Capitulo 92

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—Quiero hacerles unas preguntas, y creo que será mejor que lo haga individualmente. Ustedes —señaló a Harry, Hermione y Clarisse— pueden esperar arriba. Empezaré con Ronald.

—No pensamos ir a ninguna parte —le espetó Harry mientras las chicas lo apoyaba asintiendo enérgicamente con la cabeza—. Puede interrogarnos a los cuatro juntos, o a ninguno.

Scrimgeour les lanzó una fría mirada. Aquello no pintaba para nada bien, en especial porque Clarisse no estaba segura si debía confiar en Rufus ahora que estaba con el Ministerio.

—Está bien. Los cuatro a la vez, pues —concedió, y carraspeó antes de proseguir—: Como seguramente suponéis, estoy aquí para hablar con ustedes del testamento de Albus Dumbledore. —Los chicos se miraron perplejos—. ¡Vaya, les he dado una sorpresa! ¿He de deducir, entonces, que no sabían que Dumbledore les ha dejado algo en herencia?

—¿A todos? —preguntó Ron—. ¿A Hermione, Clarisse y a mí también?

—Sí, a los...

—Dumbledore murió hace más de un mes. ¿Por qué han tardado tanto en
entregarnos lo que nos legó? —Harry lo interrumpió.

—Eso es obvio —intervino Hermione—. Querían examinarlo. ¡Pero no tenían derecho a hacerlo! —protestó, y le tembló un poco la voz.

—Tengo todo el derecho del mundo —se defendió Scrimgeour con menosprecio—. El Decreto para la confiscación justificable concede al ministerio poderes para incautar el contenido de un testamento...

—Pero eso no es exactamente para lo que nos pudo haber dejado Dumbledore, no creo que fuera oscuro —Clarisse respondió con seriedad.

—¡Esa ley se creó para impedir que los magos dejaran en herencia artilugios tenebrosos —argumentó Hermione—, y el ministerio ha de tener pruebas sólidas de que las pertenencias del difunto son ilegales antes de decomisarlas! ¿Insinúa que creyó que Dumbledore intentaba legarnos algún objeto maldito?

—¿Tiene intención de cursar la carrera de Derecho Mágico, señorita Granger? — ironizó Scrimgeour.

—No, no es mi propósito. ¡Pero espero hacer algo positivo en la vida!

Ron se echó a reír y Scrimgeour le lanzó un vistazo rápido, pero volvió a prestar atención a Harry.

—¿Y por qué ahora ha decidido darnos lo que nos pertenece? ¿Ya no se le ocurre ningún pretexto para retenerlo? —Harry le dijo.

—Debe de ser porque ya han pasado los treinta y un días que marca la ley — respondió Hermione en lugar del ministro—. No es lícito retener los objetos más días, a menos que el ministerio logre demostrar que son peligrosos. ¿No es así?

—¿Opinas que tenías una estrecha relación con Dumbledore, Ronald? —preguntó Scrimgeour, haciendo oídos sordos a la pregunta de Hermione.

Ron se sorprendió.

—¿Yo? No... Bueno, no mucho. Siempre era Harry quien... —Echó una ojeada a sus amigos, y vio que Hermione le lanzaba una mirada de advertencia: «¡No digas ni una palabra más!»; pero el mal ya estaba hecho. Por lo visto, el ministro acababa de oír exactamente lo que quería, de manera que se abatió sobre la respuesta de Ron como un ave de presa.

—Si no tenías una relación muy estrecha con él, ¿cómo explicas que te recordara en su testamento? Hizo poquísimos legados personales, ya que la mayoría de sus posesiones (la biblioteca privada, los instrumentos mágicos y otros efectos personales) se las legó a Hogwarts. ¿Por qué crees que te eligió a ti?

—Pues... no lo sé. Yo... Cuando digo que no teníamos una relación muy estrecha... Es decir, creo que yo le caía bien...

—No seas tan modesto, Ron —terció Hermione—. Dumbledore te tenía mucho cariño.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora