La apuesta 1/12

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Salió corriendo después de escuchar sus crueles palabras.
Dejando atrás las miradas y risas de sus compañeros, se abrió paso hasta su pequeño coche y con manos temblorosas, abrió la puerta dispuesta a desaparecer de allí cuanto antes.

La carretera estaba despejada, por lo que mantuvo su pie en el acelerador mientras la música acallaba sus sollozos.
No podía creer que hubiese sido tan estúpida.
Había creído cada una de sus palabras.

Limpió una lágrima con el dorso de la mano, apartando así la vista un segundo de la carretera.

El sonido de un claxon la alertó obligándola a dar un volantazo para esquivar el coche que venía directo hacia ella.

Primero fue el ruido de las ruedas frenando contra el asfalto, seguido de un fuerte golpe que elevó el coche lo suficiente para que diese un par de vueltas de campana e hizo que golpease fuertemente su cabeza contra la ventana y el techo a pesar de que el cinturón la mantuvo en el sitio.

Sus oídos pitaban y le dolía la cabeza.
Aun podía oír el ruido de las ruedas girar y luego nada.

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Respira.

Respira.

-Vamos, respira. Eso es. Hazlo de nuevo.

Sus ojos seguían sin abrirse, pero ella estaba viva.

La ambulancia estaba en camino y podrían llevarla al hospital.

La mano de la mujer presionó la suya.

-Estarás bien, tranquila. No voy a ninguna parte.

Tumbado sobre el asfalto, se quedó allí hasta que escuchó pasos corriendo hacia él y le pidieron que se alejase, aun así mantuvo la mirada en ella.

No sabía quien era pero estaba agradecido de haber pasado por allí y haber visto el accidente.
Aquella carretera no solía estar muy transitada y lo sabía porque vivía cerca.
Era un lugar tranquilo.

Vio como la examinaban y seguidamente como con la ayuda de los bomberos, abrían la puerta para poder liberarla del cinturón y trasladarla a la ambulancia.

Antes de que las puertas traseras se cerraran, él había subido a su coche listo para seguirlos hasta el hospital.
Quizá no se tratara de una promesa pero cuando ella abriese los ojos, quería estar allí, tal y como le había dicho.

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Unos meses antes

La alarma sonó por tercera vez.
Sabía que si no se levantaba en ese momento llegaría tarde a su primer día.
Después de los últimos años dejándose la piel estudiando, finalmente sería recompensada trabajando en la compañía Peterson.

Decir que estaba emocionada era quedarse corta.
No podía esperar para demostrar que merecía esa oportunidad.

Después de una ducha rápida, y un desayuno aún más rápido, regresó a su habitación y se puso el conjunto que tan minuciosamente había elegido la noche anterior.

Un poco de maquillaje, perfume y varios toques en el pelo para dejarlo presentable, estaba lista para lo que estaba por venir.

Dios... ¡No podía esperar!

Para cuando llegó a las oficinas, estaba algo más tranquila.
Esperó pacientemente a que le dieran su pase provisional hasta que el otro estuviera listo, lo que según la señora de Recursos Humanos, tardaría aproximadamente una semana.

Después de firmar su contrato, por ahora temporal hasta cumplir con el período de prueba de tres y luego seis meses que con suerte se volvería permanente, siguió a la mujer hasta el que sería su cubículo.

La sala contaba con otros diez lugares como el suyo y era lo que parecía un hervidero de movimiento.
Los teléfonos no dejaban de sonar y ella estaba ansiosa por ponerse también a trabajar.

-Aquí deberías tener todo lo que puedes necesitar. Puedes dejar tus cosas en tu escritorio mientras te presento a tu superior directo.

La siguió de nuevo hasta un despacho unas mesas a la izquierda de dónde se encontraban.

La señora Elliot llamó a la puerta que permanecía abierta y esperó a que quien había dentro le cediera el paso.

-Julian quiero presentarte a Sunny Rogers. Se incorpora hoy con nosotros.

-Bienvenida Sunny. Espero que no te importe que te llame por tu nombre pero somos bastante informales aquí. Gracias por acompañarla Grace.

Vieron como la señora Elliot, Grace, se alejaba y entonces Sunny centró toda su atención en su jefe.

-De acuerdo. Voy a mostrarte todo lo que necesitas saber. Espero que estés lista, Sunny. Vas a trabajar duro.

-Lo estoy. Me muero de ganas de ponerme a ello.

-Bien. Empecemos entonces.

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Bienvenidos a una nueva historia corta!!!!

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