Capitulo 141

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La verdad era que Molly y Arthur la habían estado ayudando mucho durante todas las etapas de su embarazo. Al ser primerizos se asustaban por muchas cosas. Sus suegros tenían muchos consejos que darles, incluso los tranquilizaban si había algo que no entendían y los frustraba. Clarisse había comenzado a sentirse un poco mejor conforme se acercaba la fecha de su parto, pero aquello solo había hecho que Bill se estresara más. La luna llena estaba por llegar y eso lo tenía bastante inquieto.

Estaba a días de que su primer hijo naciera, así que ya tenían todo listo para irse a San Mungo un día antes de la cita que tenían. Habían comprado muchas cosas de bebé, incluso habían recibido bastantes regalos de todos. Los Weasley estaban esperando aquella fecha con ansias, pues darían la bienvenida al primer nieto y sobrino. Incluso Charlie había dejado su trabajo en Rumania por unos días para conocer al nuevo miembro de la familia. Bill y Clarisse habían decidido que no querían saber el sexo de su hijo hasta que naciera, así que entre todos hacían apuestas.

—¿Ya está todo listo? –Bill le preguntó a su esposa mientras entraba a su habitación.

Clarisse estaba doblando la pequeña ropa con mucho cuidado, para después guardarla en una pequeña maleta que se llevaría a San Mungo.

—Solo hace falta una manta —Clarisse sonrió con emoción.

Bill había notado que la mirada de su esposa había cambiado. Se veía más feliz. Las mejillas de la chica habían engordado un poco, haciendo que le diera ternura. El hombre se acercó hasta su esposa, se sentó en la cama y lentamente puso su oreja en la regordeta panza de Clarisse.

—Estoy esperándote mucho, deberías salir ya —Bill le dijo con voz tierna. El bebé solo le dio una patada desde dentro.

Era extraño, pero cada vez que Bill le hablaba solía moverse mucho. A veces era un poco incómodo, pero aún así aquello los hacía feliz. No había nada mejor que esperar a un bebé muy deseado. De la nada, el hombre dejó de sonreír cuando sintió que su esposa se tensaba.

—¿Que pasa? —Bill levantó la cabeza para mirar a Clarisse, la cual tenía una mueca de dolor.

—Creo que me oriné —Clarisse respondió. Se alejó de su esposo con vergüenza y trotó al baño para terminar.

Una vez que se sentó sobre el retrete se percató que ni siquiera podía detener el chorro que salía de ella. De inmediato se asustó al darse cuenta que su fuente se había reventado. Eso explicaba porque desde temprano había tenido mucho dolor. Había hablado con varios sanadores, pero le dijeron que así se sentiría los días siguientes, así que no le había tomado tanta importancia como en ese momento.

—¿Clarie, está todo bien? —Bill le preguntó con preocupación desde el otro lado de la puerta.

—Bill, mi fuente se reventó —Clarisse le dijo con miedo.

El Weasley ni siquiera espero un segundo para abrir la puerta de golpe. Debajo de las piernas de su esposa había un charco transparente, así que aquello lo asustó más. Comenzó a pensar en varios planes y en que hacer. Sabía que San Mungo estaba lleno en ese momento, por eso es que les habían dado una cita. Snape no estaba en Gran Bretaña y Madame Pomfrey estaba de vacaciones.

—Te recostare en la cama —Bill dijo con preocupación.

Como pudo levantó a Clarisse en brazos, intentando no lastimarla en lo absoluto. La recostó en su cama y bajó corriendo los escalones de su casa, para posarse justo frente a la chimenea. No tenía a nadie más que a su familia, así que metió la cabeza y vacío de golpe polvos Flu.

—¿Hay alguien en casa? —Bill gritó con fuerza una vez que pudo ver la sala de La Madriguera— ¿Hola?

—¡Ya voy!

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora