—¿Por qué no continúan hablando? Se escuchaba interesante la conversación.
—Ya mismo las llamo… — no pude terminar de decirlo, cuando Kiran me arrebató el celular de las manos.
—Han crecido mucho desde la última vez que las vi. Se han convertido en unas mujeres muy hermosas y curiosas — puso el celular sobre la mesa del escritorio, manteniéndolo derecho y mirando hacia nuestra dirección con ayuda de la lámpara—. Permítanme saciar su curiosidad.
No sabía cuál sería su próxima movida, no podía descifrar absolutamente nada y eso lo hacía más terrorífico. No me atrevía a mover ni un solo músculo. Tuve la oportunidad de pensar y hacer caso omiso a buscar entre sus cosas, pero la curiosidad me ganó y ahora no sé cuáles serán las consecuencias.
Al sentir que se fue detrás de mí, traté de apartarme, pero atrapó mi cuerpo en un instante.
—Asegúrense de grabar cada detalle de lo que le haré a este cuerpecito — su mano agarró mi seno por encima del traje y la otra se adentró por mi entrepierna.
—¿Qué estás haciendo, Kiran?
—¿No sabes qué estoy haciendo? Ni que fuera la primera vez que cogemos — su mano logró escabullirse por dentro de mí ropa interior y al sentir su roce, llevé mi mano a la suya.
—¡Basta! ¡Suéltame!
—Mira lo mucho que te has mojado. Parece que te excita tener espectadores. Mira a tus amigas, enséñales lo mucho que disfrutas con tu tío.
—¡Déjala en paz o llamaremos a la policía!
Su descabellada risa solo confirmó que se estaba divirtiendo lo suficiente. Me empujó contra el escritorio y traté de retomar la postura, pero sentí mi ropa interior deslizarse por mis piernas.
—No se pierdan ni un detalle — movió el celular hacia mi dirección, presionando mi otro brazo a la espalda.
Me sentía muy avergonzada estando tan expuesta delante de mis amigas. Las lágrimas estaban al borde de mis ojos.
—¡Esta humillación jamás te la voy a perdonar, Kiran!
—No me estoy disculpando contigo. Este castigo no es nada comparado a lo que le haría a alguien que me desobedezca; y tú muy bien lo sabes — susurró en mi oído—. Mereces que te haga picadillo. No sé de dónde saco tan paciencia contigo. Por más que te digo más cosas, jamás me haces caso.
Con mi otra mano traté de alcanzar el celular, pero se vio atrapada por la suya.
—¡Te dije que me sueltes, animal! — mis intentos de darle con las piernas eran en vano, pues no lo alcanzaba con ellas por lo cerca que se encontraba.
Dejó ir por fin mis manos y sentí que dejó también de presionar mi cuerpo contra el escritorio. Me tapé la cara con ambas manos, estallando en llanto por el miedo y la humillación.
—Me temo que el espectáculo deberá ser cancelado. Nos veremos pronto. Cuídense… —Kiran colgó la llamada y se sentó en la silla que queda justo al frente de mí.
—¡Te odio, animal! — levanté la mirada.
—Es totalmente válido e irreprochable. Dime, ¿qué se supone que haga contigo ahora? No conoces lo que es la privacidad, no sabes lo que es respetar la vida de los demás. Existen cosas que simplemente se evitan. Tu pudiste haber evitado un cruel destino, pero te empeñaste en meterte en lo que no te han llamado. Te advertí desde un principio que curiosear no siempre deja nada bueno. A veces nos enteramos de cosas que era preferible no saber. Esta es una de ellas.
—Esto no hubiera pasado si no guardaras tantos secretos. ¿Quieres saber por qué me atreví a buscar en tus cosas? Porque tenía la esperanza de que de esa manera podría conocer más de ti, quería comprenderte así fuera un poco, porque siempre has sido muy reservado y cerrado en tus cosas. Nunca me has contado quién eres, por qué estás aquí, a qué te dedicas, cuál es tu propósito para haberte hecho cargo de mí; no me has dicho nada. Yo quería conocerte, saber sobre la persona que ha despertado un sinnúmero de sentimientos contradictorios y confusiones dentro de mí. ¡¿Es eso un maldito pecado?!
—Pecado es no saber esperar a que sea yo quien se tome la libertad de decirte. Todos tenemos secretos del cual no estamos orgullosos y que no queremos contarle a nadie; y estamos en todo nuestro derecho en no hacerlo. En primer lugar, ¿por qué tanto interés en conocer a alguien a quien le has dicho que lo odias? Dices que he despertado en ti sentimientos contradictorios, pero ¿qué hay de los míos? ¿Esos no cuentan para ti? Ve a tu habitación. Aprovecha la segunda oportunidad que te estoy dando y desaparece de mi vista. No sé por cuánto tiempo más pueda controlarme — se levantó de la silla, recogiendo todos los papeles del suelo.
En completo silencio guardó todo dentro de la caja fuerte, exceptuando la foto. Sus palabras me hicieron sentir mucho más mal de lo que me sentía de por sí con toda la situación.
—Lo siento… — logré decir, sintiendo que el enorme peso de la culpa recayó en mis hombros.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Veneno I [✓]
RomanceDesde la muerte de los padres de Esmeralda, la custodia absoluta cayó en manos de su tío; Kiran Harper, un hombre cuyo oficio y procedencia se desconoce, pero consta de infinitas conexiones, dinero y poder. Mientras ella lucha por salir de sus garr...