Capitulo 139

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La guerra por fin había terminado, así que para todos era algo nuevo salir a las calles sin tener miedo. Los Mortifagos que faltaban estaban siendo atrapados y los que ya estaban presos estaban por tener una sentencia para pagar todo lo malo que hicieron. Aquellos momentos eran solamente de renacer y hacer que los magos y las brujas aprendieran para no volver a cometer los mismos errores.

Bill no podía celebrar como quisiera. Clarisse tenía dos semanas en San Mungo. A pesar de que estar inconsciente era gracias a las pociones que le habían estado suministrando, estaba completamente agotado y preocupado. En todo ese tiempo solo se había marchado dos veces para descansar bien, pero aún así por más que su familia intentara enviarlo a otro lado no estaba dispuesto a moverse. Todo el tiempo había estado en la habitación que le habían dado.

Los sanadores siempre le daban buenas noticias, pero aún así tenía que seguir inconsciente para no tener un aborto por todas las heridas. Los escombros le habían hecho mucho daño en el vientre, así que querían que el feto estuviera un poco más fuerte para hacerle chequeos constantes y ya hacerla despertar.

—Tienes que comer algo —Molly le insistió por tercera vez a su hijo. Ella jamás lo había dejado solo, así que siempre que podía iba de visita a San Mungo.

—Lo haré más tarde, ahora no tengo hambre —Bill no aparto la mirada de Clarisse, la cual cada vez parecía verse mejor.

—¿Qué crees que diría Clarisse si te viera en este estado? —Molly lo regañó. Podía notar que su hijo estaba un poco más delgado que antes y se veía bastante demacrado debido al cansancio.

—Estaría molesta conmigo —Bill agachó la cabeza y sonrió para si mismo. Extrañaba tanto a su esposa.

—Entonces tienes que hacer lo que te digo. Sabes que está fuera de peligro y hay sanadores que están pendientes de ella todo el tiempo —Molly se acercó a su hijo y le acarició el brazo— tienes que estar fuerte para cuando despierte. Fred y George estarán encantados de quedarse con ella hoy.

Bill agradecía mucho que los gemelos no lo hayan dejado solo en ningún segundo. Aparte de él, ellos eran los más preocupados por la salud de la chica, incluso mucho más que su propio hermano. Sabía que todos a su alrededor tenían sus propios problemas, pero Cedric a veces solía ser algo desconsiderado. Siempre pensaba qué tal vez se debía al ambiente en el que habían crecido ambos Diggory. Solo les faltaba aprender a convivir más.

—Además de comer también deberías ir a casa a descansar. Necesitas una ducha urgente y dormir por lo menos unas horas —Molly comentó. Bill negó con la cabeza.

—Solo iré a comer algo, no pienso irme de aquí hasta que Clarisse esté despierta.

Molly sabía el carácter que tenía su hijo mayor, así que solo asintió con la cabeza. Había sido muy difícil de que al menos aceptara salir a comer algo, así que no quería insistir más.

Bill le dio una última mirada a su esposa y salió de la habitación. Desde que tenía memoria, San Mungo solía estar bastante abarrotado de heridos y enfermos, pero después de la batalla había sobrepasado el límite de personas siendo atendidas. Habían perdido un poco más de un tercio de personas que habían estando ayudándolos para ganar contra Voldemort, y los demás habían resultado heridos. Había de todo, desde brujas y magos que solo tenían unos cuantos huesos rotos hasta unos que aún estaban luchando por su vida.

Aunque para la sociedad mágica todos los sucesos habían sido bastante buenos, la mayoría de los familiares de los heridos luchaban sus propias batallas internas y no querían celebrar nada. Aquello solo se estaría conmemorando una vez que todos estuvieran bien para poder asistir. Según lo que tenía entendido, harían una ceremonia para despedir a todos los fallecidos, además empezarían a limpiar Hogwarts entre todos para que volviera a ser funcional rápidamente.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora