Capitulo 109

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El invierno estaba llegando y por ende las noches eran mucho más frías. Clarisse había pensado que al vivir junto a la playa haría que esas épocas fueran más cálidas, pero se había equivocado. Aquello solo provocaba fuertes vientos, lo cual muchas veces la asustaba un poco. Bill le había dicho muchas veces que dejara de leer sobre cosas paranormales muggles porque no era cierto todo lo que relataban, pero por no hacer caso se moria de miedo a la hora de dormir.

—¿Crees que tú madre me quiera regresar a Brutus? —Clarisse le preguntó a Bill, el cual estaba acomodando la cama para dormir.

—Tienes que pedírselo tú, no creo que a mi me lo quiera regresar —Bill le respondió a su esposa— listo, ven a recostarte.

—Es que lo extraño, pero se que aquí se sentirá muy solo. Cuando nos separamos y nos fuimos a la cabaña de mi abuelo no dejaba de llorar —Clarisse respondió, haciendo lo que le pedía su esposo— creo que es mejor dejarlo en La Madriguera.

—Supongo que tienes razón. Podemos ir a verlo cada que tengamos oportunidad, además ahí tiene un enorme campo para jugar —Bill respondió, acurrucándose a un lado de su esposa— también podré recoger mi motocicleta —dio un bostezo.

—¿Estás muy cansado? —Clarisse le preguntó en voz baja. Bill solo asintió con los ojos cerrados— descansa.

—Te... amo... —Bill respondió antes de quedarse dormido.

Aquello era algo que seguía sorprendiendo a Clarisse. Ella siempre tardaba varió tiempo en quedarse dormida, pero Bill en cuanto se acostaba en la cama se dormía por completo. Su esposo inconscientemente la atrajo hasta su cuerpo. Así se sentía bastante segura por la noche, así que no dudo en cerrar sus ojos también al sentir paz y tranquilidad.

Los pensamientos del día eran lo único que la hacían pensar demasiado, por lo que no se fueron del todo mientras el sueño llegaba a ella poco a poco. Pensaba en sus padres, en los Weasley, en Cedric y sobre todo en Remus y Tonks, a los cuales no había visto en mucho tiempo. Sus oídos comenzaron a zumbar y se dio cuenta que estaba a punto de quedarse completamente dormida, de no ser porque escucho un extraño sonido que la hizo volver al cien por ciento a sus sentidos.

La madera del suelo rechinó en la parte de afuera, así que sin despertar a Bill se sentó en la cama. Tomó su varita e iluminó la habitación con un simple Lumus. No podía ser ningún animal, pues en ese lugar solo habitaban ellos y todos aquellos marinos. Se moria de miedo, pero no quería despertar a su pelirrojo, pues sabía que el trabajo había estado muy pesado para el los últimos días y tenía que despertar a tempranas horas de la mañana.

Con lentitud abrió la puerta de la habitación, aunque para su mala suerte rechinó demasiado fuerte. Se quedó quieta en su lugar en caso de que Bill despertara, pero el hombre solo suspiro y se dio media vuelta.
Ella volvió a lo suyo, así que para no hacer más ruido dejo la puerta tal y como estaba. El frío era bastante intenso en ese momento, pero no le dio importancia. Si había alguien entrando a su casa no esperaría a que ella estuviera lista.

Cuando estuvo en la primera planta se quedó en su lugar esperando algún otro sonido. Apago la luz de su varita y se encaminó hasta una de las ventanas para ver la parte de afuera de la casa. La luna iluminaba bastante los alrededores, pero no parecía haber ningún movimiento. Pensó en que podía haber imaginado los ruidos por lo que había leído, así que se dio media vuelta para regresar a su habitación. Estaba a punto de subir los escalones, cuando escucho un par de golpes en la puerta. No fue tan ruidoso, pero si parecían tener urgencia. Clarisse sabía que su hogar solo permitía que miembros de la Orden del Fénix se acercaran, así que eso la sobresaltó y no dudó ni un segundo más para dejar entrar a quien estuviera del otro lado de la puerta.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora