Austin
La había visto nada más poner un pie en el restaurante. Primero había pensado que era otra persona y solo estaba confundido, pero Willow fue quien lo confirmó, al reconocerla como la chica que trabajaba para mi padre.
Ese no fue exactamente su comentario. Fue algo así como : Vaya, si puede llevar algo aparte de pantalones.
Y eso me llevó a mi a mirar sus piernas, lo cual no era una buena idea porque nunca la había visto con nada más que pantalones, y cuando se puso en pie, alejándose de su mesa y su cita de esa noche, tuve una muy mejorada visión de como le sentaba ese vestido azul.
Traté de ignorarla, pero odiaba las mentiras y ella había mentido a mi padre.
-¿Esta es tu forma de estudiar?
-No es que deba darte ningún tipo de información porque no te importa, pero también tengo que alimentarme, y por eso estoy aquí.
-No quiero ser grosero, Addison, pero no hay forma de que puedas permitirte cenar aquí.
Vi el momento en el que mis palabras calaron en ella. Se libró de mi mano de un tirón antes de acercarse a mi.
Tenía que ponerse de puntillas para tratar de intimidarme, y todo lo que estaba consiguiendo con ello era que mis ganas de besarla fueran aun mayores.
-Tienes razón. No puedo permitirme siquiera un mísero postre aquí, pero afortunadamente para mi, todavía quedan en el mundo personas a las que eso no les importa. Tu cita espera Austin, y yo ya he dejado a la mía por demasiado tiempo.
Se alejó de mi con la cabeza en alto y se acercó de nuevo a su mesa.
Vi como su cita se levantaba de su asiento, y le retiraba el de ella para ayudarla a acomodarse.
Le reconocí. Era el tipo que le había pedido su teléfono unas semanas atrás en el trabajo.
Cerré los puños con fuerza a los lados y caminé hacia donde Willow me esperaba.
Desde donde me encontraba sentado, podía ver todos los movimientos que ese chico hacia ella y me contuve para no acercarme y apartarlo de su lado.
Tenía que recordarme sus palabras.
Esto era lo que ella quería, ¿no? Un príncipe azul que no fuese un completo gilipollas.
¿Por qué entonces quería ocupar el lugar de ese tío?
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Addison
Mi humor había cambiado un poco desde mi encuentro con Austin, pero traté de pasar un buen rato y prestar mi atención a lo que Kevin me estaba contando.
Sabía que venía de buena familia, y a él no parecía importarle que la mía fuese humilde y que yo trabajase para ayudar con mis gastos. No todos eran de la misma opinión y agradecía que por lo menos mi cita fuese de los buenos.
Estaba en su último año de medicina y pronto empezaría su residencia, con suerte, en un hospital de la ciudad, de modo que todavía se mantendría cerca de su familia.
Eso era algo que también me gustaba de él.
Mi familia era muy importante para mi. No podía verles mucho, porque no podía permitirme el viaje y me negaba a que ellos gastasen tanto dinero para venir a verme. Hablábamos todos los días y siempre me aseguraba de que supieran cuanto les quería.
Trabajar para el mejor amigo de mi padre también fue una suerte. No dudó ni un momento a la hora de contratarme y se lo agradecía, porque no tenía ningún tipo de experiencia. Aun así me las apañaba bien.
Solo había un problema. Austin.
Presioné con fuerza la servilleta en mi regazo como si se tratase de su cuello. Podría retorcerlo hasta que se quedase sin aire y no pudiese volver a faltarme al respeto.
No me avergonzaba de donde venía o lo poco que tuviese mi familia. Me había ganado mi sitio allí con mis notas y trabajaba sin quejarme ni una sola vez. ¿Por qué me trataba de ese modo entonces?
-¿Te apetece que compartamos un postre?
Volví mi atención a Kevin, que miraba hacia mi con una sonrisa y asentí.
No dejaría que ese idiota amargase mi cita. Mi periodo ya se había encargado de que no hubiese final feliz.
De nuevo sentí una mirada sobre mi, y esta vez si sabía de quien se trataba.
-Podemos compartirlo, pero después necesito regresar a mi habitación. Todavía me queda un buen rato de estudio.
-Por supuesto.
Levantó la mano para llamar al camarero y pidió una tarta de queso para compartir.
Media hora más tarde, Kevin detuvo el coche frente al edificio donde se encontraban los dormitorios.
-Muchas gracias por la cena. Lo he pasado de maravilla.
-Yo también y espero que podamos repetirlo pronto.
Compartimos un breve abrazo, incluso cuando yo sabía que él quería besarme.
No escuché que pusiera el coche en marcha hasta que se aseguró de que estaba dentro y eso me trajo el recuerdo de otra persona, otro coche y otra noche.
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Austin
Solo Dios sabía que demonios estaba haciendo yo allí.
Si alguien me encontraba, iba a meterme en un buen lío.
La puerta se abrió y poco después la luz. Fui consciente del momento en el que ella me vio y como abrió la boca para gritar. Podría haberla detenido cubriendo sus labios con una mano. Usé la boca en su lugar.
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Historias cortas
Short StoryAquí podéis encontrar los relatos que vaya escribiendo de a poco. No sé cuantos serán en total, pero espero que disfrutéis de ellos igual que con mis otras historias. Registrado en Safe Creative Portada @SoniaLopezSouto