—Kiran…
Me ayudó a levantarme del suelo y lo abracé, sintiendo que mi cuerpo por unos momentos perdió la fuerza. Me duele mucho el abdomen. Esa mujer estaba pesada.
—¿Qué tienes, muñequita? ¿No te hicieron nada?
—Me siento muy mareada.
—Estoy muy orgulloso de ti. Lo has hecho muy bien, dulzura — presionó mi cabeza contra su pecho.
—Tenía mucho miedo— mi voz se quebró.
—No está mal sentir miedo. Lo importante es que pudiste defenderte. No tienes idea de lo mucho que me encanta verte convertida en una fiera. Haber tenido la dicha de verlo en primera fila lo hizo mucho más fascinante.
—¿En primera fila? ¿Tú estabas ahí? ¿Por qué no hiciste nada antes?
—Quería saber si el entrenamiento sirvió de algo. Era evidente que jamás permitiría que alguien te ponga un dedo encima. Aparte de eso, debía esperar el tiempo justo, no podía meter la pata.
—¿Cómo me encontraste? Ellos me quitaron el rastreador.
—Tu eres el rastreador, princesa.
—¿Qué?
—No hablemos de temas irrelevantes. Lo importante es que estés bien. Tenemos que salir de aquí. En cualquier momento este lugar volará en mil pedazos y no podemos quedarnos.
—¿Y Cardona?
—Él también volará.
—Pero él salió.
—Claro, pero regresará a la casa. Esa mujer me sirvió de mucha ayuda. Empleó supuestamente el plan perfecto para quedarse a solas contigo, pero jamás se imaginó que estaría jugando a mi favor. Fueron menos hombres con los que tuvimos que lidiar.
—Cardona es muy astuto. No creo que se trague el cuento y regrese a la casa como si nada.
—¿Sabes qué es lo que lo hace débil e insignificante ante mis ojos? Que se deja llevar fácilmente por los sentimientos. Está muy interesado en arreglar las cosas contigo, tanto así que si piensa que a su hija le pasó algo, la preocupación hará que se equivoque. ¿Y adivina qué? ¡Cataplum! — rio.
—Te ves muy seguro.
—Lo estoy. Incluso si se diera el caso de que no regrese, siempre habrá formas de deshacernos de ese estorbo. Ahora bien, regresemos a lo que importa. A los que le damos muerte hay que rematarlos, no vaya a ser que hagan un pacto con satán y regresen a la vida. No pienso tomarme el riesgo— sacó su arma del pantalón.
—Te espero fuera de la habitación.
—Adelante, meona — plantó un suave beso en mi frente y lo miré sorprendida.
Ese lado dulce me estremece el alma y ni se da cuenta.
Esperé por él en el pasillo, sintiéndome cada vez más mareada y el pulso acelerado. Debo calmarme. Ya todo pasó.
—Te he notado muy extraña. ¿Te sientes bien? — me sobresalté al escucharlo de repente.
—Sí. Estoy bien. Vayamos a casa, ¿sí? Quiero salir de aquí.
La cantidad de cuerpos tendidos en el frío pavimento era excesivo. Sus hombres rodeaban la casa y, aunque me tranquilizaba el hecho de estar con él y salir ilesa de todo esto, me impresiona que hayan podido arrasar con cada uno de ellos silenciosamente. No puedo creer que todo eso haya pasado.
El camino a la casa fue en silencio. La verdad es que me sentía bien estando recostada de su pecho. Dereck nos recibió tan pronto llegamos a la casa y tuve que llevar mis manos hacia la espalda. ¿Qué hace despierto? Debe ser muy tarde.
—Hola, señorita.
—Hola, pequeño. ¿Qué haces despierto a esta hora?
—El señor me dijo que vendría a casa esta misma noche y no podía dormir, así que quise esperarla. ¿Se encuentra bien?
—Claro que sí. Yo… — ese mareo volvió a sacudirme y recosté mi frente en el pecho de Kiran.
—Ve a tu habitación, campeón. Tu amiga está agotada y necesita descansar.
El niño se despidió y Kiran me ayudó a subir a la habitación.
—Te ayudaré a darte una ducha caliente para que te relajes. Te ves muy ansiosa y no es para menos.
Entramos al baño y Kiran me ayudó a quitar la ropa. Una sensación rara se hizo presente en mi entrepierna, una especie de humedad, como si me hubiera hecho encima. Fue muy grotesco. Por esa razón me miré y me di cuenta de que había sangre goteando de mi parte baja y deslizándose por mi entrepierna.
—¿Estás bien? ¿Por qué estás sangrando de esa manera? Llamaré al médico — Kiran se veía bastante preocupado, tanto que no había terminado de hablar cuando ya tenía el celular en las manos.
No me atrevía siquiera a moverme debido a la misma incomodidad y ardor en el abdomen. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué de repente me duele tanto?
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Dulce Veneno I [✓]
RomanceDesde la muerte de los padres de Esmeralda, la custodia absoluta cayó en manos de su tío; Kiran Harper, un hombre cuyo oficio y procedencia se desconoce, pero consta de infinitas conexiones, dinero y poder. Mientras ella lucha por salir de sus garr...