El lobo 4/4

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Unos golpes leves en la puerta de mi habitación me despertaron, seguidos por la vibración de mi teléfono. No tenía ni idea de que hora debía ser, pero posiblemente era Astrid para indicar que se marchaba y que había leído el mensaje.

Al principio mi mente seguía adormilada, pero en cuanto sentí un pequeño cuerpo moviéndose contra el mío, los recuerdos de la madrugada aparecieron de golpe.

Mis ojos bebieron de ella, como su mano, cerrada en un puño, descansaba bajo su mejilla. Sus pestañas, largas y oscuras, me atrajeron.

Ella era absolutamente hermosa. No podía apartar mis ojos de ella.

Un breve suspiro escapó de sus labios atrapando mi atención hacia ellos.

Dios... realmente quería besarla.

No pude evitar preguntarme si ella me rechazaría. Posiblemente lo haría. Y me acusaría de aprovecharme de la situación.

Despacio, tratando de no despertarla, estiré mi brazo para coger el teléfono que estaba en la mesita de noche y lo desbloqueé.

Como ya imaginaba, mi hermana confirmaba que había leído el mensaje y que esperaba que todo estuviese bien.

Terminó el mensaje con : Ella no está en la habitación de invitados ni en el baño, y hay un gato que se ha apoderado de su cama. Espero que te comportes con esta chica o voy a patearte las pelotas de aquí hasta Marte. Hablaremos cuando regrese. Hay algo que tengo que decirte.

Esas nunca eran buenas palabras, sin embargo tendría que esperar.

Como todavía era temprano, dejé el teléfono y volví a cerrar los ojos. Con suerte cuando volviese a abrirlos, Mallory estaría despierta.

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Mallory

Las pesadillas no llegaron.

Ni siquiera podía recordar cuando fue la última vez que logré dormir sin que una de ellas me asaltara. Bueno, eso no era del todo cierto. Sabía cuando no las tenía. Cada vez que me colocaba.

Había estado consumiendo desde hacia tres años.

Lograba dejarlo a temporadas, pero siempre acababa volviendo, anhelando que el horror que me perseguía desapareciera. Y tampoco había sido mi primera vez en un hospital.

Había entrado y salido de ellos más veces de las que podía contar.

Yo no era para nada la chica inocente que el resto del mundo veía. Que Logan veía.

Volví mis ojos hacia él. Parecía tan pacífico mientras dormía. No podía quedarme a su lado. Eso solo complicaría las cosas, sin embargo...

Mi primera noche sin pesadillas en la que no había consumido nada.

El calor de su cuerpo, su olor, y sus caricias habían adormecido mi mente y mi cuerpo.

Sin poder contenerme, alcé la mano y acaricié su mejilla.

Mis ojos observaron su rostro, memorizando cada ángulo y sombra, deseando que su recuerdo permaneciese para siempre conmigo y me permití recordar la noche que me salvó.

No era mi primera vez allí. Había visto a Logan otras veces y me había permitido fantasear con él algunas otras. Y siempre era a mi a quien se llevaba a casa al final de cada noche.

Me mantuve lejos de su trabajo, intentando que esa pequeña obsesión que desarrollé por él desapareciera, pero entonces me mudé y después de un tiempo mi compañera de piso tuvo su propia noche con él, en nuestro apartamento, en la habitación junto a la mía.

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