Capitulo 29

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Cuando por fin todos habían sido llevados a la cocina, Clarisse pudo notar como había varias sillas más que de costumbre debido a la reunión que acababa de terminar. La mesa estaba llena de largos trozos de pergaminos, copas y botellas de vino vacías, además de un montón de algo que parecían trapos. Clarisse dirigió su mirada al lugar en el que se encontraba su amado y pudo vislumbrarlo con su padre en un extremo de la mesa, parecían estar cuchicheando entre ellos con las cabezas pegadas. La señora Weasley carraspeó con fuerza a tal punto que sobresaltó a los susodichos.
Bill se puso de pie con una enorme sonrisa al ver a Clarisse y se dirigió hasta ella con una mano extendida.

—Pensé que la reunión no terminaría nunca —Bill dijo acaloradamente— lo bueno es que al fin puedo verte por más tiempo.

Clarisse sintió como sus mejillas se pusieron completamente rojas, cómo siempre que estaba al lado de Bill. Los gemelos y Sirius comenzaron a burlarse detrás de ella. Clarisse estaba segura que Black la molestaría mucho en el futuro. Bill miro la mesa fijamente, en la cual seguían los rollos de pergamino. Bill al ver eso de inmediato soltó la mano de su novia suavemente.

—¿Has tenido buen viaje, Harry? —le preguntó Bill mientras intentaba recoger doce rollos a la vez— ¿Así que Ojoloco no te ha hecho venir por Groenlandia?

—Lo intentó —intervino Tonks; fue hacia Bill con aire resuelto para ayudarlo a recoger, y de inmediato
tiró una vela sobre el último trozo de pergamino— ¡Oh, no! Lo siento…

—Dame, querida —dijo la señora Weasley con exasperación, y reparó el pergamino con una sacudida de su varita.

Con el destello luminoso que causó el encantamiento de la señora Weasley, Clarisse alcanzó a distinguir brevemente lo que parecía el plano de un edificio. Al parecer ella no había sido la unica que había echado un vistazo, pues la señora Weasley vio cómo Harry miraba el pergamino, agarró el plano de la mesa y se lo puso en los brazos a Bill, que ya iba muy cargado.

—Estas cosas hay que recogerlas enseguida al final de las reuniones —le espetó, y luego fue hacia un
viejo aparador del que empezó a sacar platos.

Bill sacó su varita, murmuró: «¡Evanesco!» y los pergaminos desaparecieron.

—Sientense chicos—dijo Sirius.

—Ya conoces a Mundungus, ¿verdad? —Sirius prosiguió.

—¿Alguien ha pronunciado mi nombre? —masculló Mundungus, adormilado— Estoy de acuerdo con
Sirius… —Levantó una mano sumamente mugrienta, como si estuviera emitiendo un voto, y miró a su alrededor con los enrojecidos ojos desenfocados.

Clarisse miró a Bill fijamente, pues quería preguntarle acerca de Fleur Delacour. Ella le tomó la mano a su chico, el cual solo se volvió hacia ella con una enorme sonrisa feliz en su rostro.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —Clarisse no sabía porque se sentía de aquella forma, pero recordaba el interés que la rubia había tenido en él en la prueba del torneo.

—Claro ¿te parece si lo haces afuera? —la cocina estaba repleta, así que tenían que hablar bastante alto para escucharse entre si.

Clarisse asintió con la cabeza y se levantaron de las sillas. Juntos salieron de la cocina y se dirigieron hasta el final del pasillo, casi hasta llegar a la entrada de la casa, pero aún así siendo sigilosos para evitar que Walburga Black comenzara a gritar nuevamente.

—Mucho mejor... Tengo que admitir que extrañaba todo el relajo que pueden hacer mis hermanos —Bill le dijo con sinceridad— es una lastima que este lugar no sea tan cálido como la madriguera.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora