Capitulo 133

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Correr a través de la multitud era bastante difícil, pero a pesar de los empujones y de los constantes ataques pudieron llegar fácilmente hasta donde anteriormente había estado la enorme puerta que daba al patio. Clarisse aumentó su caminata, pero alguien se la llevó en un golpe seco.
El dolor en su rodilla fue mínimo en comparación de todas las heridas que había tenido con anterioridad.

—Lo siento Clarisse —Tonks se disculpó sin siquiera mirarla, para después correr con rapidez a lo que parecía ser una batalla.

—¿Estás bien? —Bill se apresuró a levantar a su esposa, la cual solo le restó importancia.

—Es el momento. Por nada del mundo vayas a descuidarte —Clarisse miro al frente, viendo como Remus estaba furiosamente en duelo con Dolohov.

Las llamas púrpuras llovieron sobre el hombre lobo, pero aún así podía esquivar expertamente los ataques. Parecía bastante cansado en comparación con su contrincante, pero aún así se defendía muy bien. Lupin estaba igual de andrajoso que siempre, pero no parecía tener ninguna herida visible. En cambio Dolohov tenía la ropa bastante sucia y deshecha, además tenía varios cortes en el rostro, incluso parecía tener la nariz rota.

—¡Remus! —Tonks entró en la escena.

Aquel gritó desconcertó por completo al hombre lobo, pues bajo la guardia. Miró a su esposa con los ojos muy abiertos en lo que parecía angustia, asombro y miedo. Estaba horrorizado de verla en aquel lugar, pues la había dejado en casa para que cuidara a Teddy. Dolohov soltó una risa macabra al ver que su contrincante moriría.

En ese instante todo pasó demasiado rápido. Dolohov levantó su varita. La boca del mortifago parecía moverse en  cámara lenta, pronunciando la maldición asesina. Bill corrió hasta el hombre y dio un salto para poder empujarlo lejos. Por un pelo la maldición asesina golpea a su marido. Clarisse contuvo la respiración por unos segundos, sintiendo como si todo aquello fuera un mal sueño.

—¡Avada Kedavra! —Clarisse gritó con odio. La luz verde golpeó el pecho del mortifago, el cual se quedó con una expresión de asombro al caer sin vida al suelo.

Bill Weasley se quedó en el suelo con la boca muy abierta, asustado por lo que acababa de ver. Clarisse estaba horrorizada, pues ella no era así. Sabía que él hombre seguiría matando a más personas si lo acababa con él, pero aquello lo había hecho sin pensar. Miró la varita que tenía en su mano y se dio cuenta que estaba temblando.

—¡Clarisse! —Bill le habló en voz alta para que pudiera escucharlo, pero ella no le prestó atención.

—¿Que he hecho? —dijo para si misma, sintiendo como su corazón latía velozmente contra su pecho.

—Todo esta bien, cariño... tranquila —ni siquiera se dio cuenta cuando su esposo llegó hasta ella hasta que sintió como la envolvía con sus brazos.

Su respiración era agitada. Jamás había asesinado a nadie, mucho menos se le hubiera pasado por la mente que estaría en aquella situación. Por un lado estaba horrorizada por lo que había hecho, pero por el otro estaba satisfecha de haber acabado con la vida de un ser tan maligno. Estuvo a punto de matar a Remus y no sabía con quien había acabado antes, pero por lo menos ya no daría problema.

—Salvaron a mi esposo —Tonks tenía lágrimas corriendo por sus mejillas— jamás olvidaré esto.

La metamorfomaga se dirigió hasta Remus, el cual seguía tirado en el suelo con los ojos bien abiertos. Sabía que había estado a punto de morir, pero no entendía como habían sucedido las cosas tan rápido. Clarisse no dijo ni una sola palabra por varios segundos y Bill solo estuvo sosteniéndola en todo momento, brindándole su apoyo completo.
Para ese punto, Tonks ya se encontraba arrodillada a un lado de Lupin, abriendo sus túnicas, buscando cualquier signo visible de daño.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora