A pesar de que todos aquellos que se encontraban dentro de Hogwarts estaban en completo pánico había un inquietante silencio. Los caminos del puente oscilante crujieron con la brisa. Abajo en el patio se encontraban solo pocas personas, las cuales constaban de McGonagall, Flitwick, Molly, Bill y Clarisse creando un enorme escudo, el cual había comenzado a expandirse alrededor del colegio en una especie de burbuja verdosa, con destellos rojos y naranjas, el cual después comenzaba a desvanecerse hasta volverse invisible
—¿Por cuanto tiempo creen que esto los detendrá? —Clarisse preguntó en voz baja, agarrando con fuerza su varita y apuntándola al cielo.
—No creo que sea por tanto tiempo como quisiéramos, pero esto servirá para darnos cuenta de que se acerca alguna criatura —McGonagall la muro por un segundo.
—Espero que esto nos de el tiempo que Potter necesita —Flitwick habló.
—Harry es rápido con lo que se propone —Molly lo defendió— además esta vez tiene personas que lo están ayudando.
—Estoy seguro que todo lo que estamos haciendo será una ventaja. Tenemos más tiempo del que pensamos —Bill tenía la varita en alto y su rostro estaba decidido.
La pobre Clarisse estaba muy agotada y eso lo notó cuando una de sus piernas cedió. Sabía que nadie lo había notado, así que tuvo que darse un par de bofetadas bastantes leves para intentar sentirse mejor, aunque eso lo ayudó en lo absoluto. El viento soplaba con fuerza y le movía el cabello. A pesar de la gruesa chaqueta que llevaba podía sentir el frío helándole los huesos. Hasta ese momento se dio cuenta que la piel de gallina no se debía al viento solamente. Tenía escalofríos que la recorrían de los pies a la cabeza, repasando una y otra vez el plan completo.
Era aterrador ver tantas luces verdes golpeando la barrera, pero también estaba agradecida de que el escudo estaba protegiendo bastante bien, además de que aquello era una distracción para los enemigos mientras los últimos niños salían del castillo. Sabía que los Mortifagos no se tocarían el alma ni por los menores de edad, así que por lo menos su plan había funcionado. El silencio alrededor del castillo había desaparecido, y para ese momento el aire estaba lleno del sonido de los gritos y aullidos de las criaturas que estaban del otro lado de la barrera queriendo correr hasta el castillo, además todo eso estaba mezclado con los gritos aterrorizados de los estudiantes que intentaban encontrar algún lugar seguro para quedarse mientras comenzaba todo.
Era imposible ver lo que tenía al frente debido a la oscuridad, además el castillo estaba demasiado alejado como para que las luces les dieran una buena visión. Clarisse levantó su varita de nuevo, para después agitarla para enviar una pequeña bola de luz bastante fuerte hacia el cielo. A pesar de que sólo duró unos segundos fue suficiente para dejarlos distinguir a una gran cantidad de Mortifagos, carroñeros, gigantes, Trolls y más criaturas de las que jamás había tenido conocimiento. Todos ellos corrían hasta Hogwarts en todas direcciones.
Se estremeció notablemente al notar que eran superados en número por mucho, además de que no solo se trataba de humanos. Sabía que el miedo les llegaría a muchos, pero en ese punto no quedaba más que resistir lo más posible. Clarisse se mordió el labio mientras miraba a la oscuridad frente a ella, notando como más estudiantes se les acercaban para cubrir toda la parte delantera del castillo. Parecía que no tendrían esperanzas.
—Son muchos más de lo que imaginé —McGonagall tenía los ojos demasiado abiertos. También tenía miedo, pero no quería mostrarlo.
—Si pudimos deshacernos de Umbridge esto será pan comido —Clarisse le respondió intentando encontrar humor de la situación, lo que funcionó por unos minutos.
—Tienes un buen punto. Estamos preparados para esto y más —Flitwick respondió con una casta sonrisa. Clarisse nunca lo había visto así.
—Mientras estes conmigo todo estará bien —Bill le susurró después de que se acercó un poco más a ella para darle un rápido beso en la nuca.
ESTÁS LEYENDO
Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfiction(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)