Capitulo 4

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Los carruajes atravesaron las verjas y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal. Clarie y los chicos no dudaron en subirse al primero que salió, querían llegar lo antes posible a Hogwarts. Estaban ansiosos por saber que pasaría que no les interesó si los chicos menores quedaban al último.
No tardaron mucho en llegar hasta el castillo, así que gracias a la lluvia, tuvieron que correr para evitar empaparse más de lo que ya lo estaban. En cuando entraron por las enormes puertas, Peeves les lanzó un globo con agua a los gemelos, los cuales lo esquivaron sin ningún problema.

—Tienes mucho más que aprender aun —Fred le dijo con burla al poltergeist.

—Y nosotros tenemos más cosas que mostrarte —George sonrió.

El poltergeist se marchó con más globos con agua, estaba seguro que habría muchas más personas que si caerían. Cuando entraron al gran comedor se dirigieron a la mesa de Gryffindor y se sentaron en dónde lo hacían todos los años. Clarisse le echó un vistazo a la mesa de profesores, en la cual había más asientos vacíos de lo normal. De Hagrid era fácil saber en dónde podría estar, ya que seguramente estaría abriendo camino entre las aguas del lago con los de primero. En cambio, la Profesora McGonagall se encontraría seguramente supervisando el secado del suelo del vestíbulo. Pero había otra silla vacía, seguramente le pertenecería a un nuevo profesor.

—¿Quien creen que sea el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras? —Clarie le preguntó a los gemelos, aún sin apartar la mirada de la mesa de profesores.

—No tenemos idea —ambos chicos hablaron a la vez.

—Pero conociendo al profesor Dumbledore...

—No dudamos en que haya buscado a alguien no tan apto para el puesto —George terminó.

La profesora McGonagall marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del Gran comedor donde se encontraba la mesa de los profesores. Gracias a la fuerte lluvia, parecía que en vez de atravesar el lago en los botes, lo habían atravesado nadando. Los primeros años, temblando con una mezcla de frío y nervios, llegaron a la altura de la mesa de los profesores y se detuvieron puestos en una fila de cara al resto de los estudiantes. El único que no temblaba era el más pequeño de todos, un muchacho con pelo castaño desvaído quedó envuelto en lo que parecía ser el abrigo de piel de topo de Hagrid.
La profesora McGonagall colocó un taburete de cuatro patas en el suelo ante los alumnos de primero y, encima de él, el sombrero seleccionador, el cual se veía exactamente igual que la primera vez que Clarie lo usó, extremadamente viejo, sucio y remendado. Los de primer año lo miraban. En ese momento, el gran comedor quedó en silencio, entonces fue ahí cuando del sombrero se abrió un desgarro, formando una boca y luego empezó a cantar.

Hace tal vez mil años
que me cortaron, ahormaron y cosieron.
Había entonces cuatro magos de fama
de los que la memoria los nombres guarda:

El valeroso Gryffindor venía del páramo;
el bello Ravenclaw, de la cañada;
del ancho valle procedía Hufflepuff el suave;
y el astuto Slytherin, de los pantanos.

Compartían un deseo, una esperanza, un sueño:
idearon de común acuerdo un atrevido plan
para educar jóvenes brujos.
Así nació Hogwarts, este colegio.

Luego, cada uno de aquellos cuatro fundadores
fundó una casa diferente
para los diferentes caracteres
de su alumnado:

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora