Diecinueve años después.
Aquel año, el otoño se adelantó. El primer día de septiembre trajo una mañana tersa y dorada como una manzana, y mientras la pequeña familia cruzaba corriendo la ruidosa calle hacia la enorme y tiznada estación, los gases de los tubos de escape y el aliento de los peatones relucían como telarañas en la fría atmósfera. En lo alto de los dos cargados carritos que empujaban los padres se tambaleaban dos grandes jaulas con sendas lechuzas que ululaban indignadas. El pequeño niño pelirrojo tenía los ojos llenos de lágrimas mientras tomaba la mano de su hermana mayor, la cual intentaba darle ánimos para que no estuviera triste.
—¿No podemos volver a casa? —el pequeño miró a su madre, la cual negó con la cabeza mientras le daba una sonrisa de aliento.
—Todo estará bien, cariño. Recuerda todas las historias que te he contado de mis tiempos en Hogwarts —Clarisse le acaricio la cabeza. Su corazón se apachurraba de ver a su hijo más pequeño irse. Ya estaba creciendo.
—Tú eres muy valiente, hijo. Ve a tus hermanos, ellos también pasaron por lo mismo que tú —Bill lo detuvo y se agachó a su altura.
—Nos vemos en unos minutos —la chica le dijo a sus padres, perdiéndose en la multitud.
Un par de años después de tener a Matthew Clarisse se llevó la enorme sorpresa de que estaba embarazada de nuevo. Para su sorpresa, había sido una mujer. Era igual de rubia que su hermano y tenía los ojos de su padre. Bill solía decir que era una copia exacta de Clarisse. Olivia se había convertido en una adulta y ya casi terminaba sus estudios en Hogwarts, aquel era su último año.
Varios años después había llegado Ezra. Era el más consentido por sus padres y sus hermanos mayores. Aquel sería su primer año en Hogwarts, así que por ende estaba muriéndose de nervios y de miedo. Siempre había sido bastante callado y cohibido en comparación con sus hermanos, pero todos lo apoyaban y le daban ánimos. Sabía que sus primos también irían, pero aún así estaba asustado.
—¿Llegó tarde? —Matthew se acercó hasta ellos, agitado y respirando ruidosamente. Había quedado con sus padres para despedir a Ezra.
—Llegaste justo a tiempo —Clarisse aceptó gustosa el abrazo de su hijo mayor, el cual le dio muchos besos en las mejillas.
—Pensé que no vendrías –Ezra miró hacia arriba mientras abrazaba a Bill.
—Sabes que no te dejaría solo en un momento tan especial para ti —Matthew sonrió.
—Todos estamos apoyándote. Tú eres muy divertido e inteligente, así que no tienes que preocuparte —Bill le dio un beso en la frente a su hijo.
—¿Todo estará bien? —Ezra tenía los ojos rojos. Quería llorar.
—Todo irá de maravilla. Verás que cuando llegues y te instales no te acordarás de nosotros —Clarisse bromeó, pero si sentía un gran vacío de dejar a sus hijos menores otro año.
—Y recuerda que no importa en qué casa te pongan, nosotros seguiremos orgullosos de ti y de tu esfuerzo. Todo es bueno si sabes aprovecharlo —Bill sonrió con dientes y volvió a ponerse de pie— así que andando, el tren no tarda en marcharse y aún tenemos que encontrar a los demás.
Los cuatro comenzaron a caminar muy juntos. Atraían miradas de todos. Después de la guerra mágica eran bastante conocidos, especialmente Clarisse por lo que había hecho, así que ella solo saludaba a todos aquellos que eran amables con ella.
—¿En donde está Olivia? —Matthew se agachó un poco para que solo su madre pudiera escucharlo.
—Creo que está con Teddy —la mujer respondió— solo que aún no digas nada, tu padre no está enterado de que están saliendo.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfic(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)