LXXX. Un equipo

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Subí corriendo las escaleras con destino a la habitación de Dereck y me topé con una escena bastante conmovedora. Lo menos que pensé era que Kiran estaría consolando a Dereck y engulléndolo de esa manera entre sus brazos. Quedé paralizada de la impresión y él se mostró incómodo. 

—Perdón por entrar sin tocar. ¿Podemos hablar a solas un momento? 

Salimos al pasillo y le conté todo lo que me dijo Max, aunque no él no se veía sorprendido. 

—¿Has estado comunicándote con él? 

—No. Ni siquiera sé cómo sabe mi número. 

—Tus hermanastros lo consiguieron, que lo averigüen ellos no es nada. 

—¿En serio te vas a poner con ataques de celos ahora? Es posible que Serrano venga para acá y tú estás pensando en cosas irrelevantes. 

—Solamente digo que no soporto a la gente cobarde; esos que se escudan detrás de un teléfono. Tus hermanastros hicieron lo mismo, y cuando les tocó rendir cuentas en persona, mira como terminaron. 

—¿Qué vamos a hacer? 

—No soy persona de huir, pero solo para asegurarme de ponerlos a salvo, supongo que no me queda de otra. Si verdaderamente pone un pie en esta casa, deberé aplaudirle por su valentía. Debe estar muy ardido como para arriesgarse. 

Buscó a Dereck y nos dirigimos al auto. Ni siquiera permitió que recogiera algunas cosas. Kiran se quedó hablando con sus hombres mientras Dereck y yo estábamos dentro del auto. 

—¿A dónde vamos? ¿Ya me voy? — preguntó Dereck. 

—No, mi amor. Aún no. Vamos a dar un último paseo. ¿Cómo te sientes? 

—¿Por qué no puedo quedarme con ustedes? ¿Hice algo malo? 

Sus palabras me hicieron sentir muy mal, y no me gustó para nada. 

—No. Tú eres un niño muy bueno. Es solo que… 

Kiran entró al auto y al ver los dos cuernos de chivo que trajo consigo lo miré sorprendida. Me pasó uno y el niño se quedó mirando asustado. 

—El niño está aquí. 

—Sí. Y dejará de estarlo si no tomamos las debidas precauciones. 

Aceleró el auto como un loco y el niño se arrimó a mí. Se notaba bien asustado y, aunque quisiera calmarlo, no es mucho lo que puedo hacer. Su pequeño cuerpecito temblaba. 

Cualquiera diría que nos estaban esperando, porque según salimos a la entrada, vimos varios focos de autos encenderse detrás nuestro. Con nosotros vinieron dos camionetas de los nuestros, pero ellos aparentaban ser más que nosotros. Quería creer que Max estaba mintiendo, que hizo todo esto para asustarme, pero no fue así. 

Hubo una en especial que logró rebasar a quienes venían detrás de nosotros. Era una monstruosidad el frente de esa RAM. Había dos hombres en el vagón, sujetándose de las barandas y con dos aparatos de rifles que jamás en mi vida había visto. Estaba muerta de miedo, viendo cómo arrasaron con facilidad a quienes se suponía que nos cubriera y sirviera de apoyo. Abrieron fuego contra nuestro auto y los impactos de balas se veían reflejados en el cristal, pero no se había roto. Solo podía presionar a Dereck contra mi pecho, deseando por dentro que todo terminara. Coincidía cada vez con la mirada de Kiran por el retrovisor, pero él no se veía asustado, más bien concentrado. 

—Esa gente nos va a seguir persiguiendo. ¿Qué vamos a hacer, Kiran? 

Abrió su ventana y con una mano en el volante, sacó el rifle con la otra y abrió fuego a esa camioneta que no nos dejaba en paz. 

—¿Recuerdas lo que hablamos en la habitación, campeón? 

Dereck miró a Kiran inmediatamente y asintió con la cabeza. 

—¿Qué te parece si por hoy hacemos un pequeño desarreglo? Luego que terminemos de jugar, no nos iremos temprano a la cama, te llevaré a un lugar especial y nos vamos a desvelar los tres. ¿Qué te parece? — alzó la voz, ya que por el viento y las detonaciones casi ni se entendía. 

Dereck asintió con la cabeza en repetidas ocasiones. 

—Mantente agachado y tápate los oídos, ¿sí?

Dereck se agachó, haciéndose bolita y se tapó los oídos. 

—Y tu, muñequita. ¿Podrías darme una mano? Maneja, yo me encargo del resto. 

—No. No pienso dejarte las cosas únicamente a ti — abrí la ventana, dispuesta a todo —. Somos un equipo, ¿lo olvidas? Matemos a esos cerdos.

Dulce Veneno I [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora