cuál misión?

JOSHUA

— ... ¿Hoy no tienes colegio? — pregunté.

— ¡Es verdad! — dijo levantándose de un tirón.

A pesar de su reciente revelación, pude notar cómo Claudia se lavaba la cara repetidas veces esperando a que yo desapareciera de su vista. Aun no creía del todo que estuviera allí y no me sorprendía de ello.

Imaginar que un día despiertas y te encuentras con una persona que dice ser un ángel, ¿lo creerías?

Mientras ella se encaminaba al instituto yo la acompañaba a su lado como un chico normal. Nada más salir de aquella puerta me convertí en una persona completamente diferente. Antes era Joshua, el joven ángel pero ahora me había convertido en Arturo, un joven estudiante de preparatoria.

Ángel Guardián [CRISTIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora