Capítulo 8

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El resto de los estudiantes de Hogwarts estaban de camino al Gran Comedor, Lee Jordan daba saltos en vertical para poder distinguir la nuca de Krum. En cambio varias chicas de su mismo año revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería afirmarme un autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?

—¿Es en serio?—Clarisse se burló de las chicas, las cuales habían empezado a pelar por un lápiz de labios. Ella soltó una carcajada que fue contagiada a Fred y George. Las chicas los miraron mal.

Se dirigieron a la mesa de Gryffindor, tomando sus lugares de siempre. Parecía que todos estaban muy apurados a sentarse y escuchar el discurso de Dumbledore. Los alumnos de Durmstrang seguían amontonados en la puerta, ya que no sabían en qué lugar tenían que sentarse. En cambio,  los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica. Tres de ellos se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza. Eran un poco exagerados pero Clarisse los entendia, no estaban acostumbrados a tales temperaturas.

Después de unos minutos, los alumnos de Durmstrang, incluyendo a
Viktor Krum se habían colocado en la  mesa de Slytherin, aunque fue gracioso de ver cómo los estudiantes  de dicha casa parecían emocionados.
Los alumnos de Durmstrang se comenzaron a quitar las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos cogían los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados. En el fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje, estaba añadiendo sillas. Al parecer tendrían más invitados, pues habían colocado y cuatro sillas más, dos a cada lado de Dumbledore. Habiendo entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de sus respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa del fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el profesor Karkarov y Madame Maxime. Al ver aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se pusieron inmediatamente en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron, pero el grupo de Beauxbatons no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvieron a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime se sentó a la izquierda de Dumbledore. Éste, sin embargo, permaneció en pie, y el silencio cayó sobre el Gran Comedor.

—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes —dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros— Es para mi un placer darles la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estancia aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva, causando una enorme molestia en todos los que la escucharon.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dumbledore— ¡Ahora los invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvieran en sus casa!

Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. El Gran Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte estudiantes más que de costumbre. Quizá era porque sus uniformes, que eran de colores diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts. Una vez desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo sangre. Una vez limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el Gran Comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, todos se preguntaban qué iba a suceder a continuación. En los asientos al lado de Clarisse, Fred y George se inclinaban hacia delante, sin despegar los ojos de Dumbledore, ansiosos cada vez más en la espera de que Dumbledore comenzará a hablar.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora