Desde la partida de Ron todo había estado mucho más silencioso dentro de casa. Sabía que tiempo atrás ni se hubiera imaginado que llegaría a tener una relación de hermandad con ese chico, ya que solo era un casi amigo. Por lo menos tener a Bill más tiempo en casa era bastante genial, pues a pesar de que no podían ir a ningún lado encontraban actividades divertidas dentro de casa, no necesariamente hablando de sexo, sino que se complementaban hasta en las cosas más sencillas.
Aquel día había caído una pequeña tormenta, así que después de que se detuvo Bill la hizo salir a la playa a jugar con la arena mojada y el lodo, así que terminó bastante sucia y algo mojada debido a la humedad. El frío no era lo suyo, pero aún así había estado bastante divertida la situación.
Bill la había tomado por la piernas y la había arrastrado por la playa mientras ella no podía controlar sus carcajadas. Sabía que más tarde estaría batallando para quitar la arena de su cabello, pero no quería pensar en otra cosa más que en divertirse.—¡Basta, basta. No puedo más! —Clarisse gritó entre risas en el momento en que Bill le dio una vuelta en el aire.
—Vamos, mi amor, se que te gusta que juguemos así –Bill sonrió aún más, ahora tomándola sobre su hombro y dando vueltas en el aire.
—¡Esto es muy divertido! —Clarisse se carcajeó por las mariposas en el estómago que sentía en cada vuelta, hasta que se convirtieron en náuseas. —Necesito bajar, Bill.
—Un par de vueltas más, mi amor —Bill dijo en carcajadas, sin entender el tono de voz de su esposa.
—No me siento muy bien Bill —Clarisse sintió como la bilis subía por su garganta, así que con su mano libre se cubrió la boca.
Bill al escuchar aquello dejó de dar vueltas y como si Clarisse no pesará nada la bajo de sus brazos y la ayudó a poner sus pies sobre el suelo. En ese instante no pudo contenerse más y el vomito saltó directamente al pecho de Bill, el cual en vez de sentir asco ante lo que pasaba, se apresuró a tomarle el cabello para que no se ensuciara, al mismo tiempo que le daba palmadas en la espalda para que pudiera tomar aire.
Con anterioridad se había sentido algo extraña, pero no quería preocupar a Bill. Solo había estado sintiendo náuseas, pero en ninguna ocasión había vomitado. Tenía la leve sospecha de que podría estar embarazada, pues el periodo se le había retrasado un par de semanas y tenía los pechos algo sensibles, pero no quería decir nada hasta que estuviera segura de que lo que sospechaba era real.
—Vamos cariño, respira hondo —Bill le dijo con preocupación, aún sobando y palmeando su espalda.
Clarisse comenzó a temblar, pues el dolor de cabeza se hizo presente al instante. Las lágrimas se acumularon en sus ojos debido a la vergüenza de que Bill la viera de aquella manera. Era algo tonto, pero tal vez era parte de como se sentía.
—No debiste ver eso —Clarisse le dijo hipando, mientras se daba media vuelta para no ver el desastre apestoso en la ropa de su Bill.
—No pasa nada, Clarie —Bill se acercó un poco a ella, y al notar que le daba la espalda le acarició la cabeza para tranquilizarla, pues no quería ensuciarla y que se sintiera más avergonzada— vamos a darnos una ducha, ya hace más frío y te puedes enfermar.
Una vez que estuvieron dentro de casa Bill le tomó la mano y con lentitud la llevó hasta su habitación, para después comenzar a calentar un poco el lugar.
—Clarie, preciosa, ¿puedo hacerte una pregunta? —Bill le dijo algo titubeante mientras se quitaba la chaqueta sucia.
—Está bien —ella respondió, ya un poco más tranquila, aunque no del todo.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfiction(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)