Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩

Capitulo 129

Clarisse en ese punto entendía por completo el porqué Harry no quería que los demás lo ayudaran. Era algo que debía hacer completamente solo, además todos lo estarían ayudando de diferentes maneras dentro y fuera del castillo. Sin duda alguna era un héroe y Clarisse sabía que era más valiente que nadie en ese lugar. Para ese punto el miedo que tenía por no saber que esperar de la batalla se había desvanecido, haciendo que los nervios fueran más fuertes. Tenía poco tiempo para salvar a aquellas personas que eran más cercanas a ella. Si pudiera salvaría a todos, pero lamentablemente no podría.

Se fue a una de las esquinas del gran salón y tomó la posición que tenía antes, en la espera de los que faltaban. Sus manos temblaban visiblemente, hasta que oyó un ruido a sus espaldas y se dio la vuelta. Sintió como si dejara de latirle el corazón: Ginny estaba entrando por el hueco de la pared, y la seguían Fred, George y Lee Jordan. Aquello solo hizo que las lágrimas llegaran a sus ojos al ver a su mejor amigo saludando a todos con emoción. Lo había visto muerto y sabía que esa imagen la tendría por siempre si no lograba su cometido.

—¡Clarisse! —Lee Jordan levantó la mano y la saludó con júbilo, al mismo tiempo que los gemelos corrían hasta ella para levantarla en brazos y abrazarla como solían hacerlo siempre.

—Desde que te casaste nos abandonaste —Fred le dijo dándole un ruidoso beso en la mejilla.

—Pero eso no significa que dejamos de quererte —George le besó la otra mejilla de la misma manera.

—¿Te lastimamos? —ambos chicos se separaron de ella cuando vieron como comenzaba a llorar. Estaban preocupados.

—Estoy feliz de verlos de nuevo —Clarisse agachó la mirada para limpiarse los ojos un poco. Acto seguido pasó ambos brazos por la cintura de Fred para abrazarlo con fuerza. George no espero y la abrazó por detrás— prometo cuidarlos esta noche, chicos.

Los chicos no sabían lo que estaba sucediendo con Clarisse, pues era rara la ocasión en que la veían de esa manera. Pensaron que se trataba del asunto con Bill, pero de inmediato descartaron la idea. No dijeron nada y se quedaron en aquella posición durante varios minutos hasta que la chica se tranquilizó por completo.

—Estaremos contigo, cariño —Fred le levantó la cabeza y le dio un beso en la mejilla.

—Veamos que sucede —George se separó del abrazo.

Los gemelos la tomaron por las manos y los tres juntos se dirigieron hasta el centro de la habitación, en la cual estaban todos reunidos en una especie de círculo.

—Aberforth está un poco mosqueado —dijo Fred, mirando a los chicos y alzando su mano libre para responder a los saludos de todos—. Quería echar una cabezadita, pero su bar se ha convertido en una estación de ferrocarril.

Clarisse sentía tanta tristeza y alivio
al mismo tiempo que ni siquiera le importo la llegada de Cho Chang.

—Recibí el mensaje —dijo Cho mostrándoles el galeón falso, y fue a sentarse junto a Michael Corner.

—Bueno, ¿qué plan tienes, Harry? —preguntó George.

—No tengo ningún plan —contestó el muchacho.

—Ah, entonces improvisaremos, ¿no? ¡Me encanta! —dijo Fred.

—No creo que sea bueno improvisar, Fred —Clarisse respondió con cansancio.

—La vieja Clarisse está de vuelta —George le respondió, torciendo los ojos.

—Eres muy sobre protectora a veces —Fred hizo una mueca fingida.

—¡Tienes que hacer algo para detener esto! —le dijo Harry a Neville—. ¿Por qué les has pedido a todos que volvieran? ¡Es una locura!

—A nosotros nos llegó un Patronus de parte de Clarisse, así que no dudo de su palabra —Fred respondo alzando la mano.