Capitulo 91

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El cumpleaños de Harry había llegado, así que Molly le había pedido ayuda a Clarisse para prepararle una pequeña fiesta. Aquello pareció agradable para todos, así que desde temprano estuvieron limpiando el patio para poner una mesa y comer afuera. Antes de que el cumpleañero se levantara, cada una de las personas que estaba en La Madriguera colocaron un regalo encima de la mesa para que el chico los viera al bajar.

Bill y Augustus se habían llevado bastante bien, así que mientras desayunaban se pusieron a conversar, mientras Letitia hablaba con Molly, la cual vigilaba el sartén.

—Feliz cumpleaños, Harry —Clarisse le dijo con emoción al chico, el cual le dio una enorme sonrisa como agradecimiento.

—Gracias, Clarie —respondió el chico, un poco sonrojado al ver como Clarisse le daba un fuerte abrazo.

—Arthur me ha pedido que te felicite de su parte, Harry —dijo la mujer con una sonrisa de oreja a oreja—. Ha tenido que ir temprano al trabajo, pero volverá a la hora de la cena. Ese de ahí encima es nuestro regalo.

Harry se sentó emocionado y después tomó el paquete cuadrado que la madre de Ron había señalado y lo desenvolvió. Dentro había un reloj.

—Es tradición regalar un reloj cuando un mago alcanza la mayoría de edad — explicó la señora Weasley mirando emocionada al chico, sin apartarse de los fogones —. Aunque ése no es nuevo como el de Ron y le ganamos a Sirius al hacerlo, pues pertenecía a mi hermano Fabián, que no era muy cuidadoso con sus cosas. Verás que está un poco abollado por la parte de atrás, pero...

No pudo terminar su discurso, porque Harry se levantó y la abrazó. Sin duda alguna Molly amaba a aquel chico como a uno de sus hijos, asi que cuando ambos se soltaron, le dio unas palmaditas en la mejilla, haciendo un movimiento involuntario con la varita que provocó que un trozo de panceta saltara de la sartén y cayera al suelo.

—¡Feliz cumpleaños, mi cachorro! —Sirius le dijo con emoción a su ahijado, acercándose a él para despeinar su ya rebelde cabello.

—Gracias, Canuto —Harry respondió dándole una sonrisa ladeada.

—Aquí esta tu regalo, espero que te guste —Sirius respondió, apuntando con el dedo a una enorme caja que estaba sobre una silla.

—¡Feliz cumpleaños, Harry! —exclamó Hermione al irrumpir en la cocina, y puso su regalo en lo alto del montón—. No es gran cosa, pero espero que te guste. Y tú ¿qué le has regalado? —le preguntó a Ron, que simuló no oírla.

—¡Vamos, abre el de Hermione! —lo incitó Ron.

—Ah... gracias...

X

La llegada de Charlie a La Madriguera había hecho que el humor de Bill mejorara mucho más. Su hermano menor solía ser su mejor amigo, así que estaba feliz de tenerlo nuevamente en casa. El domador de dragones los felicitó a ambos por la próxima boda, aunque no hablaron mucho porque Molly se lo llevó para cortarle el cabello.

Como en la cocina de La Madriguera no había espacio suficiente para celebrar la cena de cumpleaños de Harry y aún faltaban por llegar Charlie, Lupin, Tonks y Hagrid, juntaron varias mesas en el jardín. Fred y George hechizaron unos farolillos morados, todos con un gran diecisiete estampado, y los suspendieron sobre las mesas. Gracias a los cuidados de la señora Weasley, George ya tenía la herida curada, pero aún así Clarisse todavía no se acostumbraba a ver el oscuro orificio que le había quedado en lugar de la oreja, pese a que los gemelos no paraban de hacer chistes sobre eso.
Hermione hizo aparecer unas serpentinas doradas de la punta de su varita mágica y las colgó con mucho arte encima de árboles y arbustos.
Clarisse solo ayudó con el pastel.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora