Capitulo 68

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La ausencia de Dumbledore había causado mucha controversia entre los miembros de la Orden, y no solo en ellos, también Harry había estado enviando cartas en donde informaba que casi no se veía al director en ningún lado. Nadie sabía que estaba pasando con él, pues el anciano se empeñaba en mantener en secreto lo que fuera que estuviera haciendo.

A mediados de octubre la seguridad en cuanto a los miembros de la Orden se había vuelto más fuerte. Ella era parte de, pero aún así alguien tenía que acompañarla a clase y recogerla en caso de que algo malo sucediera.
Clarisse estaba a punto de terminar el día de escuela, cuando sintió que el espejo que le dio Sirius comenzaba a calentarse. Ella se levantó y se marchó al baño para tener más privacidad de contestar.

—Clarie... —ella escuchó su nombre varias veces por lo bajo. Cuando sacó el espejo de su bolsillo se percató de que se trataba de Harry.

—¿Pasó algo malo, Harry? —Clarisse le preguntó al instante con preocupación, pues la única vez que habían hablado de aquella manera habían pensado que Sirius estaba siendo torturado por Lord Voldemort.

—No pasa nada, bueno si, pero no es lo que piensas —Harry la tranquilizó al instante.

—¿Entonces que es? —ella le preguntó un poco más calmada.

—Estamos en Hogsmeade y nos encontramos con Mundungus —Harry se veía furioso al mencionar a aquel hombre— llevaba una maleta con las cosas que se robo de casa de Sirius y estoy seguro que llevaba unas cuantas cosas tuyas también.

La sangre de Clarisse comenzó a hervir al imaginar lo que pudo haber sido. Había dejado en Grimmauld Place un par de cosas de valor, pero era algo que ella cuidaba con su alma.
Harry notó el rostro de Clarisse y al instante se preguntó a su mismo si debía haberle contado a ella.

—Gracias, Harry. Yo me encargaré de él —Clarisse respondió y sin pensarlo se desapareció de la academia para llegar hasta Grimmauld Place.

Agradecía con toda su alma recordar a la perfección la manera en que Dumbledore había ocultado aquel lugar, pues no tardó más de cinco minutos en entrar. En cuanto puso un pie dentro del lugar, Walburga comenzó a gritar con fuerza y Kreacher intentaba tranquilizarla mientras miraba de reojo a Clarisse.
Ella cerró la puerta y levantó su varita en caso de que tuviera que atacar a algún intruso. Primero entro a la cocina para ver qué cosas podían faltar en aquel lugar y se dio cuenta que ya no estaban muchas de las copas en las que Sirius solía beber vino, también faltaban vajillas que eran demasiado caras en el mundo mágico.

Ella se dirigió hasta las escaleras y subió sin detenerse en ningún momento, llegando hasta la que era su habitación. Al instante se dirigió hasta el pequeño baúl que tenía enfrente de su cama y lo abrió, percatándose que solo había una túnica vieja, desgastada y sucia que ni siquiera era de ella. Había dejado dos cosas. Un collar con un enorme diamante que le había dejado su abuelo antes de morir, era algo que apreciaba con todo su corazón. Tampoco estaba el regalo que le había dado Bill para que llevara al baile. Sabía que su novio había pagado mucho por eso y no era justo que alguien en quien debía confiar entrara sin permiso y se robara las cosas para revenderlas.

Clarisse sintió como el coraje subía por su cuerpo, incluso sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos al pensar en que jamás podría recuperar aquello. Se había llevado lo último que tenía de su amado abuelo, se había llevado algo por lo que Bill había trabajado mucho para comprar. Ese Mundungus se arrepentiría de lo que había hecho, sin duda alguna.
Ella se limpió las lágrimas que le corrían por el rostro y sintió como el espejo que cargaba volvía a calentarse, pero esa vez no le presto atención.

Pensaba y pensaba en que lugares de podía encontrar aquel hombre, hasta que de inmediato se le vino a la cabeza una de las tiendas que estaba en el callejón Knockturn, en el cual solían ir a parar todas las reliquias familiares y joyas costosas de segunda mano. Ella aún tenía la esperanza de atrapar al hombre y quitarle las cosas que se había robado antes de que las vendiera. Clarisse bajo las escaleras con rapidez y justo cuando estaba a punto de salir de Grimmauld Place Walburga Black comenzó a gritarle insultos.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora