Capitulo 120

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Estar sola la hacía sentir enferma y cobarde, pero sabía que había tomado una buena decisión. Habían estado muy tensos y no quería que las cosas terminaran mal. Se sentía muy mal por la situación, pero todo lo que pudiera suceder en el futuro ya no dependía de ella. Era muy feliz con Bill y le encantaba su compañía, pero al no tener la comunicación suficiente eso se estaba perdiendo y no quería que eso sucediera.

Por El Profeta se había enterado que Harry y los chicos habían entrado a Gringotts y habían escapado en uno de los dragones que custodiaban en lugar. Había estado enterada sólo de un poco sobre el plan, pero había imaginado que solo entrarían y saldrían sin ser vistos. Estaba segura que el duende había tenido algo que ver en eso, así que Bill tenía razón al no querer que confiaran en él.

Esos días en que había estado completamente sola solo la hacia sentir extrañamente vacía. Siempre había estado sola, pero al conocer a Bill eso había cambiado y no anhelaba nada mas que una buena compañía humana. Krax ya no estaba y Cedric se encontraba muy lejos de Inglaterra. La única cosa que hacia que no perdiera la cordura era la extraña caja que Dumbledore le había dejado como herencia.

Había intentado abrirla de mil formas y ninguna parecía funcionar. Incluso lo había intentado de las maneras muggles, pero tampoco estaban dado frutos. Estaba demasiado intrigada en saber que tenia dentro que paso días leyendo e investigando la manera de saber de que se trataba, incluso realizo una búsqueda sobre la vida y creaciones de Albus Dumbledore. Sabia que a lo largo de su vida fue capaz de crear bastantes artefactos muy interesantes y poco vistos, como en el caso de lo que le había dejado a Ron en su testamento

Lo único de lo que estaba segura era que tenia que esperar al momento adecuando para poder abrirla, aunque no tenia ninguna idea de cuando seria eso, podían ser en días, meses o incluso dentro de varios años mas, pero no podía dejar de pensar en ello.

Se sentó frente a su sofá después de que coloco la cajita frente a ella sobre una pequeña mesa de centro. La miraba fijamente en un intento de ver mas allá. Suspiraba pesadamente cada vez que llegaba hasta el otro extremo de la cajita con su vista sin encontrar nada hasta que sintió el pequeño pedazo de espejo que llevaba en su bolsillo calentándose.

Aquello hizo que su corazon diera un vuelco, pues antes que todo esperaba malas noticias, ya que si las cosas iban bien Harry no se comunicaba con ella hasta que acababan sus misiones. Solo esperaba que nadie estuviera herido o muerto. Con las manos temblorosas saco el espejo y se llevo una enorme sorpresa al darse cuenta que no se trataba de Harry, si no de el hermano de Dumbledore.

—¿Que esta sucediendo? —Clarisse pregunto con rapidez. Sabia que él tenia el espejo gracias a Bill, pero jamás pensó que se pondrían en contacto alguna vez, aunque a lo mejor solamente para regresarle el espejo a Sirius.

—No hay tiempo de charlar. Potter y sus amigos estuvieron aquí hace solo unos minutos. Los ayude a entrar a Hogwarts sin ser vistos y necesitan ayuda de los miembros de la Orden del Fénix. Vengan conmigo, haré lo posible por ayudarlos a todos.

—¿Los Mortifagos saben que esta ahí? —Clarisse respondió al instante.

—Estoy seguro que Voldemort también. Hoy es el día.

Sin decir nada mas, Aberforth desapareció del espejo. La adrenalina fue la primera sensación que Clarisse tuvo en ese instante. Era el momento de luchar por la libertad del mundo mágico, aunque le asustaba que sus seres queridos estuvieran en peligro. No tardó ni un segundo en ponerse de pie y sacar su varita.

—Expecto Patronum —recitó, pero no paso nada. Sus pensamientos solo estaban del lado malo. Sabia que tenia que concentrarse y ser rápida al mismo instante. Los minutos eran valiosos. Pensó en el día que conoció a Bill, el momento en que su hermano sobrevivió, incluso en las lindas cenas que compartía con los Weasleys— ¡Expecto Patronum!

Para su sorpresa eso pareció funcionar. No tenia tiempo de ir por cada miembro de la Orden a sus casas, así que tenia que concentrarse aun mas para enviar varios Patronus con el mismo mensaje. Tenia mucho tiempo que no veía a aquel animal juguetón dando vueltas a su alrededor, así que eso solo incremento aun mas su energía,

—Necesito que lleves este mensaje a los miembros de la Orden del Fénix —su Patronus se quedo quieto, escuchando— Harry está en Hogwarts y necesita nuestra ayuda. Voldemort va para allá. Vayan a la Cabeza de Puerco en Hogsmeade, Aberforth Dumbledore los ayudará a entrar sin ser vistos.

Justo después de eso su patronus salió disparado y desapareció solo unos segundos después. No tenía nada que hacer en la cabaña, así que comenzó a tomar las cosas que necesitaría y las guardo en una pequeña bolsita que llevaba colgada del cinturón de su pantalón. La varita la llevaba firmemente agarrada en su muslo y tomó la cajita que Dumbledore le había dejado. Al tomarla sintió una extraña sensación de hormigueo, pero lo ignoro y se concertó en lo que realmente importaba.

Tomó aire varías veces y pensó en el lugar en que aparecería. De inmediato se le vino a la cabeza la sucia fachada de la Cabeza de Puerco, así que no tardo mucho en concentrarse por completo. Sus piernas temblaban, así que le fue imposible no tambalearse de un lado a otro en el momento en que apareció en el lugar deseado. Se acomodó rápido el cabello recobrando compostura y se irguió para entrar al local. Dio un paso al frente, pero alguien abrió la puerta desde adentro.

—Solo pasa —Aberforth le dijo seco mientras le daba un jalón rápido. Todo sucedió en un segundo que ni siquiera Clarisse tuvo tiempo de asimilar las cosas.

—¿Que tengo que hacer? —Clarisse lo miró fijamente. A pesar de que el hombre que tenía en frente de veía bastante malhumorado, podía notar el brillo en sus ojos, tal como él que tuvo Dumbledore mientras estaba vivo. Una pizca de melancolía la recorrió.

—Sigue a Ariana, ella te llevará hasta Hogwarts —Aberforth le dijo guiándola hasta su habitación y volviendo a caminar hasta la entrada y asomándose por una rejilla en la espera de más personas.

Clarisse ni tenía idea de quien era Ariana, además de que se quedó sin entender lo que sucedía al notar que solo estaban ellos dos en el lugar. Solo había un enorme retrato de un paisaje bastante lindo, con un largo camino de fondo.

—¿Quien es Ariana? —Clarisse preguntó un tanto incómoda.

—Mi hermana menor, está en el retrato —Aberforth respondió. A pesar de que no estaba a la vista su voz seguía escuchándose igual de imponente.

Clarisse regresó la vista al retrato y para su sorpresa ahí se encontraba a una hermosa niña rubia que miraba la habitación con una especie de dulzura vacante. La niña sonrió y se echó a andar, aunque no como había visto a otros retratos cambiando de lienzos, si no que comenzó a desaparecer en un largo túnel pintado detrás de ella.

—¿Que? —preguntó Clarisse para si misma, pues jamás había visto una pintura así.

—Ahora solo existe una forma de entrar —Aberforth le respondió a pesar de que no le había preguntado a él—. Todos los pasadizos secretos están tapados por dos extremos, hay dementores alrededor de la muralla y patrullas regulares dentro del colegio, según me han informado mis fuentes. El edificio nunca ha estado vigilado. Desde que te fuiste de Hogwarts las cosas han cambiado, así que te deseo mucha suerte, muchacha.

Desde lejos vio cómo Ariana se acerca de nuevo con alguien más a un lado. Era impresionante ver aquello, en especial cuando se dio cuenta que se trataba del mismísimo Neville Longbottom, aunque con el cabello más largo que se costumbre y varios moretones y cortadas en el rostro. Se veía más valiente que nunca.
Las dos figuras siguieron aumentando de tamaño hasta que las cabezas y los hombros ocuparon todo el lienzo. Entonces el cuadro entero osciló como lo habría hecho una pequeña puerta, y se reveló la entrada de un túnel de verdad. Y de él salió el verdadero Neville.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora