Los niños están encantados con la idea de un fin de semana fuera, sobretodo si es en la playa.
Nuestra situación no es precisamente mala, nos apañamos con lo que tenemos y supongo que ayuda un poco que toda mi ropa sea de segunda mano, porque el dinero que recibo de Stuart es para los niños y el alquiler.
También separo una buena cantidad mensualmente en una cuenta que no quiero tocar y que ayudará a los niños a ir a la Universidad en un futuro.Tres mañanas a la semana, trabajo como telefonista en una empresa de trabajo temporal y con ese sueldo compro comida y ropa para mi.
—Ya estamos listos, mamá.
Miro a mis dos monstruitos y sonrío.
Las cosas han sido difíciles en ocasiones, sobretodo cuando han enfermado, pero me alegra poder decir que hemos salido adelante.
—Entonces lavaos los dientes y coged vuestros abrigos.
Termino de acomodar todo, asegurándome de no olvidar nada y compruebo que estén haciendo lo que les pedí.
Están demasiado silenciosos para mi tranquilidad, y no está de más asegurarme de que todo está bien.Joshua y Drake son parecidos físicamente pero bien podrían ser como Zipi y Zape.
El timbre suena y los oigo gritar de felicidad.
Debo admitir que yo también estoy emocionada pero los nervios por volver a verle no me dejan disfrutar de ello.
No he visto a Clark desde que hizo la invitación y me besó y una parte de mi piensa que quizá se ha arrepentido.El timbre suena y automáticamente mi cuerpo se vuelve de gelatina.
Escucho a los niños gritar emocionados, pero yo apenas consigo dar un paso tras otro para llegar a la puerta.
Cuando finalmente la abro, no es exactamente quien yo esperaba.
—¿Es usted Sue Maddison?
—Si.
—Traigo una entrega para usted. Firme aquí, por favor.
Hago lo que me pide y seguidamente me entrega una caja perfectamente envuelta.
Una vez he cerrado la puerta, dejo la caja sobre la mesa de la cocina y la abro con cuidado.
El aire escapa de mis pulmones cuando veo lo que hay dentro, acompañado de una nota a mano."LLEGARÉ CON UN POCO DE RETRASO, PERO ESPERO QUE ESTO AYUDE A CALMAR A LAS FIERAS. CLARK. "
Antes de poder decir nada a mis hijos, estos llegan a mi lado y cotillean el interior de la caja antes de ponerse todavía más emocionados.
—¿Es para nosotros, mamá? —Drake es el más tranquilo de los dos, sin embargo puedo ver en sus ojos lo mucho que desea coger lo que Clark les ha mandado y jugar con ello.
—Si. Clark llegará un poco más tarde pero si prometéis que no armaréis mucho escándalo, os daré su regalo. ¿Trato?
Ambos asienten y dibujan una cruz sobre su corazón a modo de promesa.Las siguientes dos horas las he pasado comiéndome las uñas, no solo porque los niños están cumpliendo su promesa y jugando tranquilamente con sus piezas de Lego cortesía de Clark, sino porque también había algo para mi en el fondo de la caja, con otra nota en ella.
"¿NO PENSARÍAS QUE ME HE OLVIDADO DE TI? POR FAVOR, PON ESTO DENTRO DE TU EQUIPAJE, PERO NO LO ABRAS HASTA QUE PODAMOS HABLAR. ESTOY DESEANDO VÉRTELO PUESTO"
Pese a la tentación, he guardado la caja dentro de mi maleta, pero mi mente es un hervidero de pensamientos.
Finalmente a las siete, la puerta suena de nuevo y esta vez si es él.
Lo primero que veo al abrir la puerta es un enorme ramo de margaritas y no podría estar más emocionada. Son mis flores favoritas, aunque no sé como lo supo o si solo fue casualidad.—Son preciosas. Muchas gracias. Por favor, pasa.
—No sabía que flores te gustaban o si te gustaban en absoluto, así que me arriesgué. Lamento mucho el retraso pero necesitaba dejar listos unos asuntos antes de poder irnos.
—No importa. Los chicos están encantados con lo que les mandaste. Muchas gracias.
Soy muy consciente de que ni siquiera le he mirado a los ojos.
Ahora que por fin está frente a mi de nuevo no sé como actuar.
¿Esperará un beso?
Mi respuesta es contestada cuando usa sus dedos índice y pulgar para levantar mi cabeza.
Su sonrisa me tranquiliza, incluso cuando esta desaparece para ponerse serio.—Te he extrañado. He estado trabajando muchas horas y llegaba tarde a casa, pero no hay un solo día en el que no haya pensado en ti. En tus ojos, tu sonrisa, tu boca— acaricia mis labios antes de acercarse lentamente a ellos— y la forma tan dulce en que sabes.
Su boca hace contacto con la mía, esta vez alargando el beso un poco más.
Sus manos van a mi pelo, quitando la goma que lo sujeta en una cola alta, soltándolo y enredando los dedos entre los mechones y tirando de él hacia atrás.
—Déjame entrar.
Obedezco. Mi capacidad de pensar ha salido por la ventana, así que le dejo profundizar en mi boca.
Solo cuando las voces de mis hijos llegan a mis oídos, reacciono.
—Los chicos...
El beso se detiene pero no se aparta.
Sus manos siguen en el mismo lugar y apoyando su frente contra la mía, se disculpa con la voz enronquecida.
—Joder, lo siento.
—No te disculpes, por favor. Jamás me habían besado de esta manera.
—Entonces quien sea que fuese no tiene ni idea, porque mereces ser besada de esta manera todos los días, a todas horas, como si no existiera un mañana.
—Me gusta pensar que tienes razón.
—Lo hago, y voy a demostrarte exactamente lo serio que soy sobre ese tema, pero ahora mismo tenemos un largo viaje por delante. ¿Tenéis todo listo?
—Si. Llamaré a los chicos. Enseguida vuelvo.
Reacia a separarme de él, me obligo a dar un paso atrás e ir a por mis hijos.Una vez estamos todos en el coche de Clark, con los niños acomodados en sus sillitas, el coche arranca y empieza nuestro viaje.
Clark ha pensado en todo por lo visto, porque el coche tiene pantallas traseras en nuestros asientos para que los niños disfruten de una pelicula durante el viaje, lo que les mantiene tranquilos.
—Temía que se aburriesen rápido ya que el viaje dura un par de horas. Me alegra que funcione.
—Si, gracias. Debería conseguir un coche así. Ayudaría muchísimo en los viajes a la escuela.
—Siempre puedo prestarte este. Realmente es grande para mi solo.
—No puedo aceptarlo, Clark. Es demasiado.
Su mano derecha suelta el volante a apresa una de las mias.
—Fui sincero al decir que quiero intentar una relación contigo. No me importa prescindir del coche si eso te hace la vida más fácil. Lo mismo que tampoco me importa que me llames cada vez que me necesites, aunque prefiero que lo hagas porque me extrañas.
—Clark, yo...
Su mano aprieta la mía y detengo lo que iba a decir.
—Vamos a ir al ritmo en el que te sientas cómoda. Solo quiero que entiendas que voy muy enserio con esto.
—Vale.
—Bien, ahora dime, ¿como les va en la escuela?
Más cómoda con este tema, me encuentro relajándome antes de responder.
—Son un par de diablillos inteligentes. Su profesora me ha dicho que leen de maravilla y se están adaptando a la hora de escribir con letra ligada.
—Eso es genial. Me alegro mucho que les esté yendo bien.
—Si. Solo me gustaría que... No importa.
—Puedes contarme, Sue.
—Hay una profesora que parece que la tiene tomada con nosotros, especialmente conmigo.
Un poco menos tensa, le cuento acerca de lo ocurrido el día de la excursión.
—Sé que debí mirar en sus mochilas, pero solo lo olvidé.
—Escucha, cariño, todos somos algo despistados a veces y no tiene importancia porque finalmente lo solucionaste y los niños pudieron ir con sus compañeros.
Parece tranquilo cuando habla, pero sus manos están apretando el volante con fuerza, y no puedo evitar preguntarme si tiene que ver con lo que acabo de contarle.
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Historias cortas
Short StoryAquí podéis encontrar los relatos que vaya escribiendo de a poco. No sé cuantos serán en total, pero espero que disfrutéis de ellos igual que con mis otras historias. Registrado en Safe Creative Portada @SoniaLopezSouto