Solo un par de días bastaron para que Clarisse quedara completamente horrorizada ante la nueva manera en que se castigaba a los estudiantes. Usaban Crucios con los menores y les daban golpizas a todo aquel que intentara hacer algo al respecto. No era la primera vez que tenía a Neville en la enfermería por intervenir, incluso los Hufflepuff se habían vuelto más valientes.
Había intentado hablar con Snape sobre lo que estaba sucediendo, pero el hombre solamente la ignoraba en los pasillos y le prohibía la entrada al despacho de Dumbledore. La profesora McGonagall hacía todo lo que estaba en sus manos para ayudar a sus estudiantes, pero no podía dividirse en tantas partes para estar al pendiente de todos.
—La profesora McGonagall la trajo aquí para ayudar a los estudiantes, no para estar cuestionando mis métodos –Snape le comentó secamente sin dejar de caminar. Clarisse solo trotaba detrás de él para alcanzarlo.
—Pues déjeme decirle que gracias a sus métodos tengo a medio Hogwarts esperando para ser atendidos —Clarisse le dijo con furia— no pensé que llegaría el punto en que tendrían que hacer fila para sanarse.
—Ese ya es su problema, señora Weasley. También de los estudiantes. No saben comportarse y por eso se ganan los castigos —Snape respondió sin siquiera mirarla.
—Esos castigos están prohibidos. Son medievales y solo hacen que los estudiantes teman de incluso hablar en voz alta. ¿Usted cree que eso ayudará en su formación? —Clarisse habló con la voz entrecortada.
—Eso es más que suficiente para que entiendan que la vida no es fácil y que se necesita seguir órdenes –Snape la miró por un segundo. Ella tuvo la extraña sensación de que le quería decir algo más, pero el hombre siguió su rumbo hasta el despacho.
—¿Cómo van a seguir órdenes que van fuera de sus principios? —Clarisse exclamó— no tiene ni la más mínima idea de lo que está sucediendo en las clases, en especial con los estupidos hermanos Carrow.
—No creo que debería insultar a nuestros docentes de esa manera, señora Weasley. Agradezca que le ofrecieron un puesto de trabajo aquí, teniendo en cuenta que su condición no es la mejor para tener un empleo —Snape le respondió. No tardaban en llegar al despacho.
Aquello fue una completa ofensa para Clarisse, la cual había convivido mucho con aquel hombre debido a lo que le había sucedido con Fenrir Greyback. Snape la había ayudado con varias pociones para investigar un poco sobre lo que había pasado con su cuerpo. Estaba furiosa y ofendida en ese punto, así que solo se colocó frente al profesor, impidiéndole dar un paso más.
—Si quiere hablar de condiciones, no hablemos de la suya Quejicus —Clarisse le dijo con furia. Aunque se arrepintió al instante de aquello al ver la tristeza por una fracción de segundo en el rostro del profesor.
—¿Cómo se atreve? —Snape le preguntó con furia, aunque aquella pregunta no era para obtener alguna respuesta.
—Si quiere respeto tiene que darlo primero. Usted comenzó. —Clarisse se cruzó de brazos— y ahora que veo que a usted no le interesan los alumnos menos me iré de aquí. Aunque me despidan del puesto.
Snape estaba a punto de responderle, pero la escalera con forma de caracol comenzó a moverse. Unos segundos después bajaron tres estudiantes con lo que parecía ser la espada de Gryffindor. Los chicos se quedaron pasmados en su lugar, observando a las dos personas que estaban frente a ellos. Se trataba de Neville, Ginny y Luna.
—Creo que llegamos en un buen momento, señora Weasley —Snape cambió el tono en que hablaba— se supone que no deberían estar en mi despacho ahora mismo, mucho menos robando posesiones que pertenecen a este colegio.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfic(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)