La preocupación de si los chicos estaban a salvo en Hogwarts cada día alarmaba más a los miembros de la Orden del Fénix, en especial cuando supieron de un ataque hacia una alumna. Clarisse recordaba muy castamente a Katie Bell, pero sabía que ella no era capaz de liarse con los Mortífagos. Según tenían entendido, la chica había sido trasladada a San Mungo para que fuera mejor atendida y no tenían pensado de darla de alta en mucho tiempo.
Según lo que había contado Dumbledore en una de las reuniones, la chica estaba en el lugar equivocado y justo en el momento equivocado a pesar de que pensaban que Hogsmeade era un lugar seguro. Harry, Ron y Hermione estaban manteniéndolos al tanto de cada una de los sucesos en aquel lugar.
—Deberías descansar un poco, estás agotada —Bill murmuró en su oído, mientras se sentaba a un lado de ella.
—No puedo hacerlo, tengo mucho que aprender aún y no se me queda nada —Clarie respondió con frustración.
Conforme pasaba el tiempo en la academia había decidido adelantar clases para terminar en un año todo, pero jamás pensó que eso iba a desgastarla tanto. Después de llegar de clases tenía que estudiar y hacer tarea hasta altas horas de la noche, si había reunión de la Orden del Fénix solo dormía un par de horas antes de volver a levantarse. Estaba segura que eso estaba distanciándola de Bill, pero el pelirrojo entendía la situación e incluso la ayudaba a repasar todo.
—No te agotes tanto, así te será más difícil aprender todo —Bill le dijo tranquilamente— eres bastante inteligente y estoy seguro que recordarás todo esto en tu examen.
—No estoy segura de eso, Bill. Te juro que quiero llorar —ella recargó la cabeza en el escritorio.
—Descansa un rato, verás que eso te hará sentir mejor, linda —Bill le paso la mano por el cabello.
El pelirrojo sabía lo difícil que era tener que estudiar tanto, pero también sabía que nada se comparaba con lo que su chica tenía que aprender. Cuidar la salud de los demás no debía tomarse a juego y era mucho más lo que tenía que aprender en tan poco tiempo. Clarisse había dejado notar su pasión por el oficio, así que el Weasley confiaba en que sería la mejor Sanadora de todas.
—¿Que tienes pendiente para mañana? —Bill le preguntó. Quería saber en qué podía ayudarle.
—Ya terminé todas las tareas, solo necesito seguir estudiando para el próximo examen —ella se quejó.
—¿Cuando será? ¿Ya te dijeron la fecha exacta? —Bill estaba interesado.
—Será la próxima semana –Clarisse se despeinó el cabello con fuerza.
Bill se quedó en silencio por unos segundos y al instante comenzó a reír a carcajadas, en especial al ver el rostro frustrado y molesto de su novia.
—¿De que te ríes? —ella le preguntó con seriedad— no le encuentro la gracia.
—Pensé que sería mañana por lo estresada que estás —Bill rió un poco más.
—Sigue riéndote —ella se cruzó de brazos mientras miraba a su hombre fijamente.
—No seas amargada, preciosa. Tomate un descanso, te lo mereces —Bill dijo las tranquilo— apuesto que si te hago todas las preguntas que tiene a anotadas he sabes la respuesta.
(Escena explícita a continuación. Ya leí sus comentarios del capítulo pasado, pecadoras hehe)
—Ni siquiera quiero pensar en eso —Clarisse hizo otra mueca.
—Yo tengo algo que te hará sentir mejor —Bill le guiñó un ojo.
—¿Es algo de comer? —ella le preguntó ilusionada cuando el chico le tomó la mano y la levantó de su asiento.
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Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩
Fanfiction(COMPLETA) Clarisse Diggory jamás imaginó que a partir del torneo de los tres magos las cosas se pondrían feas, mucho menos que a pesar de la desgracia encontraría a alguien que la haría feliz en los momentos oscuros. (Basada en los libros)