Capitulo 115

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Al instante sintió como su corazón se helaba al darse cuenta del lugar en el que estaban. Cuando era más pequeña solía jugar con Draco Malfoy en aquel lugar, pero no tenía muy gratos recuerdos de aquellos tiempos. Los calabozos olían a humedad y de ser posible, se podía sentir el sufrimiento, como si aún siguieran ahí las almas perdidas de tantos años. Al ver que se trataba de ella, Harry salió de detrás de un cimiento de piedra, mientras que Ron encendía la luz. Para su sorpresa no estaban ellos solos, también se encontraba Ollivander, Luna, Dean y por lo que supuso de la reunión de la Orden del Fénix, también ahí debía encontrarse el duende Griphook.

—¿Dónde está Griphook? —fue lo primero que preguntó Clarisse.

—Draco vino por él —Luna respondió. Si ropa y rostro estaba lleno de suciedad, además de que su cabello estaba bastante despeinado.

Un grito de dolor horrible resonó con eco por todo el calabozo. La piel de Clarisse se erizó y no tuvo que pensar mucho para darse cuenta que se trataba de Hermione. Todos los presentes apagaron la luz de nuevo cuando escucharon pasos, pero solo se trataba de Dobby.

—¡Dob...

Harry cogió a Ron por el brazo para que no gritara, y éste puso cara de susto al darse cuenta del error que habría cometido. A través del techo oyeron pasos en el piso de arriba, sin duda Draco conduciendo a Griphook ante Bellatrix. Dobby tenía muy abiertos sus enormes ojos con forma de pelotas de tenis, y temblaba desde los pies hasta la punta de las orejas: había regresado a la casa de sus antiguos amos y era evidente que estaba muerto de miedo, mientras que Krax se pasaba sus pequeñas manos por las puntiagudas orejas debido al terror de escuchar aquellos gritos que venían de la planta de arriba.

—Harry Potter —dijo con un hilo de voz—, Dobby ha venido a rescatarte. Krax y Clarisse vinieron en su ayuda también.

—Pero ¿cómo has...?

Un alarido espeluznante ahogó las palabras de Harry: estaban torturando otra vez a Hermione. Clarisse se había vuelto muy cercana a la hija de Muggles y escuchar aquello sin poder hacer nada solo la hacía querer llorar por el coraje.

—¿Pueden desaparecer de este sótano? —Clarisse les preguntó a los elfos, los cuales asintieron mientras movían sus orejas.

—. ¿Y pueden llevar a humanos con ustedes? —Harry preguntó, los elfos volvieron a asentir.—. Muy bien. Pues quiero que saquen a Luna, Dean y el señor Ollivander y los lleven a... a...

—A casa de Bill y Clarisse —dijo Ron— ¿No hay problema con eso?

—¡Para nada! ¡Vayan al Refugio, en las afueras de Tinworth! —Clarisse les dijo decidida, sintiendo como los vellos de sus brazos se erizaban por estar en aquel horrible lugar.

—Y luego quiero que vuelvan aquí —añadió Harry—. ¿Podrán hacerlo?

—Claro, Harry Potter —susurró el pequeño elfo Dobby, mientras que Krax se acercaba al señor Ollivander. Dobby no tardo en hacer lo mismo.

El hombre estaba semiinconsciente, así que Krax lo tomó de la mano, mientras que Dobby le tendía la mano a Luna y Dean, aunque ninguno de ellos dos se movió de su lugar.

—¡Queremos ayudarte, Harry! —susurró Luna.

—No podemos dejarte aquí —dijo Dean.

—¡Vayan! ¡Nos veremos en casa de Bill y Clarisse!

—Somos demasiados y podríamos salir heridos. No se preocupen. Ahora mismo nos ayudarían más si están en un lugar seguro —Clarisse le dijo a los los chicos mientras los observaba. La mirada que les dio hizo que se sintieran confiados al instante.

Clarisse ⟨••Bill Weasley••⟩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora