Es cierto que estoy molesta ahora mismo con Max, pero tampoco le deseo el mal. Jamás imaginé que él sería capaz de entrar en algo tan peligroso como eso.
La verdad es que quería estar sola, por lo que según llegué a la casa, me encerré en la habitación. Mi cabeza estaba a punto de explotar. Nunca me di cuenta de en lo que estaba metido Max, ni mucho menos en lo que estaba atravesando. Para haber tomado una decisión así, debía sentirse desesperado y en gran parte, y sin querer, he influido en eso.
Luego del baño, me senté en el borde de la cama a secarme mejor el cabello. Han pasado muchas cosas en tan poco tiempo. ¡Que irónico! Había luchado por mucho tiempo por abandonar esta casa y aquí he regresado, y esta vez por mi propia cuenta. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
Sentí el toque en la puerta y sin tener oportunidad de decirle a quien fuera que pase, vi entrar a Kiran a la habitación. En su cuello colgaba una cámara que, a mi parecer, se veía bastante costosa.
—¿Sabías que es una falta de respeto entrar sin esperar a que te den permiso?
—¿Y debo pedir permiso para visitar a mi mujer? Te instalaste en tu vieja habitación, pensé que te quedarías conmigo en la mía. ¿Estás huyendo de mí? ¿Ya tan rápido te arrepentiste de haber regresado, muñequita?
—No estoy arrepentida.
—La mitad del dinero que te ganaste está en el estudio. La otra mitad la encontrarás en esta tarjeta. Siempre es importante tener dinero en efectivo —sacó la tarjeta de su bolsillo y la puso sobre la cama.
La tarjeta era dorada y tenía mi nombre.
—Tu auto está en el garaje. Ahora no tienes excusas para quedarte con el y utilizarlo.
—¿Qué hay con esa cámara que traes colgando de tu cuello?
—¿Te gusta? Esta chiquilla me ha acompañado por mucho tiempo. Solía fotografiar todo lo que me llamara la atención, aunque mayormente la utilizaba para llevar un conteo de los muertos que llevo cargando. Es una lástima que estuve un tiempo separado de ella.
—Estás mal de la cabeza.
—La vida es corta. Hoy sabemos dónde estamos, mañana tal vez no. Soy de los que piensa que se debe vivir todos los días como si fuera el último. Con la cámara podemos capturar los momentos más importantes para vivirlos de nuevo. Cada fotografía tiene una historia que contar, por lo que incluso si pierdo esos recuerdos de mi mente, aquí siempre estarán intactos. Le he encontrado otro uso para darle a esta cámara. He fotografiado con ella todo lo que he perdido, pero jamás lo que he ganado. Por eso hoy decidí borrar de su memoria todo lo malo. Aunque eso no cambiará todo lo que vio y pasó conmigo, también merece captar las cosas bonitas que mis ojos están viendo — tomó la cámara en sus manos y me apuntó con ella—. Sonríe.
No era normal la fuerza con la que mi corazón latía. Sus palabras movieron algo dentro de mi pecho.
—No. No estoy en condiciones de tirarme fotos.
—Quiero que resalte tu belleza natural. Esos ojos avellanas y tu cabello despeinado, no quiero que se pierda ningún detalle — tomó varias fotos seguidas y cambiaba de distintos ángulos.
Mentiría si no admito que estaba avergonzada y muy nerviosa, aunque él parecía concentrado y feliz con lo que hacía. ¿Quién es Kiran Harper? ¿Y por qué a veces actúa como un niño? ¿Por qué cada cosa que hace últimamente me hace sentir tan diferente? ¿Por qué me derrite tanto su sonrisa, si antes me parecía lo más irritante de su persona? ¿Es que acaso me estoy enamorando de él? Esa pregunta despertó un sinnúmero de mariposas en mi estómago.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Veneno I [✓]
RomanceDesde la muerte de los padres de Esmeralda, la custodia absoluta cayó en manos de su tío; Kiran Harper, un hombre cuyo oficio y procedencia se desconoce, pero consta de infinitas conexiones, dinero y poder. Mientras ella lucha por salir de sus garr...