XX. Observación

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—No me pasa nada.

—No quisiera irme y dejarte sola, pero debo regresar al trabajo. Estaré aquí a las seis y media. Te amo, bebé.

—Y yo a ti — le di un último beso y fue en dirección a la puerta.

—Cerraré la puerta con seguro.

Me despedí por última vez, sintiendo que el apartamento se volvió más grande al momento de marcharse, por el inquietante silencio y la soledad. Deberé acostumbrarme a estar más tiempo sola. Necesito ser más comprensiva, él no puede estar todo el tiempo conmigo, necesita trabajar. Tal vez estoy siendo muy egoísta.

Me encaminé a la habitación para sacar mis cosas de las cajas y acomodarlas. El armario era muy pequeño para poner todas mis prendas de ropa, igual sucede con las gavetas. Vi a lo lejos la caja negra que me dio Kiran y me senté con ella en la cama. La curiosidad me atrajo a ella. Su contenido era una Beretta 92FS DuraCoat negro y piezas pequeñas bañadas en oro. Mis ojos se iluminaron al contemplar semejante belleza. Mi nombre estaba escrito en cursiva en el área de la corredera y había un pequeño papel con una nota: «Estaré contigo a donde quiera que vayas». Me sorprendí sonriendo tontamente con la nota y estrujé el papel.

Tomé en mis manos la carta que Kiran me entregó con la caja y la abrí:

Hija, si estás leyendo esta carta es porque, probablemente ya no podremos vernos más. Pero no temas, no te sientas sola, nosotros siempre estaremos contigo. En este momento debes estar saturada de dudas, de miedos, de preguntas, pero no creas en nada de lo que te dicen, solo cree en lo que tú corazón te dicte. Me hubiera gustado decirte la verdad cuando aún estaba con vida, no por medio de un papel. Perdónanos por dejarte sola en el momento que más nos necesitas. Tu madre y yo te hemos mentido. No somos esos héroes sin capa y perfectos que siempre tratamos de pintarte. Nuestra vida ha estado llena de constantes luchas, de sangre, de dolor y sufrimiento. Quisimos darte una mejor vida, ser un buen ejemplo, aunque haya sido a base de mentiras. Me duele en el alma tener que decirte esto, pero nosotros no somos tus verdaderos padres, aunque siempre nos esmeramos en serlos para ti. Tu verdadera madre hubiera dado todo por estar contigo, por haberte dado ella misma la vida que merecías, pero por desgracia, no tuvo oportunidad de hacerlo. Luisa era una buena mujer, una buena madre que se sacrificó por darte una vida distinta y lejos de tu verdadero padre, por eso nos entregó lo más preciado que tenía; a ti. Cumplimos con su encomienda, pero ese hombre ya sabe que somos nosotros quienes te tenemos y está dispuesto a todo por recuperarte. Él mató a tu madre y no pongas en duda que también lo habrá hecho con nosotros, pero no importa lo que nos haga, jamás permitiremos que dé contigo. Aunque no podamos protegerte como nos gustaría, te dejaremos en buenas manos con Kiran; un amigo nuestro, que ya has debido conocerlo. Le he encomendado la tarea de protegerte, de sacarte adelante y sobre todo, hacer de ti una mujer fuerte, capaz de enfrentar esa tormenta que se avecina. Espero algún día puedas perdonarnos por haberte ocultado la verdad y por no ser lo que pensabas. Nunca pongas en duda que te hemos visto siempre como la hija que nunca pudimos tener.

Con amor, de tu padres que tanto te aman.

Mi corazón se rompió en miles de pedazos. La carta se había humedecido debido a esas lágrimas que sin cesar descendían por mis mejillas. Ellos sabían que su vida corría peligro por mi culpa, aun así, no dudaron en hacerse cargo de mí. Siempre los consideré los mejores padres que la vida y Dios me pudieran brindar. Aunque no compartimos ese vínculo de sangre, para mí ellos siempre serán mis únicos y verdaderos padres. No sé quién sea ese tal Cardona, tampoco me importa si es mi padre biológico o no, pero me arrebató lo único importante y valioso para mí; y eso no puede quedarse así.

Guardé la carta y el arma entre mis cosas, no puedo permitir que Max descubra esto.

A mitad de semana, vino de visita Kiran. Sé que me había dicho que vendría, pero no pensé que sería tan pronto. Además de que por obvias razones no estaba preparada. No puedo negar que se siente como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi. Por fortuna, Max a esta hora está trabajando, por lo que no se cruzarán. Está muy perfumado, cualquiera diría que lo ha hecho intencionalmente.

—¿Qué tal tu nueva vida como ama de casa? — miró los alrededores.

—Debiste quedarte en el auto. ¿Qué tanto miras?

—Es muy pequeño este apartamento. ¿No pudo conseguir uno mejor? Conozco a dueños de apartamentos a un precio accesible.

—A mí me gusta este, pero gracias por la información que no te pedí. Ya regreso.

Fui a mi habitación en busca de cambiarme de ropa y de paso, buscar el arma en el armario, cuando de pronto escuché el sonido de la cama y vi a Kiran sentándose en el borde. ¿En qué momento entró y por qué no lo escuché antes?

—¿Qué demonios haces en mi habitación? ¿Quién te ha dado permiso para entrar? ¿No ves que me estoy cambiando, imbécil? Sal de aquí — me cubrí con el pantalón, colocándolo alrededor de mi sostén para evitar que me viera los senos.

—Qué cama tan incómoda — ignoró mi reclamo, volviendo a levantarse y a sentarse —. Para que esta cama esté en tan buena condición y no haga ni un mínimo sonido, ha de ser porque no te cogen con ganas.

—¿Qué dijiste? — quedé atónita ante su comentario.

—Porque si te cogen con ganas, te aseguro que no va a durar ni dos días sin romperse. Tal vez se está controlando para no tener que gastar. Tu novio es un tipo muy ahorrador.

—Eres un metiche.

—Tal vez solo soy muy observador.

—¡Sal de mi habitación inmediatamente!

—¿Quieres que confirme mi observación? — arqueó una ceja, ensanchando una maliciosa sonrisa.

Dulce Veneno I [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora