Capitulo 22

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Clarisse y Bill habían estado hablando por cartas, pero no le era suficiente a ambos. Ellos deseaban verse pronto, pero el tiempo parecía correr demasiado rápido.
Hermione había estado recibiendo burlas a causa de la revista Corazón de Bruja, en la cual Rita Skeeter había escrito un tonto texto sobre lo mucho que le gustaba estar con hombres famosos, así que Clarisse la había ayudado a defenderse de aquellos que la molestaban (especialmente Slytherins) así que ese día no fue la excepción. Clarisse había bajado a desayunar junto con los demás, ya que los gemelos y Lee no estaban esa mañana.

—Y esa es la razón por la que los elfos domésticos deberían tener derechos y ser tratados como iguales —Hermione terminó su discurso al que nadie había prestado atención. Por lo menos se estaba distrayendo del odio que le daban los demás.

Los búhos hicieron su entrada esa mañana, por lo que todos esperaban correspondencia con ansias. Clarisse había enviado una carta a Bill el día anterior, así que no esperaba ninguna respuesta de su parte aún. Solo un búho se dirigió hasta ellos, específicamente a Hermione, la cual no sabía de quien venía, pues esperaba con impaciencia algo más.

—Percy no habrá tenido tiempo de responder —dijo Ron—. Enviamos a
Hedwig ayer.

—No, no es eso —repuso Hermione—. Me he suscrito a El Profeta: ya
estoy harta de enterarme de las cosas por los de Slytherin.

—¿Tu crees que sigan escribiendo cosas sobre ti? —Clarisse le preguntó a Hermione.

—Es lo más seguro, además que ahora todos se enteraron de que salgo con Viktor —Hermione se cubrió el rostro con desesperación— no entiendo que hice mal para que todos estén contra mi.

—Tienen celos —Clarisse miró a Ron, el cual parecía molesto de que ellas hablaran del Búlgaro— pero si dejas de prestar tanta atención a lo que te dicen, lo más seguro es que desaparezca.

—Espero que tengas razón, no se por cuánto tiempo más aguantaré —Hermione le respondió.

—¡Bien pensado! —aprobó Harry, ante lo del profeta, levantando también la vista hacia los búhos—. ¡Eh, Hermione, me parece que estás de suerte!

Una lechuza gris bajaba hasta ella.

—Pero no trae ningún periódico —comentó ella decepcionada— Es...

Para su asombro, el búho gris se posó delante del plato de Hermione, seguida de cerca por cuatro búhos comunes, una parda y un cárabo.

—¿Cuántos ejemplares has pedido? —preguntó Harry, agarrando la copa
de Hermione antes de que la tiraran las lechuzas, que se empujaban unas a otras intentando acercarse a ella para entregar la carta primero.

—¿Que es lo que pasa? —Clarisse miraba la escena.

—No tengo idea —Ron le respondió a pesar de que no era necesario que lo hiciera.

—¿Qué demonios...? —exclamó Hermione, que tomó la carta del búho gris, la abrió y comenzó a leerla— Pero ¡bueno! ¡Hay que ver! —
farfulló, poniéndose colorada.

—¿Qué pasa? —inquirió Ron.

—Es... ¡ah, qué ridículo...

Hermione la paso la carta a Clarisse, la cual la examinó y se dió cuenta al instante que no estaba escrita a mano, sino compuesta a partir de letras que parecían recortadas de El Profeta.

eRes una ChicA malVAdA. HaRRy PottEr se merEce alGo MejoR quE
tú. vUelve a tU sitIO, mUggle.

—¡Son todas por el estilo! —dijo Hermione desesperada, abriendo una carta tras otra—. «Harry Potter puede llegar mucho más lejos que la gente
como tú...» «Te mereces que te escalden en aceite hirviendo... »

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora