Cita a ciegas 8/8

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Con el paso de las horas, conocer profundamente a Raven le dio a Simon una nueva perspectiva de ella.

Contra más hablaba, más empezaba a ver en ella a la chica que debía haber sido antes del accidente y eso solo hizo que se enamorase más de ella.

Esa noche también descubrieron que ellos debían reunirse para que la empresa de ella financiase el proyecto de él.

—Así que supongo que de no haber quedado hoy, nos habríamos terminado viendo de algún modo. Mi madre se ha negado a dejar que siga escondiéndome.

—Supongo que estaba escrito en algún sitio que acabaríamos así. Juntos. De todos modos agradezco que nuestro primer encuentro no haya sido en una fría oficina. No creo que se hubiese visto bien que yo soltase todas esas palabras que dije antes delante de tu junta directiva.

—Habría sido extraño, aunque divertido. Apuesto a que mi madre se caería de la silla.

La risa más hermosa salió de sus labios haciendo que su corazón se saltase un latido.

Estrechándola más contra su cuerpo, caminaron abrazados hasta el coche de Simon.

Pese a que era una noche tranquila, había empezado a refrescar, y lo último que quería era que ella enfermase.

—¿No será un problema? ¿Que nos reunamos?—preguntó él mientras esperaba a que ella se abrochase el cinturón de seguridad.

Con un ligero encogimiento de hombros, ella negó con la cabeza.

—Solo será un problema si permitimos que lo sea. Por lo que he podido ver y oír de ti, tu idea es asombrosa, y realmente sería beneficioso para ambos que trabajemos juntos en sacarlo adelante. Si puedo ayudar en lo que sea, me gustaría poder hacerlo.

Sin poder contenerse, como llevaba ocurriendo desde que la recogió horas antes en su casa, se acercó a ella y la besó, sorprendiendose por como ella respondía.

Obligándose a si mismo a separarse de ella, puso el coche en marcha y condujo por la carretera principal.

—¿Hay algún lugar al que quieras ir?

De reojo, observó como ella se removía en el asiento y le dirigía tímidas miradas cuando creía que él no se daba cuenta.

—¿Podemos... Podemos ir a tu casa?

Apretó con fuerza el volante y se contuvo para no pisar a fondo el acelerador.

—¿Estás segura, cielo?

—Lo estoy.

Simon puso el intermitente y giró a la izquierda en la siguiente calle.

A solo diez minutos de su casa, mientras permanecían detenidos en un semáforo, se volvió hacia ella.

—No quiero que te arrepientas de nada. Vamos a ir tan lento como lo necesites. Mi intención no es presionarte de ningún modo, quiero que lo sepas.

—Por eso mismo tomé esta decisión. Nunca esperé encontrar el amor cuando creé mi perfil en esta aplicación, y sin embargo aquí estamos. No quiero volver a esconderme. Quiero ser la Raven que era antes y eso implica experimentar y vivir aventuras. Eso quiero hacer contigo. Vivir esta aventura y disfrutar al máximo de ella.

Compartiendo una sonrisa, recorrieron el resto del camino hasta que se encontraron en el interior de su piso.

No tuvo tiempo de pensar. Ni de tener dudas.

Raven tomó el control, y él se dejó hacer.



FIN

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