Esme
—Por culpa de ustedes, ahora Kiran no quiere ni verme.
—Para contentar a un hombre solo debes abrirle las piernas, hermanita. Eso soluciona cualquier conflicto de pareja.
—¿Pudieron detener a ese detective?
—Sí. Gracias a tu asistencia.
—¿Max no logró llevarse nada?
—No. Tenemos el sobre que iba a darle aquí — me entregó el sobre—. Tal parece que está actuando por su cuenta. Estaba solo, por lo que dudo mucho que a Serrano le importe ese muchacho.
—Gracias.
—Ya sabes cuál fue el trato; ni una sola palabra de esto a nadie. Asegúrate de quemar el contenido de ese sobre. Al menos no llegó a las manos de personas indebidas. Y para la próxima, trata de llamar menos la atención. A tu noviecito no se le pasa ni una. Si nos hubiera visto juntos, ya estaría desatando una guerra. Ahora te toca cumplir con lo acordado. Nos veremos aquí en dos días. Papá muere por conocerte.
—No lo he olvidado.
—Nos mantendremos en contacto, hermanita. No te pierdas — puso el auto en marcha y desapareció en tan solo un instante.
Me senté en mi auto a revisar toda la información sobre Kiran que Max le solicitó a ese detective. Por suerte, no llegó a sus manos o la historia hubiese sido otra.
Traté de ser lo más cuidadosa para salir de la casa, pero los hombres de Kiran me descubrieron y tenía que venir sí o sí para encontrarme con ellos. No se suponía que Kiran hubiera llegado a ese lugar, tampoco que Max se hubiese dado cuenta de nuestra presencia.
Henry y Jared se pusieron en contacto conmigo por teléfono. No sé cómo consiguieron mi número, el caso es que, me dijeron que Max estaba investigando a Kiran y que según tenían entendido, Max estaría reuniéndose hoy con ese supuesto detective. Terminé aceptando el trato que me dijeron con tal de que me ayudaran a que su información no fuera divulgada. Jamás me hubiera imaginado en una situación tan compleja, pero no quise pensarlo dos veces. Sé que para él es difícil hablar sobre el pasado debido a lo doloroso que debió haber sido, por eso más que nada lo hice.
Traté de evitar una desgracia. Tenía miedo de que Kiran se fuera solo detrás de Max y algo malo le pudiera pasar. Si está involucrado con ese viejo, pensé que no iba a estar solo y por eso actúe de esa manera.
Kiran ni siquiera me dejó explicarle, e incluso si tengo oportunidad, será difícil, porque cada vez que hablamos del pasado, de Henry, Jared, o Max, se pone como loco. Además, ahora mismo les prometí a ellos que no le diría a Kiran sobre nuestro acuerdo.
No me equivoqué. Su verdadero nombre es Sebastián. Entonces todos esos documentos que había visto sí eran suyos. Lo más desgarrador de todo fue leer que toda su niñez la pasó en cautiverio, complaciendo los deseos más enfermizos y retorcidos de un viejo asqueroso llamado Alvaro. Sus padres lo vendieron a ese hombre por unas cuantas monedas. ¿Cómo puede alguien hacer algo tan atroz como eso? Era solo un niño.
Ahora es cuando he caído de lleno a la cruda realidad, dándome cuenta de que desconocía muchas cosas suyas. Todo lo que vivió, las razones de ser como es, de ver la vida y a los demás como lo hace.
Mi corazón se rompió en miles de pedazos, viendo la cantidad de fotos que habían sobre esos crueles actos. Su mirada extraviada y vacía; en otras llenas de miedo, lágrimas y angustia. El solitario rincón en el que lo mantenían encadenado peor que a un perro; totalmente solo. Su carita lo decía todo: «Saquenme de aquí».
Mis lágrimas humedecieron las fotos. Me sentía la peor persona del mundo. Tan miserable. La frustración, la impotencia y tristeza se juntó. Sentía la necesidad de verlo y abrazarlo bien fuerte. Entre más recordaba sus palabras, ese sentimiento de culpa por dentro me ahogaba.
Me dirigí a la casa de vuelta, subí las escaleras y cuando miré en dirección al pasillo, ahí lo vi, hablando con esa extraña mujer que aún no sé quién sea. Dentro de mí, los celos volvieron a atacarme. Aún sabiendo que no somos nada, yo no puedo evitarlo. Quise hacerme la indiferente todo este tiempo, quería evitar lo inevitable, pero esto es más fuerte que yo. Lo amo; lo amo como jamás he amado a alguien. Admitirlo es lo que me dio la fuerza suficiente como para acercarme. No me importa quien sea ella o qué lugar ocupe en su vida, lo único que tengo seguro ahora mismo, es que no pienso permitir que me lo quite. Sí; cuando creí que no podía caer más bajo, ahí ando demostrándole a la vida que no es suficiente, que puedo hacerlo mejor.
—Yo… — las palabras no me salían de la boca y más viendo su seriedad—. Te amo, Kiran — logré decir, notando su expresión de sorpresa—. Perdón por no ser eso que tanto buscas — lo abracé con la misma intensidad que moría por hacerlo, aún sin saber si iba a ser capaz de rechazarme.
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Dulce Veneno I [✓]
RomanceDesde la muerte de los padres de Esmeralda, la custodia absoluta cayó en manos de su tío; Kiran Harper, un hombre cuyo oficio y procedencia se desconoce, pero consta de infinitas conexiones, dinero y poder. Mientras ella lucha por salir de sus garr...