Clarisse sintió un enorme dolor en la nuca, y a pesar de que estuvo varios segundos sin poder moverse, como pudo se levantó. Sabía que varias personas se acercaban hasta ella a toda prisa, así que levantó su varita para defenderse. Las estrellas estaban presentes en su visión y sabía que en cualquier momento podría caer nuevamente por lo mareada que estaba, pero aún así se quedó firme en su lugar esperando el ataque. Estaba tan asustada que ni siquiera podía distinguir a quienes veía acercándose a toda prisa, hasta que escuchó varias voces conocidas.
—¡Clarie! –se trataba de Fred, seguido por un coro de repeticiones de su nombre por parte de George.
—¿Que fue lo qué pasó? —Bill llegó hasta ella con una expresión llena de terror. El hombre la sostuvo por los hombros y la hizo bajar la varita.
Clarisse no podía articular ninguna palabra en ese momento, ni siquiera podía controlar sus temblores. Sentía su espesa y caliente sangre bajando por su espalda.
—Es mejor que la llevemos a la casa –George dijo tensamente.
Bill no dudó ni un segundo en levantarla en brazos con cuidado, mientras que los gemelos hacían varios hechizos curativos para el corte en su cabeza. Había estado a un pelo de ir a Azkaban o de ser asesinada en el Ministerio, pero al menos estaba feliz de saber que había ayudado a escapar a los demás. Esperaba que para ese punto los chicos hubieran cambiado de lugar, pues sabía qué tal vez podían haberlos seguido.
—Amor... —Bill la llamó una vez que la sentó en el sofá. Ni siquiera se había dado cuenta de cuando la había puesto ahí.
—Iré por un poco de agua. Creo que servirá un poco —Fred comentó con nerviosismo al ver como su mejor amiga temblaba visiblemente.
Clarisse se quedó en silencio hasta que terminó de beber un poco de agua. Aquello la había ayudado. Tenía la garganta seca y un extraño nudo que no quería dejar salir. Todo era terrible, mucho más de lo que había pensado. Desde que se dio cuenta que la guerra iniciaría, pensó que estaría lista y preparada para cualquier cosa que se le presentara, pero al parecer se había equivocado.
—Te estuvimos esperando toda la mañana —George hizo una mueca, tomando el vaso de las manos de Clarisse.
—Incluso salimos a buscarte al ver que lo llegaste —Fred respondió de la misma manera.
—Imaginamos que estabas con Bill, así que fuimos hasta Gringotts para que no estuvieras sola —George la miró un poco molesto. Pero no era con ella.
—Creo que ese fue un error. Se puso como loco —Fred sonrió de lado, pero de inmediato borro la sonrisa debido a la penetrante y molesta mirada que le dirigía su hermano mayor.
—¿Y como no? —Bill exclamó— no dejaba de pensar que algo malo le había sucedido a mi esposa. No deberías tomarlo a broma.
—No lo hago, William —Fred respondió molesto— intentaba aligerar el ambiente.
—Pues no estás ayudando de mucho —Bill respondió enojado.
—No creo que sea bueno discutir ahora. Deberíamos agradecer que Clarisse está aquí sana y salva —George miró a sus hermanos con más molestia.
Los tres se quedaron en silencio por unos segundos, mirándose unos a otros. Habían estado bastante preocupados y asustados por no saber del paradero de Clarie, así que eso los había puesto a todos de mal humor.
—¿Ya estás preparada para contarnos lo que sucedió, preciosa? —Bill le dijo con amabilidad. Temía que su esposa se sintiera aún peor.
—Los carroñeros me llevaron al Ministerio de Magia —Clarisse dijo con voz ronca.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfiction(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)