Capítulo 88

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La motocicleta con Harry, Hagrid y Sirius arrancó con un rugido atronador . Al ver como se elevó a gran velocidad, Clarisse subió a su escoba y dio una patada al suelo, elevándose al instante. Alrededor, las demás escuchas ascendieron también, seguido de los dos Thestrals. Ella podían sentir como sus manos se resbalaban por el sudor. El pánico que tenía en aquel momento era demasiado, pero aún así estaba preparada para cualquier ataque. Cada segundo que subían más y más, las casas se veían diminutas.

Y de pronto se vieron rodeados. Al menos treinta figuras encapuchadas, aparecidas de la nada, se mantenían suspendidas en el aire formando un amplio círculo en medio del cual los miembros de la Orden se habían metido sin darse cuenta...

Clarisse había sido demasiado ilusa para pensar que atacarían con hechizos no tan oscuros, pero se había equivocado. Varias una llamarada de luz verde le pasó por un lado. Ella tuvo que agacharse para evitar ser tocada por el. Podia escuchar a los demás miembros de la Orden gritando e incluso a los mortifagos conjurando los maleficios.

—¡Impedimenta! —Clarisse dijo en voz baja con su varita levantada, haciendo que el mortífago que iba a un lado de ella disminuyera su velocidad, perdiéndolo al instante.

—Son más de los que pensaba —Alastor le dijo en voz alta, empujado a un lado a Mundungus para evitar que fuera golpeado por un hechizo.

Clarisse vio cómo los encapuchados mortífagos se dispersaban ante ellos, arremetiendo a toda velocidad contra el círculo que habían formado.

—¡Hedwig! ¡Hedwig! —Clarisse escuchó a Harry gritar.

Ella miró por un instante hacia atrás, viendo como la lechuza, inmóvil y patética como un juguete, yacía al fondo de la jaula del chico. Miró hacia atrás y vio un enjambre de personas en movimiento, destellos de luz verde y dos parejas montadas en sendas escobas que se alejaban a toda velocidad, pero no las reconoció. Lo más seguro era que Tonks y Ron, también Hermione y Kingsley.

—¿Es seguro volver? —Clarisse preguntó en voz alta a Moody— creo que es muy peligroso seguir adelante.

—Imposible. Tenemos que llevar a Harry a un lugar seguro.

Clarisse estaba a punto de responder, pero cuando se volvió, dos chorros de luz verde pasaron rozándole la oreja izquierda: cuatro mortífagos se habían separado del círculo y los perseguían apuntando con sus varitas a la ancha espalda de Mundungus.

Clarisse tuvo que hacer un movimiento brusco sobre su escoba para hacer que los ataques fueran más difíciles para darle, pero los mortífagos se acercaban peligrosamente; no cesaban de lanzarles maldiciones y Clarisse tuvo que agacharse para evitarlas.

—¡Desmaius! —gritó y su varita despidió un rayo de luz roja. Los mortifagos abrieron una brecha entre ellos para eludir el encantamiento.

—¡Agáchate! —rugió Alastor, atascando a un mortífago que se acercaba con rapidez por un lado de ella.

Ante el ataque del ex auror, tres mortífagos viraron a tiempo y lo esquivaron, pero el cuarto no tuvo tanta suerte: se perdió de vista y de súbito cayó como una piedra por detrás de la pared, con la escoba hecha añicos. Uno de sus compinches intentó socorrerlo, pero tanto ellos como el muro volador desaparecieron en la oscuridad.

Los otros dos mortífagos seguían lanzando maldiciones asesinas. Ella solo podía énvienles hechizos aturdidores. Estaba segura que los muggles estaban viendo fuegos artificiales en ese instante. Y pensar que a pesar de que vivían en el mismo mundo no tenían ni idea de lo que estaba pasando.

—¡Impedimenta!

El embrujo le dio en el pecho al mortífago del medio. El individuo se quedó suspendido en el aire con los brazos y las piernas extendidos, en una postura ridícula, como si se hubiera empotrado contra una barrera invisible, y uno de sus compinches estuvo a punto de chocar con él.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora