Lucía tan molesto que traté de mantenerme en silencio por el camino a la casa. Según llegamos, él subió conmigo a mi habitación y sin encomendarme a nadie, agarró todo aparato electrónico que encontró; como la tableta, mi computador, entre otras cosas.—¿Qué demonios estás haciendo?
—No pienso seguirle dando privilegios a una mocosa que no se los merece. ¿Quieres privilegios? Pues te tocará ganartelos — arrojó todo al pasillo, sin importarle el daño que pudiera ocasionarles.
—¡Vas a dañarlos, cretino!
—Esa es la idea — dejó por último el televisor y lo arrojó contra el suelo con toda su furia, reventando la pantalla.
—¡Eres un hijo de puta!
—¿Un hijo de puta? Aún no has conocido el verdadero hijo de puta que puedo llegar a ser y te aseguro que no querrás conocerlo nunca. Contigo he tenido mucha paciencia, a veces me sorprende todo lo que podido aguantar, pero para todo hay un límite. Te he dejado en tu mundo, te he dado privilegios que no mereces, comodidades, te lo he dado todo, y así es como me pagas. Lo único que te he exigido no es ni respeto, solamente que estudies, pero no, parece que un pene es mucho más importante para ti que tú futuro. Qué suerte que tus padres no están aquí, porque se sentirían muy devastados y decepcionados de ti.
Sus palabras me hirieron, especialmente por haber mencionado a mis padres.
—¡Si ellos estuvieran aquí, las cosas serían totalmente diferentes, porque no tendría que vivir con un cerdo, maniático, enfermo, manipulador y prepotente como tú! — vociferé.
—Pero fíjate que no están y así es como son las cosas. Ya falta poco para que cumplas tu mayoría de edad y ese día por fin podrás hacer lo que te dé la gana. Pero mientras vivas bajo este techo, tendrás que seguir mis reglas; te guste o no.
—Te odio — lo dije desde el fondo de mi alma.
—Fíjate que no me había dado cuenta, malagradecida. En esta habitación te quedarás encerrada hasta mañana. Estás castigada.
—Pues no pienso quedarme aquí. Tú no eres mi padre para castigarme.
—¿Me estás desafiando? Anda, intenta salir — se echó a un lado, señalando la puerta.
Aunque quería hacerlo, algo dentro de mí no me lo permitía. Ese tipo está loco y podría ser capaz de muchas cosas.
—¡Yo necesito hablar con Max!
—Ese también debe estar recibiendo su castigo. Sus padres también están enfurecidos. A él también lo suspendieron. Si realmente te quiere como se llena la boca diciendo, entonces sabrá esperar por ti. Si no puede, entonces ve el lado positivo a las cosas; te estaré ahorrando una desilusión futura. Ahora bien, procura descansar, porque vas a necesitar energías mañana.
—¿Energías para qué?
Sin responder mi pregunta, salió de la habitación. Suspiré aliviada, porque al menos no me lastimó, pues pensé que lo haría con lo furioso que estaba.
Por obvias razones, se me hizo difícil conciliar el sueño durante la noche. No sabía qué hora era, pero aún no había salido el sol, cuando me abrieron la puerta desde fuera. Lo vi entrar a él, sin camisa, mostrando descaradamente su abdomen y brazos tonificados, solo vistiendo un pantalón color crema. Sus botas eran negras y en su costado traía como un cuchillo de caza. Me di varios golpes en las mejillas, creyendo que todo se trataba de un sueño, que en algún momento sin darme cuenta me dormí. ¿Qué hace este tipo aquí de nuevo? Peor aún, ¿por qué está en medio de mi habitación sin camisa? Si trae la camisilla en sus manos, ¿por qué demonios no se la pone?
—¡Vístete! — le ordené.
Me tapé la cara, pues no quería que pensara que lo estaba mirando de manera extraña. No sé por qué está haciendo esto. Debe ser un sueño, sí, definitivamente. Pero es que nunca lo había visto sin camisa y de frente. Aquel otro día él estaba de espalda, todo lo que vi fue otras cosas que no quiero ni mencionar.
—Levántate — ordenó.
—¿Para qué o qué? Si viniste a seguir la discusión, ya dije lo que iba a decir. Ahora vete.
No tengo cabeza para discutir ahora. Se supone que debía estar molesta, pero no podía concentrarme en el enojo y la ira, solo en eso que vi.
Escuché que cerró la puerta y suspiré. Pensando que había salido de la habitación, me asomé por entre medio de mis dedos y lo vi casi cara a cara, algo que me sacó tremendo susto.
—Te he dicho que te levantes.
—Estas no son formas de levantar a nadie — instintivamente bajé la mirada y de la incomodidad, la desvié hacia la pared—. Tápate, descarado, o llamaré a la policía por andar de exhibicionista. En primer lugar, no sé por qué demonios estás así.
—Esta es mi casa. Si se me antoja andar en pelotas, puedo estarlo y nadie tiene que decirme nada. Deja de hacerte la más santa y pura, cuando has visto esto y mucho más.
—Yo no quería verte el pene, pero fuiste tú quien ni siquiera cerró la puerta con seguro e hizo que esas escandalosas mujeres estuvieran gritando como si fueran gatas en celos. Eres un desconsiderado.
—Oh, vaya. ¿Así que sí estuviste de curiosa? ¿Desconsiderado por qué? ¿Por qué no te incluí?
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Dulce Veneno I [✓]
RomanceDesde la muerte de los padres de Esmeralda, la custodia absoluta cayó en manos de su tío; Kiran Harper, un hombre cuyo oficio y procedencia se desconoce, pero consta de infinitas conexiones, dinero y poder. Mientras ella lucha por salir de sus garr...