Cita a ciegas 6/8

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De todo lo que esperaba que él dijese, esas dos simples palabras, la hicieron sollozar aun con más ganas.

Nunca hubiese imaginado que alguien, y mucho menos él, creyese que era hermosa.

-Por favor no llores. No pensé que decirte esto podría ponerte triste.

-No estoy triste.

-¿Entonces por qué lloras?

-Tus palabras.

-Solo dije la verdad. Me pareces una mujer hermosa y estoy tan feliz de que me hayas permitido verte al fin.
Raven tomó una profunda respiración y dejó escapar un suspiro.

-Necesito que sepas algo más de mi. Si después de que te lo cuente, todavía quieres correr a por esa ducha, haré lo mismo y nos encontraremos en persona.

Simon aceptó.
Cualquier cosa que ella le dijese, no cambiaría las ganas que tenía de verla y posiblemente de abrazarla y besarla.
Lo único que le preocupaba era no poder controlarse a si mismo.

Se mantuvo en silencio mientras ella le contaba como perdió a su hermana en un accidente en el que viajaba también con su madre.

Ese accidente fue el causante no solo de su cicatriz, sino también de su aislamento.

Cuando acabó, sus ojos estaban llorosos, pero parecía que se había quitado un enorme peso de los hombros.

Cuando se atrevió a mirar hacia la pantalla, el rostro de Simon seguía allí. Esperando por ella.

Sus ojos reflejaban la misma calidez que sus palabras.

-¿Todavía...?

-Voy a ir a por ti en una hora, Raven. Y juro por Dios que voy a besarte.

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Las manos de Raven temblaban mientras guardaba las cosas en su bolso.

Simon estaba a punto de llegar. Le había mandado un mensaje avisándola de que estaba cerca.

Su madre había pasado a verla para decirle que iba a salir a cenar con el doctor Johnson. Quizá era hora de que ambas finalmente dejasen el pasado atrás, dejasen descansar a Lena.

Con una última mirada al espejo, decidió que no podía aplazarlo más y se dirigió al paso inferior para esperar a Simon.

El timbre sonó cuando ella estaba cogiendo su chaqueta del perchero.

Había intentado no pensar en las últimas palabras de Simon durante la videollamada.

Hacía mucho tiempo que nadie la había besado, y sinceramente, tampoco lo recordaba como algo inolvidable. Sin embargo, algo le decía que con él sería completamente distinto.

Si solo verle o pensar en él podía ponerla en un estado de nerviosismo que apenas podía controlar, ni siquiera quería detenerse a imaginar que sucedería si él cumplía lo dicho y la besaba.

El timbre sonó de nuevo, haciéndola reaccionar y con una última respiración profunda, dejó de pensar y abrió la puerta.

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Simon no había estado mucho más tranquilo que ella.

Durante la ducha y el viaje hasta la casa de Raven, había tenido tiempo para pensar detenidamente en todo lo que ella le había contado durante su llamada.

No podía evitar pensar en que quizá nunca la habría conocido de no ser por ese accidente.

Quizá ella nunca habría terminado en una aplicación para conocer gente de no ser por la cicatriz.

Pensar en esa posibilidad, solo empeoró sus nervios.

Había tratado de parecer seguro cuando hablaba con ella a través de la pantalla, pero cuando bajó del coche y llamó al timbre, sinceramente no sabía si los nervios le iban a traicionar.

Todo eso pasó, sin embargo, cuando la puerta se abrió y ella estaba finalmente frente a él, donde podía tocarla, olerla, sentir su piel en los dedos. Dio un paso adelante e hizo exactamente lo que le dijo que haría. La besó.



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