El incidente 4/6

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Era una locura.
Ni siquiera sabía porque había accedido.
Si bien Dave había cumplido su promesa acerca de esperar, y aunque a regañadientes, todas las noches se iba a dormir a su casa, se habían visto todos los días en esa última semana.
Y cada uno de esos días, Dave la deleitaba con deliciosos besos que solo hacían que anhelase mucho más.

Sin embargo, algo que la tenía preocupada, era que nunca iban a ningún lado.
Todas esas horas juntos, las pasaban dentro de la habitación del motel, salvo esa noche.
Y en ese momento se encontraba petrificada frente a la casa de los padres de Dave.
Había ido con él sin saber realmente a donde la llevaría.
Estaba feliz de que dejasen esas cuatro paredes.

-Te prometo que no van a morderte, cariño.
-No es eso lo que me preocupa.
Dave, era consciente de que debía ir con cuidado, pues temía que si daba un paso en falso, todo lo conseguido hasta el momento, habría sido para nada.
-¿Entonces que es?
-Es la primera vez que me llevas a algún lado. No pensé que sería aquí. ¿No es precipitado?

Mierda.
Sabía que la había jodido, pero obviamente sus padres, su madre particularmente, había notado un cambio en él. Y que saliese todos los días y volviese de madrugada, no le pasó desapercibido.
Y otra cosa, si no había querido ir con ella a ningún otro lugar, era principalmente porque en un pueblo como el suyo, las noticias corrían como la pólvora y aunque estaba seguro de sus sentimientos hacia Kelly, partirle el corazón a Ramírez no estaba dentro de sus planes. Necesitaba hablar con él antes de que llegase a sus oídos por terceros o que, desgraciadamente, se lo encontrasen.
Solo debía encontrar el momento preciso, pero entre el trabajo y pasar el mayor tiempo posible con Kelly, no lo había encontrado.

-Si no te sientes cómoda, podemos irnos. Siento no haberte preguntado. Pensé que sería bueno que te conociesen.
Antes de que pudiese responder, su madre abrió la puerta.

-Por fin habéis llegado. ¡Que alegría, hijo!

Dave miró momentáneamente a Kelly y su reacción ante la efusividad de su madre. Parecía un poco confusa pero a la vez, conmovida.

-Hola, mamá. Ya estamos aquí. Escucha...

-Oh, cielo, como me alegra que Dave te haya traído para que podamos conocerte. ¿Sabes? Mi marido me contó sobre lo ocurrido en tu casa. Lamento mucho lo que pasó. Conocí a tu abuela hace algunos años y sé cuanto te amaba.

Espera... ¿Qué?

-¿Conoció a mi abuela?

Por lo menos Kelly parecía tan sorprendida como lo estaba él.

-¡Por supuesto! Lamentablemente nos encontrábamos fuera cuando falleció. Aun así, procuro llevarle flores cada pocas semanas. He visto que su lugar está bien cuidado. Ella estaría feliz.

Las lágrimas acudieron inevitablemente a sus ojos, y sabiendo de antemano lo que su madre haría, esperó a ver la reacción de Kelly.

Cuando los brazos de la mujer la rodearon, esta se tensó brevemente hasta que un fuerte sollozo escapó de su garganta, y se aferró a ella dejando que el dolor y la pena saliesen a raudales de su cuerpo.

-Puedes llorar todo lo que quieras, pequeña. Voy a sostenerte hasta que te sientas mejor.

Si ya amaba a su madre, verla arropar y consolar a Kelly hizo que su amor por ella creciese hasta que sintió como su pecho se expandía para tomar aire.

Kelly había estado sola tanto tiempo, que él lamentaba que sus caminos no se hubiesen cruzando antes.

Después de lo que parecieron unos buenos largos minutos, Kelly se calmó lo suficiente para disculparse por desmoronarse frente a una desconocida.

-No te disculpes más, bonita. Ahora vamos a entrar, te lavaras la cara y te presentaré a mi marido. Después podemos tomar algo rico que ya tengo hambre.

Con una sonrisa enorme y las mejillas sonrosadas, Kelly siguió a la madre de Dave al interior bajo la atenta y penetrante mirada de este.

Una hora más tarde, Kelly no solo había conquistado completamente a Dave y a Rose, su madre, sino también a Murray Chase, el padre de Dave.

-Es una gran chica la que tienes ahí, hijo.
Mientras su madre presumía ante Kelly de su maravillosa colección de rosas en el jardín, su padre se unió a él frente a la ventana que daba al exterior y juntos observaron a las dos mujeres de su vida.
-Lo sé, y no puedo creer aun que haya tardado tanto tiempo en conocerla. En un lugar como este, ¿como no la vi antes?
-Quizá mirabas pero no veías.
Dave sonrió ante esas palabras.
Su padre las usaba a menudo, pero cada vez que lo hacía, tenía razón.
Había estado tan centrado en convertirse en bombero, que realmente no se centraba en nada más, y después de escuchar a Kelly hablar con sus padres, confirmó también que no era de las que solía salir.
La vida de su chica se había centrado en los estudios, el trabajo y su abuela.

-Ramirez está interesado en ella.
-¿Cristian? -preguntó refiriéndose a su compañero.
-No. César. Creo que va a dar el paso y no sé como decirle que se haga a un lado. Cuando me preguntó hace unos días si estaba interesado en Kelly, le mentí, y si se lo digo ahora...
Murray Chase pasó una de sus enormes manos por su nuca y negó con la cabeza.
-Tu madre es mucho mejor aconsejando que yo, hijo, pero creo que lo mejor es ir de frente y ser sincero con él. Es posible que las cosas estén tensas algún tiempo, pero no puedes seguir escondiendo tu relación con Kelly. Creo que ella se ha estado escondiendo a si misma demasiado y es hora de que finalmente extienda las alas y empiece a vivir de verdad.
-Es verdad.

Murray abrió las puertas francesas para salir al jardín y reunirse con ambas mujeres cuando Dave recordó algo que había querido preguntarle durante todo el tiempo que llevaban allí.

-¿Tu conociste a la abuela de Kelly también?
La sonrisa de su padre se extendió por todo su rostro.
-Lo hice. Fue una gran mujer y estoy seguro de que Kelly ha heredado todo de ella.
-Me parece que hay algo que no me cuentas.
-Bueno, quizá porque temo que no me creerías.
-Prueba.
-Bueno, Cherise no solo era una buena samaritana, sino también una curandera. No todos aquí lo saben, y los que lo hacen no suelen divulgarlo.
-¿Estás bromeando? Tu no crees en estas cosas.
-Tal vez no en todas, pero si creí en Cherise cuando ella vivía.
-¿Por que?
-Porque te tuvimos gracias a ella, Dave. Tu madre no podía tener hijos debido a una enfermedad que padeció de niña. Acudimos a Cherise desesperados, y un año después naciste tú. Puedes elegir creer lo que te digo, o pensar que realmente siempre existió un pequeño porcentaje de posibilidades de que tu madre quedase embarazada, pero nosotros elegimos creer en ella.
-¿Entonces Kelly...?
Ambos miraron hacia la chica quien reía felizmente mientras unas mariposas revoloteaban a su alrededor.
-Solo el tiempo lo dirá. La pregunta es, si vas a quedarte a su lado para descubrirlo.
Su padre salió al jardín dejándole atrás mientras pensaba en sus palabras.
Otro vistazo a Kelly y tuvo la respuesta.

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