Clarisse apareció justo enfrente de su casa, con el corazón latiendo con rapidez ante la sorpresa y terror de lo que acababa de presenciar. Sentía la mejilla caliente debido al golpe y las punzadas de dolor en su cabeza se hacían más intensas. La fuerza de Remus era mucho más que la de un mago normal debido a su condición de licantropia, así que aquel golpe la había dejado bastante mareada. En ese instante agradecía con toda su alma que Bill estuviera en su trabajo, pues no quería que se enterara de aquello.
Con las piernas temblorosas caminó hasta la puerta y con un simple Alohomora la abrió. El silencio reinaba, así que eso le quitó la pequeña preocupación que tenía sobre los mortifagos. En ese instante tenía tanto dolor que prefirió ponerse un poco de hielo en el rostro antes de sanarse. Tenía unas cuantas pociones entre sus cosas, pero el mareo solo le permitió dirigirse hasta la cocina.
Puso varios cubos de hielos entre un pequeño pañuelo de tela, para después colocárselo en la mejilla. Aquello le dio un alivio instantáneo ante el ardor, aunque incrementó su dolor de cabeza.
—¿Que fue lo qué pasó? —Bill le preguntó mientras miraba el hielo en su rostro. Ella se asustó ante la repentina voz de su esposo, pues había pensado que aún estaba en Gringotts.
—No pasó nada. ¿Que no estabas trabajando? —Clarisse le preguntó, intentando hablar normalmente. Para su mala suerte, su voz estaba temblorosa.
—Quería invitarte a dar un paseo, pero veo qué pasó algo malo contigo —Bill se acercó hasta ella y extendió su mano para quitar el hielo del rostro de su esposa.
—No pasó nada, solo tropecé —Clarisse respondió, aunque sin mirarlo directamente a los ojos. Bill sabía de inmediato cuando ella le mentía.
—Esto es un golpe, Clarisse. —Bill respondió secamente— ¿quien te hizo esto?.
—No es nada, Bill. Fue sin querer —Clarisse no quería que Bill se metiera en problemas. Sabía que a pesar del mal rato que Remus le había hecho pasar a todos, ella se había metido en medio cuando lanzó el golpe.
—Clarisse, sabes que habíamos quedado en no mentirnos —Bill le dijo con voz más alta, incluso su mandíbula se tensó.
—No quiero problemas, Bill —ella lo miró a los ojos.
—No me hagas usar Legeremancia contigo, linda. Sabes que no quiero meterme en tus asuntos, pero no puedo dejar que esto pase como si nada —Bill estaba furioso, incluso sus ojos se veían bastante oscuros.
Clarisse sabía que si no le contaba realmente lo haría. No era buena para la Oclumancia, así que descubriría el paradero de los chicos. Podía confiar en su esposo, pero estaría en peligro si supiera aquella información. Decidió contarle solo un poco, más no sobre el lugar al que había ido con exactitud.
—Fui a llevarles algunas cosas a los chicos —Clarisse respondió, Bill solo de quedó en silencio, esperando que le contara más— no sé cómo Remus supo de su paradero, pero llegamos al mismo tiempo. Se quería unir a ellos en su búsqueda, porque no quiere estar con Tonks durante su embarazo.
—¿Cómo es posible que Remus esté haciendo esto? —Bill dijo con furia. Apreciaba mucho a Tonks, ya que había sido muy amiga de Charlie en sus años de Hogwarts y solía frecuentar La Madriguera.
—No tengo idea —Clarisse hizo una mueca.
—¿Uno de los chicos te hizo esto? —Bill preguntó tensamente.
—No... —Clarisse susurró. Bill apartó el hielo nuevamente, para ver con más detenimiento la herida.
—Esto no lo pudo hacer Hermione —Bill se tensó más– ese hijo de puta me las pagará.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfiction(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)